El 4 de Favre
Antes de seguir adelante, os informo, aunque seguramente lo sabréis ya, que ha concluido la última ronda de negociaciones entre propietarios y jugadores sin ningún éxito. El martes hubo un momento en el que pareció que se encendía una luz, cuando trascendió que los jugadores habían rechazado las últimas propuestas de la otra parte, pero proponiendo que matizaran algunos puntos. Parece ser que la NFL aceptó suavizarlos y enviar un nuevo escrito. Era un hilo muy fino, pero mucha gente se agarró a él con fuerza con la esperanza de que las negociaciones estuvieran desbloqueándose. Nada más lejos de la realidad. De hecho, las dos partes no volverán a reunirse hasta después de la vista del 3 de junio en la corte de apelación de St. Louis.
Pero volvamos al tema del artículo, que enseguida me voy por los Cerros de Úbeda. El presidente de los Packers, Mark Murphy, ha dicho que la intención del equipo es retirar el número 4 de Favre, pero que no lo harán por ahora, hasta asegurarse de que el jugador lo ha dejado para no volver nunca más.
A pesar de todos los desencuentros, declaraciones desacertadas y polémicas de los últimos años, Brett Favre solo está por debajo de Vince Lombardi en la lista de personajes inolvidables de la franquicia. La irrupción de Aaron Rodgers como un ciclón, y la consecución del título hace solo unos meses, ha servido a los más críticos de Favre para decir que el nuevo QB ha conseguido, en solo tres temporadas como titular, mejorar muchos de los números de Favre. Puede ser cierto, pero creo que es un dato que debería matizarse. El football americano ha cambiado muchísimo en la última década. De hecho, Favre consiguió algunas de sus mejores estadísticas en su primera temporada con los Vikings, pero, a pesar de que nos maravilló a casi todos con sus hazañas de 2009, la mayoría de los aficionados nos quedaríamos sin dudarlo con el Favre móvil, atrevido y sin miedo a nada que se ganó el corazón de los aficionados en la segunda mitad de la década de los 90’.
Incluso diría que el resurgir del mito Packers, de sus tradiciones y peculiaridades, se debe, en gran parte, a la personalidad del quarterback. Los duelos Aikman-Young-Favre protagonizaron la competición durante unos años mágicos en los que el gorro de queso volvió a lucirse con orgullo y muchísimos aficionados adoptaron al equipo de Wisconsin como uno de sus favoritos.
Pero también creo que ningún jugador se prestaría a tamaña profanación. Quizá algunos aficionados de los Packers no sean capaces de perdonar, pero dudo que algún jugador esté dispuesto a mancillar su nombre, como el de el tipo que le robó el 4 de los Packers a Favre.
En el fondo, todos sabemos que el 4, de hecho, ya está retirado, que nadie osará portarlo. Quizá sea por respeto, por superstición o por miedo, pero ese número será intocable.
Algunos confunden a veces grandeza con perfección. Y creo que ese es el caso de los críticos de Favre. Estoy de acuerdo, Favre no es perfecto, nunca lo ha sido, pero sí que ha sido muy grande. Y su grandeza sirvió también para volver a hacer grandes a sus Packers.