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Mi prometido, y nunca publicado, ranking de corredores de 2010


Hay un artículo que he prometido en varias ocasiones y que nunca he escrito. Se trata del ranking de corredores de la NFL en 2010. Lo he empezado en varias ocasiones, pero siempre me encuentro con que debería hacer tres listas con tres criterios distintos.

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El primer criterio sería de calidad. ¿Quién es el mejor corredor de la NFL? Ahí no tengo ninguna duda. Adrian Peterson no solo es el mejor corredor del momento, sino que también podría aspirar a ser considerado el mejor de la última década. Es un corredor de los de antes. No necesita una línea poderosa, ni siquiera un QB que obligue a las defensas a abrirse. Peterson es letal contra defensas con nueve hombres en la caja y gana partidos él solo contra formaciones diseñadas exclusivamente para defenderle. Ver un partido de los Vikings fijándose solo en él se convierte un placer próximo a la ciencia ficción. Ya he escrito alguna vez que el éxito de Favre en su primera temporada en Minnesota se debió, sobre todo, a que las defensas rivales le temían más a Peterson que a él, con lo que el mito de Missisipi podía jugar con menos miedo al blitz y con todos sus receptores en cobertura simple. En su segundo año Favre ganó protagonismo, los Vikings adoptaron un plan de juego más abierto, las defensas contrarias no estuvieron tan centradas en Peterson y el resultado fue un terrible fracaso.

En realidad el juego de los Vikings que llegaron a la final de conferencia era muy taurino. Tenía fijado al rival en la muleta de Peterson y el engaño les impedía ver el juego real del equipo. Por todo lo anterior no creo que Peterson haya sido, a pesar de su calidad, el mejor corredor de la NFL en 2010, ni mucho menos el tercer jugador de la competición. Pero no fue por su culpa, sino por la incompetencia de un Brad Chidress que no dio una a derechas desde la primera jornada. Con todo, Peterson firmó más de 1.200 yardas y volvió a provocar que la mayor parte de las palomitas se quedaran durante mucho tiempo a mitad de camino entre la bolsa y la boca cuando presenciábamos partidos de los Vikings. Él es el único corredor actual que consigue que el tiempo se detenga cuando atraviesa las líneas contrarias, como en un milagro. Hay que remontarse al Tomlinson de hace varios años para volver a encontrar algo así.

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El segundo por el criterio de calidad tal vez sea Chris Johnson, pero no parece haber digerido el temporadón de 2009. Mi tercer gran hombre sería Steven Jackson, pero el de los Rams está consumiendo sus últimas temporadas al ciento por ciento y ya ha entrado en la fase de urgencia previa a la decadencia. Se le acaba el tiempo para hacer algo grande y confirmarse como gran estrella. Es una pena que su carrera se esté consumiendo sin que muchos aficionados terminen de descubrirle.

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El segundo criterio para elegir al mejor corredor de la temporada sería el de la eficacia. La temporada de Arian Foster fue deslumbrante. Llegó de la nada, como un desconocido y consiguió una media de más de 100 yardas de carrera por partido, algo solo al alcance de muy pocos, pero el jugador que más me gustó de verdad, el que lleva una progresión imparable desde su debut en 2008, es Jamaal Charles. Me parece un chiste que la NFL le considere el número 33 del ranking de la temporada, y que los aficionados lo bajen hasta el 48. Y por debajo de Jones-Drew, Foster (que también me parece infravalorado) o Chris Johnson.

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Jamaal Charles es buenísimo. Tal vez no tenga la aureola de los grandes de siempre pero su eficacia es abrumadora. Consigue big plays con una facilidad pasmosa, encuentra huecos casi por cualquier puerta, tanto interior como exterior, y solo nos falta por saber si puede cargar con todo el peso del juego terrestre, ya que Thomas Jones fue mucho más utilizado que él cuando los Chiefs entraban en la zona roja o en terceros intentos cortos. Si Charles hubiera mostrado la misma eficacia en las distancias cortas que a campo abierto estaríamos hablando de él, sin ninguna duda, como el rey indiscutible de los backfields de la NFL en 2010. Para mi tercer hombre tengo dudas entre Muchael Turner y (la cabra siempre tira al monte) Rashard Mendenhall. El de Atlanta porque fue el auténtico motor del completo ataque de los Falcons, aunque en algunos partidos decisivos le faltó algo de pegada y ese paso adelante que le se supone a los mejores. El de los Steelers, porque sus primeros partidos, antes de la llegada de Big Ben, fue el auténtico arma letal de los subcampeones y porque, tras la llegada del QB, su labor fue igual de decisiva aunque pasara más oculta por el empeño del equipo de Pittsburgh de cargar el ataque en el pase.


