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Una Sub-19 lujosa y campeona, otro título más y el once ideal

La Sub-19 cerró con angustia su participación en el Europeo, pero el título -el quinto en esta categoría- fue merecidamente a parar a manos españolas. Excelente torneo en líneas generales, con muchos jugadores más jóvenes de lo que la edad permite, grandes nombres propios que repetirán reconocimientos en unos años y que son una base solida como para soñar con ellos en el futuro. El torneo será recordado por esto y por la nula presencia de potencias europeas. Sólo hubo un grande, España, e hizo lo que tenía que hacer, ganar. En todo caso, quedan futbolistas como para apuntar y que, según nuestro criterio, configuran el siguiente once ideal del Europeo:

Kapinos (Grecia, portero)

El griego hizo una primera fase fantástica, pese a que su equipo no pudo pasar a semifinales. Ante la República Checa fue el mejor y demostró ser un portero con reflejos pese a su estatura. Por si fuera poco, es del año 94, dos más que el resto. Los demás guardametas fallaron; él no.

Hala (R. Checa, lateral derecho)

Completo en todos los ámbitos, seguro a la hora de defender y ambicioso en ataque, dio mucho aire al juego checo con sus desdoblamientos en la banda derecha sobre Kaderabec. Empezó el torneo muy suelto, después comprendió que sus tareas estaban atrás. Y cumplió.

Sergi Gómez (España, central)

Aunque falló en el primer gol checo en la final al recular en exceso, su Europeo ha sido un ejemplo de categoría y peso en la defensa. Infranqueable por alto, seguro a la hora de sacar el balón, peligroso en jugadas de estrategia, ha sido el baluarte de la zaga española. Todo un líder.

Kalas (R. Checa, central)

El Chelsea pagó seis millones de euros por él al Sigma Olomuc el pasado verano y no fue en vano. El conjunto de Londres tiene ante sí un central de garantías, alto y fuerte al choque, rápido de piernas al cruce e inteligente a la hora de tapar. También peligroso por arriba.

Jelecek (R. Checa, lateral izquierdo)

Cada vez que subió la banda fue una alegría para la vista. Rápido, dinámico y escurridizo, supuso un problema para los rivales por la facilidad con la que llegó a posiciones de ataque. Además de todo esto, aportó una pierna izquierda de buena calidad y unos centros interesantes.

Rubén Pardo (España, mediocentro)

Otra de las piezas clave de Ginés Meléndez. Manejo el timón de la Selección aunque aún le falta cuerpo y físico, dio el ritmo necesario con sus cambios de ritmo y pases fluidos y en la final se sacó de la chistera un pase picado preciso para Álcácer en lo que supuso el gol de la victoria.

Deulofeu (España, interior derecho)

Más que interior, extremo. Siempre que cogió el balón encaró con determinación, la mayoría de las veces con acierto. Incluso se puso al equipo a las espaldas cuando peor estaba en la final. Erró en alguna toma de decisiones, pero hay que recordar que es del 94. Y eso se aprende.

Sarabia (España, interior izquierdo)

Fino, elegante, estético, pulcro, directo, conciso, eficaz. El capitán de la Selección se sacó de la chistera un Europeo de grandes quilates, asumiento el rol de líder del equipo que se le presuponía viendo la lista. Marcó goles y fue el enlace entre el mediocampo y el ataque.

Prikryl (R. Checa, delantero)

Un punta de mucha movilidad, tremendamente talentoso pero con buenas cifras goleadoras también. En la final estuvo algo más desaparecido, pero anteriormente dejó detalles de gran clase, como por ejemplo el gol ante Grecia en la última jornada de la primera fase. Jugadorazo.

Alcácer (España, delantero)

Pocas veces un suplente está en un once ideal, pero si, como Alcácer, consigue dos goles fundamentales en la prórroga de una final, el sitio es suyo. Paco es instinto, olfato, determinación. Ya apareció de forma milagrosa ante Bélgica en el debut y redondeó su papel en la gran final.

Morata (España, delantero)

El hombre gol del torneo, dejó patentes las buenas sensaciones que ha ido dando en los últimos años en el Madrid. Bien por arriba, en el remate, en los movimientos y en la competitividad. Incluso hubiera podido hacer más goles de haber estado más fino en algún partido. Pero seis ya son muchos.