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Bears 14-Packers 21

¡Qué difícil es matar un oso!


Los Packers están en la Super Bowl. Trece años después, y con Rodgers como QB, el equipo de Green Bay volverá al gran partido después de eliminar a los Bears en un choque que debieron dejar decidido en la primera mitad pero que se mantuvo vivo hasta el último minuto.

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Los Bears fueron inoperantes en ataque durante los dos primeros cuartos mientras Aaron Rodgers comenzaba arrasando. Touchdown en el primer drive. El equipo visitante dominaba todos los aspectos del juego. Rodgers jugaba cómodo, encontraba receptores a placer y se adelantaba a todos los movimientos de la defensa de Chicago que suficiente hacía con no perderle la cara al partido. Los equipos especiales le daban grandes posiciones de campo a su ataque y obligaban a los Bears a comenzar cada drive pegados a su línea de anotación. La defensa machacaba a un Cutler empeñado en buscar pases profundos. El QB titular de Chicago jugó un partido nefasto mientras se mantuvo en el campo, pero no le ayudaron demasiado las decisiones de Mike Martz, el coordinador ofensivo, que abandonó demasiado pronto el juego de carrera y parecía empeñado en ordenar pases largos. Matt Forte consiguió más yardas de recepción que de carrera, pero, curiosamente, el ataque local hizo daño de verdad cuando recuperó la fe en el juego terrestre.

Así que la primera parte fue un monólogo de los Packers cuyo único error fue no matar el partido. Se fueron 0-14 al descanso, pero nadie se hubiera extrañado si la diferencia hubiera sido mucho mayor. Era imposible que Aaron Rodgers jugara todos los playoff al mismo nivel que lo hizo en los dos partidos anteriores y lo cierto es que estuvo muy irregular. Una intercepción rocambolesca dio a los Bears un aire que no se merecían antes del medio tiempo.

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La segunda mirad comenzó como acabó la primera. Los Bears eran inoperantes en ataque y los Packers seguían sin ser capaces de darle la puntilla al oso. Rodgers lo tuvo en su mano, pero una intercepción de Urlacher en su propia yarda seis fue el punto de inflexión del partido. Cutler se quedó en la banda lesionado, pero si hubiera sido una decisión técnica nadie se hubiera extrañado. Siempre estuvo descentrado y a merced de la defensa rival. Todd Collins no lo hizo mucho mejor. Cuatro pases intentados, ninguno completo y casi dos intercepciones. Unos estaban noqueados y los otros empanados. Los Bears parecían incapaces de anotar un solo punto mientras los Packers tampoco estaban muy inpirados después de su meteórico comienzo.


Entonces, a falta de un minuto para la finalización del tercer cuarto, Lovie Smith se jugó el todo por el todo y sacó a jugar a su tercer QB. Caleb Hanie había lanzado 14 pases en sus tres años como profesional. Ocho completos y una intercepción. Los Bears se ponían en manos de un chico sin experiencia para intentar remontar.

Y su salida fue fulgurante. Touchdown en el primer drive. Los Bears se ponían 7-14, a un touchdown del empate, después de pasarse todo el partido boqueando y casi sin atravesar el medio campo en ataque. Casi inmediatamente Aaron Rodgers sufría un golpe terrible que pareció descentrarle para el resto del encuentro, Y Mike McCarthy comenzaba a contemporizar, intentando comerse el reloj.

Los Packers tuvieron suerte. El desparpajo de Hanie fue su perdición. El chaval tenía el atrevimiento que le faltó a unos Packers que se olvidaron de la brillantez y tiraron de oficio. Raji interceptó a Hanie dejó el marcador 7-21 a falta de seis minutos y pareció cerrar el partido, pero el propio Hanie dirigió un drive fantástico para volver a situar a los Bears a una anotación con casi cinco minutos por jugar. Ahí apareció el McCarthy timorato, especialista en perder partidos apretados, para devolverle el balón a sus rivales que tenían por delante tres minutos para igualar el marcador.

Pero los Bears pagaron la falta de experiencia de su pasador. Su último drive transcurrió a trompicones, se notó la falta de compenetración de Hanie con su coordinador ofensivo que, después de varias jugadas milagrosas, pidió un tiempo muerto absurdo en una jugada diseñada como carrera, en la que no tenían nada que perder. Los Bears se encontraron en una situación desesperada y Hanie se la jugó con un pase que terminó en manos de un rival. La intercepción de Knox cerró el partido. El oso terminó mordiendo el polvo a pesar de su fiereza.

Los Packers fueron casi siempre mejores y merecieron ganar con más holgura, pero volvieron a evidenciar su gran problema durante toda la temporada. Les cuesta mucho dar la puntilla a los partidos. A punto estuvieron de llevarse un disgusto contra un equipo con un ataque inexistente y una defensa desconcertada. La mala noticia para su rival en la Super Bowl es que Rodgers ya ha jugado su partido malo. Era muy difícil que mantuviera el increíble nivel de los últimos partidos, pero tampoco será fácil que repita otra actuación dubitativa en el gran partido de Dallas.

Trece años después, los Packers volverán a luchar por el Vince Lombradi.