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Estropeemos nuestras vidas


En el colegio nos engañaron. Los seres humanos no somos racionales. Si en algo nos distinguimos es por nuestra irracionalidad permanente. Se supone que pensamos con el cerebro, pero el estómago y los genitales son demasiadas veces fuente de ideas que de entrada parecen magníficas y, a la larga, terminan siendo horrendas.

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Un ejemplo de lo anterior es la incapacidad de los humanos para permanecer mucho tiempo en un estado de tranquila felicidad. No lo soportamos e, inmediatamente, nos lanzamos en busca de problemas. Pensadlo. Seguro que vuestra vida está llena de momentos de calma feliz que han terminado abruptamente porque, en el fondo, la felicidad nos aburre soberanamente. A todos nos va la marcha, meternos en líos y lanzarnos a solucionarlos con ánimo optimista para, poco después, terminar renegando de esta mierda de vida en la que es tan difícil estar tranquilo.

Si a uno le va bien, rápidamente se lanza a discutir con su jefe, enfadar a su pareja o remodelar su casa, ampliar la hipoteca o comprar una lancha neumática en el Sahara. Incluso algunos psicópatas abrimos un blog, eterna fuente de preocupaciones banales. Cuanto más ridículo es el proyecto, mejor. El caos es el caldo en el que más a gusto nadamos, sin excepción, y la NFL no se libra de ese mal eterno e inalterable.

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No, no me refiero al lockout, aunque es un ejemplo claro de lo que os decía en los primeros párrafos. Voy a dar por hecho que está dando sus últimos coletazos y me voy a referir a la agencia libre, el salto al vacío que llegará de forma inmediata cuando todos estos indios entierren el hacha de guerra y fumen la pipa de la paz.


Todos estamos entusiasmados con la cantidad de jugadores que hay en el mercado, pero tal vez nos estemos olvidando de que en 2010 no hubo límite salarial, de que los rumores aseguran que el nuevo acuerdo puede obligar a los clubes a gastar hasta el último duro disponible y de que tras el caos económico provocado por el parón, es muy posible que los bolsillos de los clubes no estén tan llenos este verano.

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El año pasado en la mayoría de los equipos imperó la sensatez y, a pesar de que no había ninguna restricción económica a la hora de fichar, no se hicieron demasiadas locuras. Quizá fueran los Jets los que se movieron con más alegría en el mercado, pero ahora hemos visto que lo hicieron con mucha habilidad, intentando formar un equipo con aspiraciones inmediatas, pero que no trajera problemas si no se firmaba un nuevo convenio. A los Jets la jugada estuvo a punto de salirles redonda. Llegaron a la final de conferencia y entrarán a la próxima pretemporada con la posibilidad de fichar casi con la misma ligereza ¿O no?

Ahora me pregunto si Ryan será capaz de hacerse con la joya de la corona que tanto ambiciona, el CB Nnamdi Asomugha, y a la vez salvar un grupo de receptores que se desmoronaría si se marchan Santonio Holmes y Braylon Edwards, ambos agentes libres. Estoy convencido de que, al menos los dos primeros, son objetivos prioritarios para los Jets, pero también creo que en esta liga hay mucho carbón con cara de conejo, el personal ha estado muchos meses muy aburrido, y todo el mundo tiene muchas ganas de hacer putaditas al contrario.


Además, con una pretemporada tan corta será decisivo hacer muy buenos negocios en la agencia libre que se aproxima. Los equipos no tendrán tiempo material para formar a sus novatos y se verán obligados a seguir la misma política que los Jets en 2010, tapar sus agujeros con los mejores jugadores posibles en las posiciones peor cubiertas. Insisto, los grupos de entrenadores y los directivos se han aburrido soberanamente y estoy convencido de que han aprovechado estos meses de inactividad para complicarse la vida, llegar a acuerdos verbales, intentar robar jugadores al enemigo y camelar a los más ingenuos. La vida subterránea ha florecido como nunca y quizá nos llevemos grandísimas sorpresas cuando empiece la fiesta.

Mañana, si tengo tiempo, comenzaré a hablar sobre los agentes libres más deslumbrantes, sus pros y sus contras. El primer protagonista será DeAngelo Williams, para muchos, la gran joya ofensiva del mercado.

A propósito, algunos quizá no vais a entender mi próxima afirmación, o incluso os pueda ofender, pero recordando las historias del verano pasado, con Big Ben a la cabeza, no solo es un rollo que no haya NFL; también es nefasto que esa panda de locos se porte tan bien en su vida privada.

¡Estropead un poco vuestras vidas! ¡Hombre!