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Se acerca la hora del cambio

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Tomás de Cos

Hace tiempo que los principales actores del tenis mundial han levantado la voz contra un calendario que consideran excesivo y contra algunas imposiciones de los torneos que les hacen sentirse maltratados. En el pasado US Open, que registró un récord de abandonos por lesión, fue Nadal quien lideró la revuelta, pero no fue el único. Le secundaron Murray, Roddick, Ferrer… Una protesta que ya hace años han mantenido el balear y su amigo Federer de forma latente, pero que nunca ha acabado con el imprescindible puñetazo en la mesa.

Sin embargo, los jugadores nunca han tomado cartas en el asunto. Su desunión y el propio calendario dificultan el acuerdo, lo que beneficia a los numerosos intereses económicos que forman parte del negocio. Pero algunas declaraciones parecen dar a entender que la cosa ahora puede ir más en serio. En un momento en el que el término ‘lockout’ parece haberse puesto de moda gracias a la NBA y la NFL, la posibilidad de una huelga de tenistas ha vuelto a resurgir.

Este 2011 el calendario arrancó la primera semana de enero en Australia (Brisbane), India (Chennai) y Qatar (Doha) y finalizará con la final de la Copa Davis, que se disputará del 2 al 4 de diciembre en un lugar de la geografía española aún por definir. Un calendario inhumano, sobre todo tratándose de un deporte eminentemente individual, en el que sus protagonistas están obligados a participar en cuatro torneos ATP 500, ocho Masters 1000 y el ATP World Tour Finals en el caso de los ocho mejores del año. Torneos a los que hay que sumar los cuatro torneos que componen el Grand Slam y que son los que verdaderamente reparten la gloria en el mundo de la raqueta.

Pero además de saturado, el calendario es ilógico. Debería finalizar poco después del US Open, por más que así las semifinales y la final de la Copa Davis, y el torneo de maestros quedaran fuera de la temporada. Hay demasiados torneos menores: 11 ATP 500 y 41 ATP 250, que a menudo son programados por los jugadores para facilitar la adaptación a los viajes (jet-lag) y los distintos cambios de la superficie (cemento, tierra batida, hierba, moqueta, torneos en pista cubierta…), nada equilibradas por otra parte. La temporada de hierba se compone de seis torneos (ninguno de ellos de la categoría 500), de los que cuatro coinciden en fechas por pares: Halle con Queens y Hertogenbosch con Eastbourne respectivamente. Estimando Wimbledon como la catedral del tenis, la situación es como mínimo ridícula. Y como remate del tomate, el calendario no está en absoluto ordenado en función de los saltos continentales, lo que convierte a los tenistas en dignos herederos de Willy Fog.

Pero quizás haya sido la colosal rivalidad entre Federer y Nadal, junto al actual liderazgo del cuarteto que estos integran junto a Djokovic y Murray, el principal responsable de que la situación sea cada vez más insostenible. Hasta la irrupción del Djokovic estratosférico, el suizo y el español se repartieron 21 de los 23 grandes disputados desde Roland Garros 2005, poniendo a prueba durante años su resistencia física y mental. Algo que ha comprobado en sus propias carnes el serbio este 2011, en el que ha sumado 10 títulos, una final (Cincinnati) y una semifinal (Roland Garros) en los doce torneos en los que ha tomado parte hasta que su cuerpo ha dicho basta.

Además, el juego de saque y volea está prácticamente extinguido y el nivel atlético del tenis es cada vez más duro. Los jugadores son ahora mucho más rápidos, más resistentes y golpean más duro a la pelota, lo que ha permitido la adopción de medidas de arbitraje electrónico como el ‘ojo de halcón’. La soga está tan tensa que empieza a deshilacharse. Y pone en peligro precisamente a los mejores.

El maratón de los cuatro colosos

En este 2011 Rafa Nadal empezó a competir el 3 de enero en el ATP 250 de Qatar y, salvo lesión, disputará la final de la Copa Davis. Ha disputado hasta la fecha 86 partidos en 14 torneos, más dos apariciones en la Copa Davis, 73 de ellos individuales (62-11) y 13 de dobles (9-4). Todo ello a falta de nueve semanas de competición y tras haber parado casi un mes entre Wimbledon y el Masters 1000 de Canadá y de haber estado ausente en la segunda eliminatoria de la Copa Davis frente a Estados Unidos en Austin (Texas). ¡Y todavía hay quien no entiende sus renuncias! Ha participado en dos campeonatos más que Djokovic y uno más que Federer y Murray.

El actual número uno de la ATP, que vive su mejor año, ha protagonizado 69 duelos individuales (66-3) y 8 de dobles (3-5) en 12 torneos, más dos participaciones en la Copa Davis, lo que hace un total de 77 partidos (69-8). Una paliza que ha acabado por pasarle factura. Una lesión en el músculo intercostal le tendrá al menos cuatro semanas de baja y corre el riesgo de perderse el Masters 1000 de Shanghai, en el que defiende las semifinales firmadas la temporada anterior.

