Parrafada de presentación y 'El chipriota que pateaba touchdowns'
Lo primero, muchísimas gracias a todos por vuestros mensajes de bienvenida. Me enorgullece poder escribir y aportar cosas para tantos aficionados hispanoparlantes de la NFL. Como decía Mariano, llevaba un tiempo ya contribuyendo cosas al blog y, a través de los comentarios dejados, he podido apreciar la variedad de todos los lectores en cuanto a los equipos que animan, de donde proceden, tiempo que llevan enganchados a la NFL, etc... Zona Roja, aparte de ser toda una referencia por el trabajo y la dedicación de Mariano a lo largo de los años, es una familia de gente con una pasión en común que va creciendo cada vez más. Acepté formar oficialmente parte del blog porque creo que puedo contribuir en los aspectos que se mencionaron en el artículo de bienvenida. No vengo a engañar a nadie: si Mariano escribe con pluma, yo con un Crayola. El castellano no es mi primer idioma, pero pienso que tengo otros puntos fuertes. Sólo hay un hombre capaz de comparar con éxito la saga de la Guerra de las Galaxias con la NFL o hacernos creer que Brady recibe ayuda de Satanás. Y, por suerte, seguirá aquí como siempre.
Como bien sabéis todos los que me habéis leído, soy un forofo de los Redskins. ¡No puedo remediarlo! (Y han habido muchos años en los que he buscado una cura desesperadamente). Nací en Washington D.C., donde viví hasta los casi 22 años (salvo mis cuatro años de instituto, en Massachusetts). De esto, que sepáis que sé que la NFL tiene a otros 31 equipos y que haré todo lo posible para abrir mis horizontes, por Zona Roja estoy dispuesto a incluso dejar mis sentimientos sobre los Cowboys a un lado. Je, je. Eso sí, a la hora de escribir sobre los Redskins tendré que seguir fiel a mi estilo y a los colores burdeos y oro, pero prometo que será dentro de los espacios adecuados. Ya que estamos, otras de mis pasiones más allá del deporte son la música (sobre todo el Hip Hop y su cultura), el sushi, las series, el ping pong (y beer-pong), la Playstation (el Madden 12, por supuesto) y los vídeos y curiosidades en internet. Dicho lo cual, a partir de ahora me apropiaré del segmento de las pijaditas, algo en el que os animo a participar enviándome cualquier cosa, consulta, enlace, etc... al correo dhidalgonfl@yahoo.es. Gracias de nuevo por recibirme con los brazos abiertos y Hail to the... NFL!
Lo bueno de una liga de más de 90 años de antigüedad, con 32 equipos y 53 jugadores en cada plantilla, es que a lo largo de los años nos deja muchísimos jugadores leyenda y footballers memorables. Algunos son recordados por sus grandes logros deportivos y sus nombres acaban grabados en el Pro Football Hall of Fame de Canton, Ohio. Otros, seguirán en las mentes y almas de todos por sus numerosas excentricidades y gestos, celebraciones o jugadas fueras de lo común. Hoy en día, tenemos a nuestros Ochocincos, Plaxicos y T.O.’s, pero la historia nos ha dejado muchísimos más a lo largo de las décadas. Por ello y porque me parece importante no olvidarlos, empiezo un serial contando las historias sobre estas almas incomprendidas.
Garabed Sarkis “Garo” Yepremian nació en Larnaca, Chipre, el 2 junio de 1944 y hoy, a sus 67 años, vive en Avondale (Pensilvania). Tras una más que larga y contrastada carrera, se le recuerdan por dos cosas, una buena y otra mala: marcar el field goal de la victoria en el partido más largo de la historia de la NFL (con los Dolphins contra los Chiefs en 1971, fue a los casi ocho minutos de doble overtime) y por ser protagonista de la mayor pifia de la historia en una Super Bowl. Hoy en día y durante la historia de la NFL, los extranjeros han sido y son pocos. Y los que hay son el noventa por ciento de las veces kickers. En eso, Garo no era diferente. Pero que no os confunda. Si tuviera yo el dinero, compraría los derechos a hacer una película sobre su vida sin pensarlo, porque Garo Yepremian, entre otras cosas, es el único jugador que marcaba touchdowns de un punto…
Garo es como un Rocky o Forrest Gump del football americano. Criado en Larnaca, la tercera ciudad de la costa sureña de Chipre, tuvo comienzos muy difíciles. De padres armenios que, sin éxito, buscaron una vida mejor en la isla mediterránea, vivía en una aldea de una habitación que compartía con ellos y su hermano, Krikor. La casa no tenía tuberías ni electricidad y para calentarse durante los inviernos acumulaban y quemaban huesos de aceituna. Hartos de vivir en estas difíciles condiciones, los hermanos trabajaron duro para encontrar y pulir cualquier talento que les permitiera salir de su mala situación financiera. A Krikor se le daba bien el fútbol (el del balón redondo) y tuvo la suerte de que un empleado de la universidad de Indiana que estaba de vacaciones en Chipre le ofreciera una prueba en Estados Unidos. Krikor aceptó, siempre que fuera acompañado de su hermano Garo, y ambos consiguieron un billete de avión a Norteamérica. La familia Yepremian ya sólo tenía una meta: construir los nuevos cimientos familiares en EE UU para alcanzar el sueño americano del que habían oído hablar tanto en la televisión.
