Tras repasar la historia del kicker chipriota la semana pasada, adelantamos la máquina del tiempo hasta la década de los noventa. Dejamos a un lado los Dolphins para descubrir la vida de un Packer. Aumentamos el barómetro de la excentricidad y nos olvidamos de posibles inducciones al Hall of Fame. Cambiamos la isla de Chipre por la selva de Costa Rica. Canjeamos un importante legado por un jugador que no cumplió con su potencial. Los entrenadores ya no tienen que preocuparse por las barreras culturales, sino por una mente que deja al football en segundo plano y pone al surf y la impulsividad por delante. Hablamos de Travis Jervey, un alma libre de la NFL.
Jervey nació el 5 de mayo de 1972 en Columbia, Carolina del Sur. Dicen que de pequeño jamás encendió una pantalla y que durante unas navidades llegó a rechazar la consola Atari que le había dejado Papá Noel debajo del árbol. Siempre que podía estar fuera, lo estaba. Yéndose de caza con su padre, lanzando un balón de football, jugando a Lacrosse, desplazándose hasta Myrtle Beach (a tres horas en coche) para hacer surf, haciendo camping... No fue hasta sus años de instituto que descubrió sus dotes para el football. Durante las pruebas de acceso al equipo, dejó boquiabierto a sus entrenadores, que dijeron que jamás habían visto a un chico blanco correr tan rápido. Sus exhibiciones en Wando High School le recompensaron con una beca deportiva para jugar en la universidad militar de The Citadel. En 1995, fue elegido en el Draft por los Packers en la quinta ronda con la idea de ser el runningback suplente del equipo. Sin embargo, Jervey, de 1,82 metros y 101 kilos, no entraría en el ‘depth chart’ como corredor pero sí como parte del ‘special teams’.
Poco tardarían los Packers y su entrenador Mike Holmgren en darse cuenta de que habían fichado a un jugador atípico. Corría como un diablo y tenía una buena ética de trabajo, aunque el cuerpo técnico se preocupaba por su vida cotidiana a menudo. Su año rookie sobre los terrenos fue excelente y, a partir del quinto o sexto partido, los rivales ya le empezaban a hacer doble y hasta triple cobertura en los retornos. Y es que los entrenadores de special teams de los rivales veían cintas de los Packers y se daban cuenta de que este guerrero rubio era casi siempre el primero en hacerle el placaje al retornador. Incluso actuó él como retornador en ocho ocasiones en su año de novato en la NFL.