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Packers 31 - Steelers 25

Los Packers ganaron la Super Bowl por Grandeza

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La gran ‘G’ que adorna el casco amarillo de los Packers no es la inicial de Green Bay, como piensa la mayoría, sino de ‘Greatness’ (Grandeza), porque ningún equipo de football americano representa los valores de este deporte como el verde y amarillo de Wisconsin. Y esa misma Grandeza es la palabra que mejor define el juego de este equipo durante la temporada en la que ha conquistado su decimotercer título de campeón de la NFL y su cuarta Super Bowl.

Los Packers son los nuevos reyes de la NFL tras imponerse con Grandeza (31-25) a unos Steelers casi tan grandes como ellos. En un estadio monumental, bajo un ambiente de locura y haciendo felices a una gran mayoría de aficionados que habían entregado su corazón al equipo de Green Bay.

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Grandeza desde los primeros instantes, porque tras varios drives de tanteo, en los que las defensas confirmaron los pronósticos que las señalaban como el auténtico factor de la final, Aaron Rodgers, elegido MVP del partido, dirigió un primer drive magnífico que adelantó a los Packers. Y Grandeza porque el quarterback campeón ya enseñó la jugada ofensiva que se convirtió en seña de identidad de su equipo durante toda la final: pases certeros y muy largos en terceras oportunidades. Cuando la defensa de los Steelers se sentía más confiada, más dominante, Rodgers lanzaba un pase arriesgado pero letal que les perforaba en lo más profundo, allá donde más duele. Rodgers conecta con Nelson: 7-0 en el marcador.


Grandeza porque en la siguiente jugada Big Ben era interceptado por Collins que retornaba para touchdown. 14-0 y los Steelers aún no habían entendido que jugaban la Super Bowl contra un equipo predestinado por su historia.

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Pero esa solo fue la primera de las tres anotaciones que consiguieron los Packers gracias a acciones defensivas. Pocos minutos después Roethlisberger volvía a ser interceptado, esta vez por Bush, y en un visto y no visto, con otro pase profundo, Rodgers conectaba con Jennings y los Packers colocaban los 21 puntos en su casillero. Los Steelers solo llevaban tres puntos gracias a un triste field goal de Suisham.

Pero lo que parecía un festival de grandeza de los Packers se convirtió en una carrera por la vida. El espíritu indomable de los Steelers les hizo resucitar. Big Ben conectaba con Ward poco antes del descanso y dejaba el marcador 21-10. A partir de la reanudación, el choque se transformó en una persecución angustiosa. Green Bay luchaba por su vida mientras Pittsburgh ansiaba dar caza a sus rivales en el marcador. 21-17, carrerón de Mendenhall recién comenzado el tercer cuarto. 28-17 en el inicio del último periodo tras otra pérdida de balón de los Steelers provocada por la defensa rival. 28-25 en el siguiente drive ofensivo de los señores del acero. 31-25 en una réplica casi inmediata de los Packers…


Quedaban dos minutos de partido, Big Ben tenía en sus manos el balón de la victoria y 87 yardas por avanzar. 120 segundos que en manos del quarterback de Pittsburgh casi siempre terminan con la anotación de la victoria. Pero la Grandeza con mayúsculas volvió a surgir del alma de la defensa de los Packers. Ben solo pudo sumar veinte yardas. Se quedó a 67 del anillo. Los defensas de Green Bay, como habían hecho durante todo el partido, desconcertaron, dominaron y presionaron tanto a sus rivales que ni siquiera estuvieron cerca de la remontada. La carrera por la vida terminó con el cazador vencido, y los Packers, el equipo de la Grandeza, coronados como reyes del mundo.

Muy pocas veces un equipo ha tenido que luchar tan duro, en las peores condiciones y durante tantos partidos, para conquistar el Vince Lombardi. El gran trofeo ha sido levantado en muy pocas ocasiones tras tanto sufrimiento y con más merecimiento.

Los Packers de esta temporada han hecho honor a su histórica Grandeza.