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Nunca estuvo muerto


Al título de este artículo le falta el sujeto. ¿Quién no estuvo nunca muerto? Los amantes del cómic podemos hacer una larga lista de personajes a los que vimos morir con nuestros propios ojos en una página mejor o peor dibujada. Meses o años después alguien nos explica, en otra página, igual de bien o mal dibujada, que nuestros ojos nos engañaron. La lista de muertos es infinita: Superman, el Capitán América, Batman, Jean Grey (varias veces), Flash, Spiderman (la última vez hace pocas semanas en el universo Ultimate), Robin, Punisher (también hace muy poco tiempo), Green Lantern,… Incluso Thor, el dios del trueno, murió en Ragnarok para ser revivido casi de inmediato.

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Casi todos acaban volviendo. Los guionistas del mundo del cómic no pueden evitarlo. En cuanto alguien la palma son incapaces de evitar la tentación de devolverle a la vida. Me cuesta mucho recordar una resurrección comiquera que no me haya provocado nauseas. Es más, casi siempre he dejado de comprar una colección después de uno de esos despropósitos. Miento. Daredevil, que en mi opinión es el personaje más cuidado de la factoría Marvel en la última década, ve como cada una de las mujeres que se acercan a él terminan muriendo de forma macabra. Curiosamente, quizá la única resurrección del mundo del cómic de superhéroes (tanto de Marvel como de DC) que merece ser recordada sea el de una de las novias del ‘Hombre sin Miedo’. Me refiero a la de Elekra en el Lives Again de Frank Miller. El mítico cómic es, en realidad, una protesta del autor por el empeño de Marvel de resucitar al personaje que él había creado y matado en una etapa genial.

El empeño por resucitar llega a límites ridículos en algunos casos. Jason Todd fue asesinado por el Joker, y por los lectores de Batman, en una de las muertes más famosas de la historia, y que ya os he contado en alguna ocasión anterior. La saga “Una muerte en la familia” se publicó entre 1988 y 1989 y ¡veinte años después! Algún genio de Detective Comics tuvo la lamentable idea de resucitar a Jason Todd que, desde entonces malvive sin que a nadie le interese un pimiento su historia. Y eso que en el mundo de Batman se inventaron las ‘Fosas de Lázaro’ para no tener que comerse demasiado el coco a la hora de devolverle la vida a un muerto.

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Hay una muerte que merece ser recordada por su grandeza. Se trata de ‘La Muerte del Capitán Marvel’. A mediados de los 80’, Jim Starlin escribió y dibujo una obra de arte irrepetible. Con total seguridad, una de los diez mejores historias de la Casa de las Ideas (no confundir con el Capitán Marvel de DC). En ella se cuentan los últimos momentos de un superhombre enfermo de cáncer. No hay villanos asesinos ni peligros insalvables. El protagonista muere en la cama mientras al lector se he hace un nudo en la garganta. Hay rumores de que también están estudiando resucitarle en los próximos meses. El olor del dinero es incompatible con la poesía.

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La NFL tampoco estaba muerta. En realidad parece que hemos vivido un guión de cómic en el que todo estaba previsto y perfectamente calculado. Un juego de prestidigitadores que nos han mantenido en vilo, en un reality más, para terminar resucitando en el último segundo, con suspense, y sin demasiados daños para los autores.

Las muertes de superhéroes siempre tienen que ver con una caída en las ventas, con un relanzamiento del personaje. Se les mata para revivirlos. La NFL probablemente haya conseguido en los últimos meses más seguimiento mediático, y de los aficionados, del que hubiera tenido de haber seguido el guión tradicional en postemporada.


No me extrañaría que, a partir de ahora, buscaran la manera de matar a un superhéroe cada primavera para volver a mantenernos en vilo, con la vista puesta en nuestro deporte favorito, incluso cuando no hay partidos.

Pero deberían andarse con cuidado. En el mundo del cómic ya nadie se cree las muertes. Se ha perdido el efecto de desolación de los primeros fallecimientos. De hecho, muchos viejos lectores decidimos cerrar el grifo de series que seguimos desde niños aprovechando una de las muertes ficticias. Para nosotros se convierten en muy reales.

Ahora todo ha terminado. Ya estamos tranquilos y ha vuelto la normalidad. Pero lo que de verdad me ha hecho respirar de alivio no ha sido la firma de unos y otros. El auténtico bofetón de realidad llegó con los rumores del regreso de Favre a los Eagles. Por fin, la NFL vuelve a ser la de siempre y los aficionados volvemos a hablar de nuestro tema favorito de cada verano desde que tenemos memoria: el retorno de Brett.

Porque la jubilación de Favre es como la muerte de Superman. Nadie termina de creérsela.