Estropeemos nuestras vidas
Un ejemplo de lo anterior es la incapacidad de los humanos para permanecer mucho tiempo en un estado de tranquila felicidad. No lo soportamos e, inmediatamente, nos lanzamos en busca de problemas. Pensadlo. Seguro que vuestra vida está llena de momentos de calma feliz que han terminado abruptamente porque, en el fondo, la felicidad nos aburre soberanamente. A todos nos va la marcha, meternos en líos y lanzarnos a solucionarlos con ánimo optimista para, poco después, terminar renegando de esta mierda de vida en la que es tan difícil estar tranquilo.
Si a uno le va bien, rápidamente se lanza a discutir con su jefe, enfadar a su pareja o remodelar su casa, ampliar la hipoteca o comprar una lancha neumática en el Sahara. Incluso algunos psicópatas abrimos un blog, eterna fuente de preocupaciones banales. Cuanto más ridículo es el proyecto, mejor. El caos es el caldo en el que más a gusto nadamos, sin excepción, y la NFL no se libra de ese mal eterno e inalterable.
No, no me refiero al lockout, aunque es un ejemplo claro de lo que os decía en los primeros párrafos. Voy a dar por hecho que está dando sus últimos coletazos y me voy a referir a la agencia libre, el salto al vacío que llegará de forma inmediata cuando todos estos indios entierren el hacha de guerra y fumen la pipa de la paz.
El año pasado en la mayoría de los equipos imperó la sensatez y, a pesar de que no había ninguna restricción económica a la hora de fichar, no se hicieron demasiadas locuras. Quizá fueran los Jets los que se movieron con más alegría en el mercado, pero ahora hemos visto que lo hicieron con mucha habilidad, intentando formar un equipo con aspiraciones inmediatas, pero que no trajera problemas si no se firmaba un nuevo convenio. A los Jets la jugada estuvo a punto de salirles redonda. Llegaron a la final de conferencia y entrarán a la próxima pretemporada con la posibilidad de fichar casi con la misma ligereza ¿O no?
Ahora me pregunto si Ryan será capaz de hacerse con la joya de la corona que tanto ambiciona, el CB Nnamdi Asomugha, y a la vez salvar un grupo de receptores que se desmoronaría si se marchan Santonio Holmes y Braylon Edwards, ambos agentes libres. Estoy convencido de que, al menos los dos primeros, son objetivos prioritarios para los Jets, pero también creo que en esta liga hay mucho carbón con cara de conejo, el personal ha estado muchos meses muy aburrido, y todo el mundo tiene muchas ganas de hacer putaditas al contrario.
Mañana, si tengo tiempo, comenzaré a hablar sobre los agentes libres más deslumbrantes, sus pros y sus contras. El primer protagonista será DeAngelo Williams, para muchos, la gran joya ofensiva del mercado.
A propósito, algunos quizá no vais a entender mi próxima afirmación, o incluso os pueda ofender, pero recordando las historias del verano pasado, con Big Ben a la cabeza, no solo es un rollo que no haya NFL; también es nefasto que esa panda de locos se porte tan bien en su vida privada.
¡Estropead un poco vuestras vidas! ¡Hombre!