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La historia de los penes de goma (y la baja de Powell)

Actualizado a

Que quede muy claro desde el principio que este post incluye dos historias independientes, que sólo tienen en común su procedencia: Daegu (Corea del Sur). La historia de los penes de goma la escribí ayer por la noche; la de Asafa Powell, este mediodía, poco después de enterarme de que el jamaicano es baja.

Vamos primero con el truculento asunto de esos penes artificiales

Nada más llegar a Daegu, análisis de sangre. Y nada más terminar de competir, de orina. Se trata de ver si consumes sustancias prohibidas. Es el mayor y más ambicioso programa de detección de irregularidades que jamás se haya puesto en práctica en el mundo del deporte. Tu sangre será analizada primero en Daegu; luego en Lausana. Y los datos archivados, por si acaso. A una atleta española la seguían de cerca en la IAAF porque sus parámetros hematológicos eran perfectos… Demasiado perfectos. Su hematocrito era tan estable que era imposible. A un atleta español, Alberto García, le hicieron pasar un control sorpresa en Lausana, precisamente, porque su hematocrito era extrañamente alto. Y fue sancionado. Había consumido EPO. Pero vamos a otra cosa.

Los análisis de orina en Daegu se harán en un lugar cuya imagen publica hoy AS: un sitio un tanto cutre, pero con dos espléndidos espejos. Es el mingitorio masculino. Los espejos tienen por función comprobar que el atleta orina ‘reglamentariamente’. Es decir, y para entendernos, que no lleva un pene falso, de plástico, conectado a una bolsa con orina de la llamada ‘limpia’, que en muchos casos suele ser la del entrenador. Orina en la que no hay sustancias prohibidas.

Pero la mirada del juez de dopaje es implacable y a veces sabe distinguir un pene plástico de uno normal, que ya tiene mérito. Y viene el desmontaje del artilugio y del engaño.

Sucedió en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 con los húngaros Adrián Annus y Robert Fazekas. El uno venció en martillo; el otro en disco. Ambos utilizaron penes de goma. Y los dos fueron sancionados con dos años. Annus terminó ahí sus andanzas; Fazekas estará en Daegu, aunque en principio no aspira a mucho. Por si acaso, habría que pedir que comprobasen que su pene es como debe ser. Y pido perdón por la truculencia.

Lo que quiero decir con todo esto es que los tramposos han convertido el deporte en algo sucio, que, además, hace gastar una millonada para controlarlos. Una millonada que podría destinarse, evidentemente, a promocionar el atletismo, en lugar de a luchar contra los delincuentes.

Pero lo mejor de todo esto es que la inmensa mayoría de los atletas son gente limpia, honrada, dispuesta a sacrificarse para arrancarle unas centésimas al crono o estirar un poco más el metro en los saltos o los lanzamientos. Gente que debe pasar por el trago de orinar bajo el escrutinio de unos jueces porque unos pocos desaprensivos lo hacen necesario.

Los 100 se quedan sin gente

Perdonadme la exageración del epígrafe, pero me reconoceréis que algo de ello hay. Por primera vez en la historia de los Campeonatos Mundiales, son baja los cuatro primeros del ránking de los 100 metros ante la gran competición del año. El primero de las listas (Asafa Powell, 9.78) se ha caído del equipo jamaicano hoy mismo, por lesión; el segundo (Tyson Gay), 9.79), hace ya meses, por lesión e intervención quirúrgica; el tercero y el cuarto (Steve Mullings, 9.80) y Mike Rodgers, 9.85), por dopaje. Entre las cuatro bajas, dos son de Jamaica y dos de Estados Unidos. Empate entre las superpotencias de la velocidad. 

Tras esta masacre, queda como líder entre los atletas que correrán en Daegu el trinitense Richard Thompson (9.85), seguido del jamaicano Michael Frater (9.88), el jamaicano Usain Bolt (9.88) y el zimbabuense residente en Estados Unidos Ngonidzashe Makusha (9.89). La que iba a ser la mejor carrera de la historia se ha venido abajo. Hay que reconocerlo.

NOTICIAS DE DAEGU

Ya se conocen las mínimas de calificación en los concursos. En saltos, son estas: 2,31 y 1,95 (altura), 5,70 y 4,60 (pértiga), 8,15 y 6,75 (longitud) y 17,10 y 14,45 (triple). Entre los españoles sólo tienen este año esos registros los saltadores de longitud Eusebio Cáceres (8,23) y Luis Felipe Méliz (8,18) y la saltadora de altura Ruth Beitia (1,95).

Y en lanzamientos, estas: 20,60 y 18,65 (peso), 65,50 y 50,62 (disco), 82,50 y 61,00 (jabalina) y 77,00 y 71,00 (martillo). Aquí las tiene los dos discóbolos (Mario Pestano y Frank Casañas) y la jabalinista Mercedes Chilla.

Son marcas muy duras y lo normal es que se pase con menos.