Hablemos sobre quarterbacks – (8ª parte: NFC Sur y NFC Oeste)
No he visto jugar demasiado ni a Cam Newton ni a Blaine Gabbert y las selecciones de jugadas que se pueden encontrar en Youtube no son la mejor manera de valorar el potencial real de un jugador. Una selección de buenas jugadas provoca buenas sensaciones, pero es en los partidos completos, contra rivales duros de verdad, donde se puede descubrir la categoría de un jugador de cualquier posición.
Los globos Newton y Gabbert se inflan al mismo ritmo que el resto de noticias desaparecen, pero los buenos analistas de NCAA no son demasiado optimistas sobre ellos. Les consideran jugadores bastante verdes, con muchas carencias (sobre todo tácticas) y que necesitarían un largo periodo de aprendizaje en el banquillo. Lamentablemente para ellos, los Panthers tienen todas las papeletas para elegir a uno de los dos, seguramente a Newton, para ponerle a jugar en muy corto plazo. No hace falta que os cuente lo que ha sucedido con Carolina y los QBs en los últimos años. No entro en el tema del innombrable para que nadie se disguste, pero Matt Moore era considerado un buen QB de futuro después de que terminara la temporada 2009 con varios partidos sensacionales. En 2010 perdió todo el crédito tras acumular intercepciones y malas actuaciones globales. Los Panthers tenían en la recámara a Jimmy Clausen que, para muchos, era el QB del draft 2010 mejor preparado para responder en la NFL desde el primer día. Notre Dame sigue siendo una buena escuela para lanzadores clásicos. Pero Clausen ha sido quemado, tal vez injustamente, cuando quizá podría haber tenido una buena carrera profesional si le hubieran dado tiempo para formarse.
Los Panthers han cambiado de entrenador principal y lo normal sería que Ron Rivera tuviera un par de años de margen para crear un proyecto competitivo sin grandes urgencias, pero es evidente que no cuenta ni con Moore ni con Clausen y también le falta con un veterano experimentado que pueda formar a su presunta primera elección del draft. Y lo peor es que esa elección podría hipotecar el medio plazo del equipo si termina siendo un fracaso…
La mayor parte de los drafts, tener la primera elección es una puñeta.
A Matt Hasselbeck no le queda demasiada gasolina, y lleva demasiadas temporadas acumulando lesiones, pero sigue siendo un jugador serio y suficientemente competitivo como para confiar en él un poquito más. Sigo pensando que Pete Carroll no tiene prisa, que su proyecto necesita, al menos, un par de años de reconstrucción, y que puede permitirse el lujo de esperar al draft de 2012 para encontrar un buen QB que pueda ser formado por Hasselbeck. A pesar de ello, no me extrañaría que los de Seattle eligieran un pasador en una ronda media/baja por si suena la flauta, o intentaran pujar por Kolb si se abriera el mercado.
Lo de los Cardinals es de traca. Evidentemente, no tienen QB. Derek Anderson está muerto para el football. Hace dos años se retiró Warner, pocos meses después se marchó Boldin y ahora es Fitzgerald el que está con un pie fuera. El tridente que llegó a la Super Bowl, y asombró al mundo, ha quedado desecho. Lo único bueno es que Fitzgerald es muy buena moneda de cambio para conseguir un buen QB en el mercado, lo malo es que el jugador que llegue no tendrá demasiados buenos receptores a los que pasar. La labor de Ken Whisenhunt ha sido demoledora. En su primer año lo hizo todo bien, pero desde entonces no ha dejado piedra sobre piedra.
Sobre Drew Brees ya hablé en el capítulo dedicado a las estrellas, y sobre Matt Ryan también lo hice en aquel momento, aunque solo fuera para justificar por qué creo que aún le faltan unos buenos playoffs para ser incluido en el grupo de los más grandes.
No es fácil llegar a la NFL, ser titular desde el primer día, y dejar unas sensaciones tan magníficas como las que ha transmitido Sam Bradford. Ha tenido partidos realmente malos, sobre todo, curiosamente, en la recta final de la temporada, pero también ha parecido un jugador con carisma, autoridad, carácter y madera. En el año de su debut no ha estado rodeado de receptores demasiado solventes, pero muchas de las derrotas de su equipo fueron por muy poco margen y, en algunos casos, bastante inmerecidas. Ahora llega la auténtica reválida. La difícil segunda temporada. Ya no será un novato, pero sus rivales le habrán estudiado a fondo para aprovechar todos sus defectos. Todos creemos que Bradford puede hacer muy grandes a los Rams, pero 2011 será un año decisivo para él. Sería una sorpresa que no continuara la progresión, pero no deberá dormirse en los laureles.
Ahora que lo pienso, si en 2011 hay NFL haré todo lo posible para ver a Tampa siempre que pueda. Apetece.