Federer, el tercero en discordia y que vive su peor año de la década (sólo ha ganado en Doha), ha jugado 61 duelos individuales (49-12) y siete de dobles (5-2), totalizando 68 partidos (54-14), distribuidos en trece torneos y dos presencias en el equipo de su amigo y entrenador Severin Luthi. El de Basilea se ha caracterizado por medir muy bien sus temporadas para evitar la sobrecarga de partidos y las lesiones que ésta lleva siempre aparejadas.

Andy Murray sólo tiene dos encuentros menos en sus piernas que el suizo: 66 (49-17) en otros 13 torneos y dos incursiones en la máxima competición por equipos: 53 individuales (42-11) y 13 de dobles (7-6). Una cifra bastante baja que responde en gran medida a la crisis de juego en la que sucumbió tras malgastar en Australia su tercera final de un Grand Slam. La gran esperanza del tenis británico cayó en su primer partido en tres Masters 1000 (Indian Wells, Miami y Canadá) y en el ATP 500 de Rotterdam.

El número de kilómetros en las piernas del resto de componentes del top-ten ya baja de forma notable, salvo en los casos de Berdych y Tsonga, que suman en total 75 partidos cada uno (15 y 19 de dobles respectivamente), y Fish con 65. Ferrer ha batallado en 59 encuentros, Soderling en 47 y Monfils en 54. Todo ello sin tener en cuentas los disputados esta semana que hoy empieza.

Las comparaciones son odiosas

El calendario de los principales deportes no soportan la comparación con el tenis. El fútbol tiene consensuado un apretado calendario entre mediados de agosto y mediados de mayo, en el que se ventilan las ligas nacionales, las competiciones de Copa, las distintas supercopas y las competiciones continentales, parando unos dos meses y medio. Y cada dos años alternativos, las competiciones internacionales por selecciones reducen el tiempo de descanso de sus principales estrellas.

En el caso del baloncesto, la ACB y la NBA por ejemplo, se concentran entre octubre y junio. Y este año, en el que España ha repetido título en el Eurobasket, la temporada se ha iniciado a finales de agosto o principios de septiembre. La Euroliga se disputa entre el 29 de septiembre y el 13 de mayo.

La temporada ciclista arranca regularmente a mediados de enero y finaliza a mediados de octubre. Por lo que los sufridos ciclistas, tienen por tanto más días de descanso al año que los tenistas. Y además, los pesos pesados como Contador no corren la mayor parte de las pruebas menores que completan la temporada.

El balonmano reserva el mes de enero para las competiciones internacionales (este año hay Europeo del 15 al 29) con el fin de que otros deportes con más tirón no ensombrezcan su fiesta, y concentra las ligas nacionales y las competiciones continentales de clubes entre septiembre y junio.

En cuanto a los deportes de motor, el Mundial de Motociclismo y la Fórmula Uno, sus dos grandes exponentes, se desarrollan en paralelo entre los meses de marzo a noviembre, a lo que hay que sumar los tests invernales. En cualquier caso, los días de competición por semana no pasan de tres (viernes, sábado y domingo). Lo que sí tienen ambos en común con el tenis son los numerosos saltos continentales que impone su calendario.

Pero quizás sea el atletismo el ejemplo más cercano al tenis. Este año el calendario internacional arrancó con el Maratón de Xiamen (China) del 2 de enero y finaliza con la tradicional San Silvestre Vallecana de Madrid de Noche Vieja. Además, también se trata de un deporte individual, en el que los atletas combinan en su temporada citas de distintos niveles en función de sus objetivos. Sin embargo, aunque el calendario de 2011 incluía los pasados Mundiales de Atletismo de Daegu, la Diamond League -compuesta por 14 pruebas-, se concentra entre mayo y la mitad de septiembre. En cambio, el circuito de los Masters 1000 consta de 9 pruebas y el ATP Finals (antigua Copa Masters) y se extiende de marzo a noviembre. Además, salvo el maratón y alguna otra prueba de fondo, la mayor parte de sus especialidades son más explosivas pero requieren menos resistencia.

Como reclaman algunas de las principales figuras de la raqueta, el deporte tiene la obligación moral de proteger a sus protagonistas y estrellas. Es tiempo de que los jugadores propicien una gran sentada entre los principales actores (ATP, ITF, Grand Slams, torneos, etc) para encontrar soluciones satisfactorias a corto o medio plazo para civilizar el bello espectáculo que conocemos con el nombre de tenis. Y, a sabiendas de discrepar con muchos jugadores, incluido Nadal, considero que la Copa Davis debe ser intocable. O casi, con partidos al mejor de tres sets podría ganar en emoción. Porque es la competición por equipos por excelencia y que en cuatro momentos puntuales del año, atrae hacia el tenis el interés y la mirada de muchos aficionados al deporte que normalmente no le prestan atención. Ha llegado la hora del cambio.