Salvado por inconsciente
Tomás de Cos
El escocés superó a Ferrer en la segunda semifinal de Melbourne tras levantar un parcial y una bola de set en contra en el segundo sin darse cuenta: 4-6, 7-6, 6-1, 7-6. La bendita confusión de Murray, hasta entonces atrapado y sometido por la intensidad de los intercambios dictados por la derecha del español, nuevo número seis de la ATP.
El alicantino y su preparador, Javier Piles, diseccionaron el tenis de su rival con maestría para planificar el duelo. Ferrer intentó sin desmayo hacerle la pista muy grande a Murray, abriendo ángulos y poniéndole mucha intensidad al cuerpo a cuerpo. Una estrategia que resultó efectiva hasta que la inconsciencia de Andy marcó el dramático punto de inflexión.
"Para efectuar ese buen saque en el punto de set me ayudó creer que íbamos 3-4 y no 4-5. No me di cuenta del marcador hasta que el juez de silla dijo 5-5”, explicaría después Murray a un incrédulo Courier aún en la pista. Desconocer el marcador real permitió a Murray soltar su brazo sin temor ni pensamiento negativo alguno. Un zambombazo a la ‘T’ que ‘Ferru’ llegó a restar pero no pudo poner en pista.
A partir de ese momento la diferencia entre el servicio de uno y otro acabó decantando la batalla. Sobre todo en los tie break del segundo y cuarto set (ambos acbarían con un parcial de 7-2 para el de Dunblane), donde el español naufragó de forma decisiva.
En el primero Ferrer se encontró con un 6-0 en contra casi sin darse cuenta y Murray reforzó su hasta entonces maltrecha moral. Con el empate en el bolsillo y la mente libre de cargas, el nº 5 del mundo cabalgó a sus anchas en el tercer parcial y el inicio del cuarto. Un duro 6-1 y 2-0 construido con inteligentes cambios de velocidad y subidas a la red con el acabó de matar el encuentro. Y aunque Ferrer tuvo dos juegos al resto para haber vuelto a igualar el partido (5-4 y 6-5), Murray no falló y se aseguró el desempate, donde su mayor determinación y confianza fueron infranqueables para David.
Siempre nos quedaremos con la duda sobre qué hubiera pasado si ese punto decisivo Murray lo hubiera tenido que gestionar con más presión, o incluso con segundo servicio. A Ferrer se le truncó el sueño en aquel punto maldito. Pero eso no deja de ser el cuento de la lechera.
Ferrer, que suma 675 puntos que le permiten saltar a Berdych, se vació y logró incomodar y atascar el tenis de Murray, que acabaría con 63 errores no forzados por 60 golpes ganadores. Pero no fue suficiente. Le faltó saque, factor clave para remar a favor de corriente. Restar bien no siempre es suficiente. La gran esperanza del tenis británico sí lo hizo y fue más fuerte en los momentos decisivos. Pero necesitará subir mucho el nivel ante Djokovic si no quiere seguir teniendo pendiente ganar su primer título de Grand Slam.