El tercer criterio sería el que convierte a un jugador en decisivo. Y aunque os parezca una broma, James Starks apareció de la nada para convertirse en un arma indispensable para que los Packers ganaran el anillo. La mayoría habíamos descartado a Green Bay, a falta de tres o cuatro jornadas para terminar la temporada regular, por su falta de ataque terrestre. Aaron Rodgers no parecía suficiente para aspirar al título por muy buenos receptores que tuviera alrededor, pero Starks destrozó el solo a los Eagles en wild card, volvió a ser decisivo frente a Chicago y tuvo una aportación más limitada, pero importantísima, en la Super Bowl. Vale, no es comparable a ninguno de los otros jugadores que aparecen en este artículo, pero fue el corredor de quien más se habló en el último mes de competición. Mi segundo nombre en la lista de decisivos volvería a ser Jamaal Charles. Los Chiefs le deben mucho a él de su clasificación para postemporada. Tampoco querría olvidar a Darren McFadden. Los Raiders no llegaron a postemporada, pero ganaron todos los duelos divisionales y jugaron a un extraordinario nivel ofensivo gracias a que, por fin, descubrimos el auténtico nivel de un McFadden que por fin despertó de entre los muertos. Los Raiders pueden dar este año un paso atrás por la pérdida de agentes libres y de jugadores clave, aparte de su enésima reconstrucción del staff técnico, pero el corredor puede ser una gran columna sobre la que construir un edificio más que sólido.

A todo lo anterior hay que sumarle un coeficiente de reducción bastante moderno. En la NFL actual las líneas ofensivas se han convertido en un factor mucho más importante que los nombres que formen el backfield a la hora de conseguir un buen juego de carrera. Mientras que los QBs llegan casi exclusivamente de la primera ronda del draft, los corredores aparecen y desaparecen como setas, sin importar la ronda en que fueron seleccionados, o si llegaron como agentes libres no elegidos. En la NCAA los QBs asumen cada vez con más fuerza el papel de pasador/corredor, en la NFL la carrera se cimenta en los esquemas y no en la genialidad. El ataque terrestre pierde protagonismo año tras año y se usa más para facilitar el pase que para ganar partidos. Este es un debate interesante sobre el que ya hemos hablado en el pasado y que puede merecer otro artículo si os interesa que profundice algo más.


Mi intención en este artículo era analizar el top 100 de la NFL en 2010. La historia ha ido por otros derroteros, pero ya os adelanto que yo no hubiera puesto entre los 10 primeros ni a Peterson (a pesar de lo dicho en este artículo), ni a Peyton Manning, ni a Ray Lewis, ni a Polamalu, ni a Drew Brees. Hay por debajo, y en ocasiones muy por debajo, tipos que jugaron mucho mejor que ellos y que fueron más decisivos en sus equipos y en el devenir de la competición. Me habéis dado una muy buena veta en la que perforar y seguiremos hablando sobre el tema en los próximos días. Seguro que habrá polémica y un interesante debate en los comentarios.

Para terminar, una pequeña nota sobre el lockout. Parece ser que el jueves pasado estuvieron a punto de romperse las negociaciones por enésima vez. Según los analistas, si no se firma un acuerdo en las próximas dos semanas, lo que aseguraría que la temporada se disputara íntegramente, es más que probable que se rompa la baraja definitivamente, el asunto quede en manos de los jueces y la temporada no se celebre. Como veis, no hay medias tintas. Será todo o nada.

Y no me olvido de hablar de DeAngelo Williams, pero lo haré más adelante.