Finales de conferencia: apuntes finales
Sigo con Cutler. Me da la impresión de que su actuación no fue un mal día puntual. Creo que ahí hay mar de fondo. Es muy raro que algún jugador de los Bears le haya señalado por su falta de compromiso tras terminar el partido. Ya he escrito con anterioridad que es evidente la falta de entendimiento entre él y Martz, pero ayer se manifestó la fractura que existe dentro del vestuario. Cuando hacía gestos de no poder seguir, tras probarse en la elíptica, yo recordaba al Favre que el año pasado condujo a su equipo contra los Saints. El cuarentón estaba roto, cojo y magullado, pero luchó hasta la muerte con alma de ganador. Un tipo recién golpeado en la rodilla no aguanta toda la segunda mitad de pie en la banda sin aullar de dolor y sin hielo. Creo que a Cutler le quedan muy pocas balas y no me extrañaría que esta derrota le pudiera costar el puesto. Manolo Arana, que vio el partido conmigo, gritaba “¡Voto por Kyle Orton!” cada vez que Cutler fallaba un pase. Más allá de la broma, creo que los aficionados de los Bears se arrepintieron ayer de aquel canje con regalo de rondas altas del draft. Muchos quemaron camisetas del 6 en los aledaños del estadio. Incluso Peter King volvió a criticar después del partido el intercambio Orton-Cutler.
Por lo demás, no se puede echar nada en cara a los Bears. Su defensa desconcertó a Rodgers que jugó a tirones, Matt Forte disputó uno de sus mejores partidos como profesional, los receptores agarraron todo lo que les llegó con un mínimo de precisión y únicamente echaron de menos un QB de verdad con tablas para conducir el ataque. Solo un equipo muy bueno es capaz de mantener el partido vivo hasta el final jugando sin quarterback.
Aaron Rodgers debió tener pesadillas con Peppers la noche posterior al partido. El DE de los Bears tuvo uno de esos días en los que decide jugar en serio y estuvo inmenso. Él fue el gran culpable de que Rodgers se fuera diluyendo. Además, los Bears demostraron que al QB de los Packers es mejor mantenerle en el pocket, y cerrarle las líneas de pase, que entrarle en blitz. Rodgers tuvo sus mejores momentos cuando se vio más agobiado por las cargas de sus rivales. Y una vez más, James Starks fue decisivo para el ataque de Green Bay. Los mejores drives de su equipo también fueron los más balanceados entre pase y carrera.
Tim Masthay merece una mención especial. El punter de los Packers jugó un partido maravilloso, dejó siempre a los Bears en muy malas posiciones de campo y desactivó a Devin Hester. A priori los equipos especiales de Chicago eran muy superiores a los de Green Bay, pero en el campo se vio todo lo contrario. Quizá fue esa la gran clave del encuentro.
Greene y Tomlinson fueron incapaces de entrar en juego en ningún momento. Solo una carrera de 23 yardas de Greene justificó el triste papel de dos jugadores que han sido el eje sobre el que se ha movido el ataque de Nueva York durante toda la temporada. Pero ellos no tuvieron toda la culpa. El meteórico comienzo de los Steelers obligó a Ryan a abandonar el ataque por tierra demasiado pronto. Esta semana se volvieron las tornas. Si en los duelos divisionales los Jets superaron a los Patriots en todas las líneas, esta vez sufrieron la misma humillación en sus carnes. Siempre fueron a remolque.
La secundaria de los Jets jugó un magnífico partido, pero el ‘front seven’ no pareció el mismo que había machacado a los Patriots. Mendenhall quizá nunca aparezca entre la élite de los running backs de la NFL, pero me parece el jugador completo, capaz de percutir, de escapar por agilidad, de correr por dentro y buscar huecos por fuera o de proteger a su QB de los blitzs… Muchos equipos de la NFL suspirarían por tener en sus filas a un jugador tan completo, tan trabajador y tan eficaz como Mendenhall. Que no sea demasiado espectacular no debería ser un problema, y menos en los Steelers.
Big Ben no jugó un buen partido. Estuvo tremendo en el primer drive, y en jugadas puntuales, pero lanzó dos intercepciones y a punto estuvo de sufrir alguna más. Con todo, sigue siendo un jugador genial en los momentos decisivos. Sus dos primeros downs en el último drive parecieron sencillos pero fueron magistrales (Rodgers no consiguió hacer lo mismo pocas horas antes), corrió con oportunidad y derribarle cuando parece placado sigue siendo misión imposible. Hemos dicho que es muy mala noticia para los Steelers el irregular papel de Rodgers frente a los Bears porque no suele repetir dos actuaciones mediocres, pero lo mismo se podría decir de Roethlisberger.
Tengo que reconocer que llevo años equivocado con Tomlin. Siempre he criticado que me parecía un entrenador sin demasiado carácter y con poca capacidad para mantener la disciplina en un vestuario complicado. Ahora creo todo lo contrario. Ha mejorado el trabajo de Cowher, ha conseguido que su plantilla sea una piña gracias al liderazgo de unos grandes jugadores que le respetan, y casi reverencian, y ha sacado adelante una temporada que comenzó muy cuesta arriba, encontrando soluciones imaginativas para cada problema. Está siendo ignorado como aspirante a entrenador del año, pero tal vez sea injusto si pensamos que en septiembre tanto Ravens como Bengals parecían rivales casi inalcanzables para ellos.