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Shalane Flanagan: la excepción blanca

En Punta Umbría, la estadounidense Shalane Flanagan ha sido un brillante punto blanco en la habitual marea negra del Mundial de Cross: medalla de bronce tras dos kenianas y por delante de otras diez atletas nacidas en África. ¿Sorpresa? Relativa. Flanagan es una atleta de gran categoría (tercera en los 10.000 metros de los Juegos Olímpicos de Pekín, por ejemplo) y que ya el año pasado fue duodécima en el Mundial de campo a través. Hay historias bonitas que contar acerca de Shalane, como que estudió en la Universidad de Carolina del Norte, la misma de Michael Jordan y de Marion Jones; que en la hight school practicó soccer (el fútbol europeo, para entendernos) y natación; que le gusta el ciclismo activo y el senderismo... Pero como es hija de quien es, pues se dedicó al atletismo y, más concretamente, al fondo.

Y es que sus padres fueron, ambos, atletas internacionales por Estados Unidos. Y los dos llegaron a competir en el Mundial de Cross o en la prueba primigenia, el Cross de las Naciones. Steve, el progenitor, corrió tres veces los Mundiales, pero, forzoso es reconocerlo, sin mucho éxito: fue el 92 en 1976, el 112 al año siguiente y el 101 en 1979. Nunca puntuó para el equipo norteamericano. Mucho más brillante fue Cheryl Bridges, la madre de Shalane, que actuó cinco veces en esta competición y que en 1969 llegó a clasificarse en la cuarta plaza, contribuyendo decisivamente al título por equipos de Estados Unidos. Más aún: el 5 de diciembre de 1971 corrió el maratón en un tiempo de 2h 49:40 en Culvert City, mejor marca mundial de siempre en aquellos instantes.

Pues bien, Shalane Flanagan ya ha superado a sus padres en campo a través, por ese bronce conseguido en Punta Umbría, y también les ha superado en pista, porque ellos nunca brillaron en este aspecto, al contrario que su hija. Y es que esta norteamericana nacida el 8 de julio de 1981 en Boulder (Colorado), que mide 1,65 y pesa 50 kilos, fue bronce en el 10.000 olímpico de Pekín 2008, pero, además, acabó octava en los Mundiales de Osaka 2007 (en 5.000) y décimo cuarta en los de Berlín 2009 (en los diez kilómetros). Tiene marcas de 4:05.86 en 1.500; 8:35.34 en 3.000; 14:44.80 en 5.000; 30:22.22 en 10.000 y 1h 08:37 en medio maratón. Además, en los 42.195 metros acabó segunda en el Maratón de Nueva York del año pasado, con 2h 28:40. Está casada desde octubre de 2005 con su representante, Steve Edwards, y se entrena con Jerry Schmacher, un técnico muy prestigioso.

La última vez que una atleta blanca subió al podio en unos Mundiales fue en 2004, cuando venció la australiana Benita Johnson. Shalane ha sido un punto blanco en un mar negro. Y una mujer todoterreno, capaz de brillar sobre la hierba, en el material sintético y el asfalto.