Hace unos días leí unas declaraciones de John Elway que me dejaron boquiabierto. Se referían a Kyle Orton como a un perdedor. El vicepresidente de los Broncos le culpaba directamente de las derrotas de su equipo en los últimos dos años y, a pesar de que lo ¿defendía? como QB titular, abría la puerta de par en par a Tebow… ¡E incluso a Brady Quinn!
Mirad, no voy a hacer una nueva defensa de Orton, ni creo que el jugador necesite a estas alturas que nadie le avale. Lo que tengo muy claro es que en Denver mucha gente mira a Orton y ve a Josh McDaniels, y ese es un grave error. Analizando el asunto con perspectiva, quizá la herencia que dejó el entrenador en los Broncos sea la pareja Orton-Tebow y ese legado también esté envenenado y se haya convertido en un problema.
Antes de seguir adelante, uno de mis habituales incisos. Ya he escrito muchas veces que, en mi opinión, Josh McDaniels superó en Denver su límite de incompetencia. Ese cargo que excede las habilidades de uno y le convierte en un absoluto inútil cuando en el nivel inmediatamente inferior se es un auténtico genio. Se que muchos no estáis de acuerdo, pero estoy convencido de que McDaniels se va a consagrar en los Rams. Será el coordinador ofensivo que vuelva a convertir a St. Louis en el mayor espectáculo sobre el turf y ayudará a Sam Bradford a ganarse un lugar en el olimpo. Sí, ya se que es una apuesta atrevida. Veremos si el tiempo me da la razón.
Pero vuelvo a Orton. ¡Kyle, tío, sal de ahí ahora mismo! Te están utilizando de un modo deplorable y solo te quieren como un paracaídas que pueda salvarles del posible petardazo de Tebow.
Mirad, en los últimos años he tenido algunas discusiones bastante calientes con algunos de vosotros, que consideráis a Elway un gran mito. Siempre que hago una lista con los mejores QBs de los últimos 25 años le dejo en un segundo escalón y muchos os lanzáis a mi yugular, con quejas amargas.
A mí nunca me enamoró John Elway. Es verdad, era muy espectacular, un QB franquicia sin ninguna duda. Elegancia, visión de juego y don de gentes. Uno de los más grandes. Pero Elway también era un torero de salón. En los grandes partidos se achantaba con demasiada frecuencia. Al final, cuando parecía que se convertiría en otro Marino, un príncipe sin corona, lideró a uno de los equipos más memorables de la historia de la NFL, ganó dos anillos y se retiró. El último Elway es el que ha quedado para el recuerdo, y el que sí se merece todos los elogios posibles. El que conseguía un inolvidable primer down de carrera, chocando contra el mundo en la memorable Super Bowl que le enfrentó al mejor Favre. Elway borró en esa temporada, de golpe y porrazo, toda su leyenda negra. La jugada del helicóptero es la que más se repite cuando se le recuerda pero, curiosamente, es la que menos refleja lo que fue John Elway durante la mayor parte de su trayectoria.
Ahora, cuando tiene que asumir el liderazgo fuera del campo, en un despacho, está volviendo el Elway de la mayor parte de su carrera. El tipo simpático, capaz de encandilar a todo el mundo, pero que no se atreve a tomar decisiones difíciles. John, ahora no tienes a Terrell Davis para sacarte del apuro. Te encuentras solo ante el peligro y me temo que estas volviendo a hacer lo que tanto te gustaba: torear de salón.
Quizá alguno se sorprenda del tono de este artículo. Menos conciliador de lo que suele ser habitual en mí últimamente, y más parecido a aquellos artículos polémicos de hace años, pero si Elway y Fox tuvieran los cojones que se les presuponen, o se la jugarían con Tebow, como piden la mayoría de los aficionados de los Broncos, y se irían al fin del mundo con el mito de los Gators, a morir por la patria o a coronarse de laurel, o apostarían sin ‘peros’ por Orton, un QB de calidad contrastada pero harto de que nadie se lo tome en serio y de ser una solución provisional en todas partes.
Lo que es cutre de verdad es apostar a la vez a rojo y a negro.
Y como ni Elway ni Fox se atreven a tomar una decisión sobre el tema, el lío comienza a crecer más de la cuenta y hasta Quinn se ve legitimado para entrar en la pelea. Por cierto, otro ‘regalito’ de McDaniels.
Esta película ya la he visto antes y es de terror. Los QBs van muriendo de uno en uno, en las circunstancias más escabrosas posibles, mientras Elway sonríe y echa la culpa al empedrado y a la herencia recibida. Doble contra sencillo a que el QB titular de los Broncos en 2012 no es ninguno de esos tres. Al tiempo.
Kyle, insisto, aún estás a tiempo de encontrar un equipo que, de una maldita vez, crea en ti como en un líder capaz de llevarle a playoff, algo que ya hiciste en tu primera temporada como titular en los Bears, aunque el staff decidiera mandarte al banquillo a última hora, y de forma inexplicable, para darle el mando del ataque a Rex Grossman. Ojala encuentres un lugar en el que el vicepresidente de operaciones confíe en ti como hicieron los Broncos con Elway durante las 14 temporadas en las que fue incapaz de conquistar el título pese a liderar al equipo favorito año tras año.
Orton nunca será Elway, pero no se merece tanto desprecio.
mtovarnfl@yahoo.es