Granollers se reivindica
Tomás de Cos
Pese a estar ya metidos de lleno en noviembre, el tenis no para. Apenas concluidos los torneos de Valencia y Basilea, ya estamos metidos en el París-Bercy, último Masters 1000 de la temporada y en el que Nadal y Djokovic son baja. El primero para preparar el torneo de maestros de Londres y el segundo tras volverse a dañar la espalda frente Nishikori.
El japonés encajó una nueva derrota ante un grande. Como le ocurriera frente a Murray en Shanghai, Federer tampoco lo dio oportunidad alguna (6-1, 6-3) que veía en su enésima final en casa una ocasión perfecta para maquillar en parte su mala temporada. El suizo dice ahora verse con nivel de juego y fuerzas para afrontar con ciertas garantías el ATP Finals. Pero eso son palabras mayores. Veremos.
Especial ilusión me ha hecho el triunfo de Granollers en Valencia, que superó al Pico Mónaco por 6-2, 4-6, 7-6(3). Me gusta porque Marcel es un tenista distinto, especial, muy alejado del estándar reconocible del jugador español. Es potente, agresivo y practica el saque red con eficacia y sin complejos, pese a que se maneja bastante bien en el fondo de pista. Sin duda alguna, se ha ganado estar en la final de la Copa Davis y para mí sería titular indiscutible en el doble. Sobre todo, tras la cantada de Córdoba. Si lograra ser más regular…
Y no quiero dejar de reseñar en este post el triunfo de Kvitova sobre Azarenka en la final del WTA Championships, y el de su país, la República Checa, en la FED CUP. Un cierre inmejorable a una temporada de ensueño, en la que se ha anotado seis títulos WTA (Wimbledon incluido) y acaba la temporada como número dos mundial (comenzó en el puesto 34), convirtiéndose además en la primera jugadora nacida en los años noventa que gana un torneo grand slam. A Wozniacki se le agota el crédito.