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Algunos pasos de bebé


Hay una comedia de Bill Murray y Richard Dreyfuss, de los primeros 90’ en la que el primero caracteriza a un tipo hipocondríaco, y bastante pesado, que le hace la vida imposible a su psiquiatra. El médico le recomienda que de pequeños pasos de bebé para mejorar en todas sus manías.

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No es una película inolvidable, pero últimamente se echan de menos esas comedias ligeras, pero muy divertidas, que inundaban la cartelera durante los años 90’. Ahora casi todas las comedias o son románticamente empalagosas o asquerosamente burdas. El cine, como casi todo, se está yendo a la porra. Si no la habéis visto, cosa que dudo, os recomiendo otra comedia de Murray: ‘Atrapado en el tiempo’. Aquella historia hizo famoso en todo el mundo el ‘Día de la Marmota’ y provocó que casi todos los hombres nos enamoráramos perdidamente de Andie MacDowell.

Las historias farragosas, rebuscadas, tramposas e incomprensibles, que tanto abundan hoy en día, ahuyentan de las grandes salas a muchos de nosotros. No voy a hablar de cine, tema del que se tan poco como cualquiera, pero el éxito de ‘Valor de Ley’ demuestra que a la mayoría, aunque nos acusen de ignorantes, lo que nos gusta son las películas de vaqueros de toda la vida. Mi padre, que es un sabio, dice que todas las películas buenas son del oeste: “hijo, cuando hay un bueno muy bueno, un malo muy malo, un saloon, un ataque a una diligencia y un par de duelos, el éxito está asegurado. Y sino mira ‘La Guerra de las Galaxias’”. Como os digo, un sabio.

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Pero aquí estamos hablando de pasos de bebé, marmotas y atrapados en el tiempo. Inequívocamente, tres elementos que definen perfectamente el estado de las negociaciones entre propietarios y jugadores. Una película de terror, con tintes de tragedia, drama y algunas gotas de comedia disparatada. Claramente, una producción de serie B en la que los duelos al sol se han transformado en olor a alcantarillas y ambientación lúgubre y obsesiva. Una mala historia de esas sofisticadas e incomprensibles de las que os hablaba antes.


Pero ahí, al fondo de la tubería llena de basura y excrementos putrefactos, se vislumbra un pequeñito resplandor. No tiene fuerza suficiente para alumbrar, pero al menos ha conseguido que todos fijemos la vista, tengamos un punto de referencia y soñemos con un final feliz con beso apasionado, con hipidos e inflamación de morros, entre Goodell y DeMaurice Smith.

Ambas partes han aceptado la ayuda del servicio federal de mediación y conciliación. En realidad es solo un pequeño paso de bebé. La agencia federal encargará a George Cohen, experimentado mediador en otros conflictos similares en las otras tres grandes ligas profesionales, que intente devolver la sensatez a las dos partes.

En realidad, Cohen no tiene ninguna autoridad ni fuerza. Simplemente será una especie de juez de paz que intente acercar posturas y reabrir las puertas que se han ido cerrando. Las dos partes pueden no hacerle ni puñetero caso al mediador y seguir enmerdándose en el fango, pero al menos parece que sí hay una intención de desatascar el follón.

Como veis, es un resplandor muy leve, minúsculo, pero incluso algún propietario se ha agarrado a él para sentirse esperanzado de que el 3 de marzo todo esté ya resuelto.

Solo son pasos de bebé de marmotas atrapadas en el tiempo, pero dicen que el cine es una fábrica de sueños y soñar, al menos por ahora, es gratis. No temáis, al final encontrarán la manera de hacernos pagar también por eso.