Mientras los propietarios y los jugadores continúan pegándose, empeñados unos en esconder sus cuentas y otros en la absoluta transparencia, podemos seguir hablando sobre lo que nos gusta de verdad, que es el deporte, y sobre sus grandes protagonistas, que en mi opinión son los quarterbacks.
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Otra prueba de la importancia de los quarterbacks en la NFL moderna, y vuelvo a remitiros a la tabla que se ha convertido en guión de esta serie de artículos: un QB de la super élite casi asegura la clasificación para playoff (algo que no sucede con ninguna otra posición); Todos los equipos que quedaron últimos de división, y alguno de los terceros, busca nuevo QB en el mercado salvo los Broncos… por ahora.
En el último artículo hable de las grandes estrellas y hoy me quiero centrar en los equipos de las divisiones Este y Norte de la conferencia Americana.
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Los Jets tienen en Mark Sanchez a un jugador tremendamente irregular. A mí me recuerda al innombrable Jake (que luego se me ofenden), y con eso he dado, a los iniciados, bastantes datos sobre mi opinión. Es un jugador emotivo, con mucho carácter y bastante tirón mediático, capaz de conseguir un rating de 124.3 en el primer enfrentamiento contra los Patriots, de 27.8 en el segundo y de 127.3 en el tercero. Irregularidad pura. Rex Ryan amagó con sentarle en el banquillo tras la derrota contra Miami pero, sin embargo, jugó unos playoff estupendos y a punto estuvo de dar un susto de última hora a los Steelers. Yo no se cómo puede acabar, aunque cada vez está más cerca de asentarse en el élite, pero creo que siempre dependerá de cómo le dirijan desde la banda. Ryan sabe sacar petróleo de él, pero atándole muy en corto. Creo que Sanchez destrozaría su carrera en pocas semanas si le dieran vía libre. ¿Demasiado corazón y no tanto cerebro? Insisto, quizá me equivoque, pero me recuerda al innombrable.
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Es curioso, los números de Chad Henne en 2010 han sido bastante similares a los de 2009 y, sin embargo, el año pasado prometía convertirse en el QB tantos años soñado y doce meses después no le quieren ni ver en Florida. No voy a insistir en el tema, todo el proyecto de Miami parece destruido, a pesar de que los propietarios no han querido derruirlo desde sus cimientos, así que los de Miami pueden engrosar la lista de equipos sin rumbo claro y con un staff técnico en entredicho. Muertos vivientes. Así que, aunque Henne gastó todas sus balas en 2010, no me extrañaría que en Miami terminaran dejándole en cuarentena para devolverle los mandos a Pennington, o incluso a Tyler Thigpen. Cualquiera de las historias tiene todas las papeletas para acabar mal. Ya nos hemos olvidado, pero a principios de siglo Pennington era considerado el mejor QB joven del momento, la gran esperanza de los Jets y un mago con una inteligencia superior. Diez años después, Pennington es un QB que se lesiona, y se lesiona y, si tiene un momento libre, se vuelve a lesionar. Nadie puede confiar en serio, en un tipo que solo ha sido capaz de jugar todos los partidos en dos de sus once temporadas como profesional. Lo de Thigpen es otra historia. Los que le defienden dicen que no lo hizo mal en 2008, cuando los Chiefs le designaron titular. Pero lo cierto es que tampoco lo hizo bien y los Dolphins necesitan algo más que Thigpen para saciar los paladares de unos aficionados que degustaron a Dan Marino.
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El tema Fitzpatrick es peliagudo. En los comentarios del primer artículo de este serial, algunos decíais que no debería estar en el grupo de los cuestionados, y que tenía el puesto asegurado. Eso debería haber sido cierto si no se hubiera producido un suceso inesperado que destruyó toda su progresión: en la jornada 16 jugó un partido nefasto contra los Patriots e incluso terminó la temporada en el banquillo mientras Brian Brohm hacía el ridículo ante los Jets. La cuestión es que Fitzpatrick hizo méritos suficientes como para tener asegurada la titularidad en 2011, pero solo le queda un año de contrato y, a pesar de que Chan Gailey repite una y otra vez que tiene fe absoluta en él, creo que los Bills, con su tercera elección global en el draft 2011, podrían caer en la tentación de dejar pasar a Patrick Peterson (CB), o a Da’Quan Bowers (DE) para hacerse con Cam Newton, si no lo eligen los Panthers, o con Blaine Gabbert, en un posible ataque de locura transitoria. El mal partido de Fitzpatrick contra los Patriots quizá no hubiera tenido consecuencias en un equipo más hecho, pero los Bills siguen en una especie de limbo de presunto buen juego sin resultados, ni proyecto claro. La última impresión que tienen los aficionados en la retina es la de un QB incapaz de encontrar receptores, interceptado tres veces y completamente desconcertado. Incluso creo que Gailey le dejó en el banquillo en la última jornada para protegerle de un segundo fracaso consecutivo que hubiera sido letal (y más ante la secundaria de los Jets). Fijaos en lo que os digo, posiblemente solo sea una ocurrencia, pero no me parecería absurdo un trueque Fitzpatrick-Palmer. En los Bengals ya le conocen, fue el titular el año que se perdió Palmer por su lesión de rodilla, y el actual QB de Cincinnati no tiene muchos destinos posibles que le aseguren mínimamente luchar por entrar en postemporada, así que podría intentar resucitar a unos Bills que parecen mejores de lo que dice su récord final. Lo dicho, a Fitzpatrick le queda un solo año de contrato y eso juega en su contra como futuro líder de los Bills.