Ya en Indiana, los hermanos inmigrantes se encontraban un día en una gasolinera y fue ahí que Garo vio por primera vez imágenes de un partido de football americano: “What is thiiis?”, preguntaba con su tan denso acento. Dicen que los siete minutos que vio Garo del partido en la tele fueron suficientes para convencerle de que había encontrado la llave al éxito de los Yepremian en Estados Unidos. Krikor pensó que su hermano estaba loco, pero para callarle le prometió que irían al gimnasio universitario para patear un balón de football. Garo la pegaba con una fuerza tremenda, tanto que convenció a su hermano Krikor y ambos iniciaron una aventura por carretera visitando las sedes de todos los equipos de NFL del nordeste de Estados Unidos. Dicen que en Minnesota los hermanos fueron expulsados por el cuerpo de seguridad de los Vikings y que en Chicago se rieron de ellos. No fue hasta llegar a Detroit, donde los hermanos chipriotas bigotudos cayeron en gracia, que se le concedió una prueba a Garo. El talento del europeo de 1,73 metros convenció a los Lions y los Yepremian ya veían la luz del gran sueño americano.
En su temporada rookie, en 1966, se hizo justicia poética y Garo rompió el entonces récord de field goals en un partido, seis, ante los Vikings, los mismos que le expulsaron de sus instalaciones pocos meses antes. Pero si la vida de Yepremian tiene algún parecido a la de Rocky Balboa o Forrest Gump, también tenía elementos de una película de Charlie Chaplin. Por ejemplo, en el primer partido de la temporada, su técnico Harry Gilmer le dijo: “Hemos perdido el lanzamiento de moneda y no te tocará patear primero”. Garo, con cara de preocupación, corrió de inmediato hacia la yarda cincuenta sin su casco, se puso de rodillas y se puso a buscar la moneda como loco en el césped. El resultado, todo el estadio, incluyendo sus compañeros, retorciéndose de la risa. Como afable extranjero, Yepremian tardó poco en covertirse en la diana preferida de una liga entonces muy xenófoba. Harry Gilmer lo sabía y en aquel mismo partido, para evitar que los contarios le arrancaran la cabeza, le dijo a Garo que ni se molestara en perseguir a los contrarios tras el kick-off. Que pateara el balón y se fuera directamente al banquillo durante el retorno. El chipriota le obedeció pero se sentó… ¡en el banquillo del rival! Y otro ataque de risa en todo el estadio.
No hay que olvidar que pese a muchos deslices, Garo tuvo un impacto muy positivo en la NFL, más allá de poner de moda el look de la calvicie y así aumentar la autoestima de muchos. Tras su exitosa etapa en los Lions, Garo Yepremian dejaría la NFL en 1968 durante un año para enrolar en el ejercito estadounidense. En su regreso, los Lions ya no quisieron contar con él, algo que acabaría beneficiándole. En 1969, estuvo toda la temporada sin jugar hasta conseguir un hueco en la plantilla de los Miami Dolphins en 1970. En Florida, Garo maduró como jugador y se convirtió en una de las estrellas de los invictos Dolphins de 1972, que siguen siendo reconocidos hoy en día por muchos como el mejor equipo de la historia. Pese a su pifia en la Super Bowl de aquella temporada, jugada en la que intenta pasar el balón tras un field goal bloqueado y que vuelve a meter a los Redskins en el partido (14-7), aquellos Dolphins nunca hubieran sido igual de grandes sin él. A lo largo de su carrera, Garo Yepremian jugó en tres Super Bowls (VI, VII y VIII), convirtió 210 de 313 field goals, 444 de 464 puntos extra, lideró la liga en porcentaje de acierto en tres ocasiones y jugó en dos Pro Bowls. En 1978 se marchó de los Dolphins para terminar su carrera dignamente en los Saints (donde convirtió veinte field goals seguidos) y Buccaneers. En 1981 le dijo adiós a la NFL y ya le han nominado como candidato para entrar en el Hall of Fame. No está nada mal para un chipriota que hacía fogatas con huesos de aceituna...
dhidalgonfl@yahoo.es / twitter: @danihidalgo