Sobre Joe Flacco ya he hablado tanto que no quiero insistir demasiado. Lo que llevamos diciendo aquí muy bajito, para que nadie se enfade demasiado, ha terminado por ser un clamor: o espabila o se lo cargan. La temporada 2011 marcará su futuro en la NFL. En Baltimore están reestructurando el staff ofensivo para conseguir que de el salto de calidad que todos esperábamos en 2010 y que nunca terminó de suceder ¿Qué sus números no fueron malos? Tampoco suficientemente buenos y, más allá de los números, Flacco no fue el QB decisivo, capaz de desequilibrar un partido, que nos habían vendido. Algunos culpan a sus receptores, pero todos ellos tienen pedigrí y credibilidad suficiente como para pensar que el problema estaba más en el punto de salida que en el destino. Boldin, Mason, Houshnamdzadeh y Heap serían joyas muy deseadas en la agencia libre aún después de lo sucedido este año. Consciente, o inconscientemente, todo el mundo termina señalando a Flacco como el gran culpable. Ya no podrá esconderse, o ser solamente un QB fiable, si quiere tener futuro en la NFL.
Mi obligación es ser absolutamente sincero con vosotros. Por eso no puedo negar que el año pasado vi jugar muy poquito a Colt McCoy. Se supone que Pat Shurmur, nuevo entrenador principal de los Browns es, por encima de todo, un entrenador de QBs, por eso parto de la base de que mimará a McCoy para que se convierta en el líder ofensivo de los Browns en la próxima década. El huracán Tebow ha absorbido el interés mediático de los novatos en 2010, pero McCoy es otro personaje muy a tener en cuenta, con una gran multitud de seguidores detrás, encandilados por su carácter ganador, su inteligencia y su espectacularidad. Solo le falta estatura, pero tiene todas las papeletas para convertirse en el nuevo Flutie. En el gráfico yo le marcaba como cuestionado, pero no porque dude de él, sino porque aún no se ha ganado del todo el puesto. 2011 será decisivo para su futuro. Si alcanza las expectativas, puede convertir a los Browns en un equipo muy popular. Ya veremos como acaba la historia, pero McCoy mola.
Hoy termino con la historia Palmer. Y como no termino de entenderla del todo no voy a ser muy capaz de conseguir que lo hagáis vosotros. Palmer, de pronto, y sin previo aviso, anunció tras el final de la temporada 2010 (que lejano parece ya) que antes de volver a jugar un solo partido más en los Bengals, prefería retirarse. Su posición no se ha movido ni un ápice en las últimas semanas, así que solo queda esperar a que se aclare el lío propietarios-jugadores, se abra el mercado y alguien esté dispuesto a pujar por un tipo que este año ha firmado unos números muy similares a los que llevaron a los Bengals a playoff en 2007, pero con mucho peor resultado. Palmer ha tenido a su servicio un gran grupo de receptores, por muy chiflados que estén, un buen backfield y, en resumen, un ataque pensado para hacerle brillar. ¿De qué se queja? Los jugadores de fantasy lo sabéis de sobra, Palmer es una trampa en la que cae algún ingenuo año tras año, pensando que ha conseguido un gran QB con una ronda media-baja, pero que termina decepcionando sin remisión. Eso mismo sucede en la vida real. Palmer terminará fichando por un equipo que estará seguro de haber conseguido la gallina de los huevos de oro y, aunque no se de que están hechos los huevos de Palmer, si que comienzo a sospechar que es un gallina.
Es muy difícil que toque la lotería.