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Ronda divisional: apuntes finales


¿Es bueno calentar partidos? ¿Ayuda a tu equipo? ¿Lo perjudica? Hace dos semanas hablábamos de que Rex Ryan había enfadado a Manning con sus declaraciones y que sus palabras se volverían en su contra. Hace una semana decíamos lo mismo sobre Belichick. Como ya dije en otra entrada, hasta hace muy poco lo normal hubiera sido lo que hace Ryan y no la actitud fría de casi todos los demás. Creo que las declaraciones gruesas siempre han sido parte del deporte, indignan al rival e inflaman a las hordas propias.

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Me gustan los bocazas en el deporte. Siempre lo he dicho y defenderé mi postura hasta el final. Ahora queremos que los jugadores sean robots. Tipos mudos, sordos y ciegos fuera del campo que sólo hablan con su juego sobre el emparrillado. Señores, este invento está hecho para que descarguemos adrenalina y encontremos, en el mundo de fantasía que es el deporte, la alegría que muchas veces se nos niega en el mundo real. El deporte es pasión y no ciencia. Locura y no raciocinio. Emoción y no aburrimiento.

No le debemos pedir a un entrenador la misma seriedad que se le exigiría a un empresario o a un político. Un entrenador es un señor que tiene que conseguir la victoria por todos los medios a su alcance. Y eso es lo que le exige quien le contrata. Unos, como Belichick, lo hacen tras la seriedad extrema y una sudadera rota. Otros, como Ryan, desde el desparpajo, el chiste malo y la genialidad defensiva. Quiero que cualquier deporte sea un gallinero de declaraciones salidas de tono y cuentas pendientes. ¡Viva la espontaneidad!

Porque ¿sabéis la verdad? Un minuto después de que un equipo levante el Vince Lombardi, lo único que importa es quién será el próximo campeón. Pocas cosas hay más volátiles que los triunfos deportivos. Al día siguiente ya son historia.

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Y por último, por la misma regla de tres, todos los periodistas, analistas, blogueros, comentarias… somos unos bocazas que solo sabemos cabrear a los aficionados con nuestras opiniones. Así que habría que hacer como con el tabaco. Decretemos la ley del silencio. Lo políticamente correcto es la omertá absoluta. Si nadie habla nadie se ofende. Aunque al paso que vamos…

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Estuvimos hablando toda la semana de equipos luchadores hasta el final, que pelean cada balón y mueren por su equipo, pero Redding cogió tranquilamente la pelota del suelo y se paseó sin que nadie se inmutara hasta la end zone mientras los jugadores de los Steelers estaban jugando al mus. Los Steelers no entraron de verdad en el partido hasta la segunda parte y eso no es propio de ellos.

La intercepción de Ryan Clark fue una de las claves del partido. Ahí Flacco no estaba presionado y vio como le robaban la cartera. Creo que el QB se pasó el resto del partido pensando en esa jugada. Mientras, la secundaria de los Steelers se vino arriba con ese big play y estuvo perfecta desde entonces.

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Big Ben sufrió seis sacks y tuvo que pasar muchas veces bajo presión pero nunca le perdió la cara al partido. También supo balancear el juego más de lo normal últimamente, a pesar de que la defensa de los Ravens cerró muy bien la carrera. Una vez más, la gran arma de Roethlisberger fue su inteligencia. No brilla como otros, pero es más listo que casi todos y juegan sin línea ofensiva mejor que nadie.

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Flacco jugó tan mal como sus receptores. Pero también deberíamos analizar si parte de lo que les sucedió a los receptores es culpa de Flacco. Muchos de sus lanzamientos no fueron demasiado precisos y obligaron a sus objetivos a retorcerse para intentar atraparlos. Los QBs no solo deben lanzar pases atrapables, su obligación es lanzar al lugar correcto para que el receptor pueda continuar su ruta y seguir ganado yardas. Por eso creo que Flacco también tuvo mucho que ver con la mala actuación de los receptores. Esto mismo se puede extender a los receptores de Brady contra los Jets.

Los Ravens no supieron defender una diferencia de dos touchdowns. Pero no fue un problema de la defensa, sino del ataque. Doce intentos de carrera de Ray Rice en todo el partido convirtieron el juego ofensivo de los Ravens en muy sencillo de leer. Parece mentira que no sepan a estas alturas que a los Steelers se les gana, a pesar de todo, corriendo.

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Por último, no critico a Flacco por un partido, sino por una trayectoria. Los aficionados de los Ravens pueden seguir teniendo toda la fe del mundo en él, pero es un QB que por juego estaría cuestionado en el 90% de los equipos de la clase media-baja de la NFL. ¿Alguno de vosotros ficharía a Flacco para revitalizar el ataque de un equipo? Pues eso.

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Se ha criticado mucho a Atlanta por su derrota, pero en realidad fueron esclavos de su filosofía. Cuando un equipo está pensado para controlar el reloj, sufre mucho si tiene que entrar en una pelea de pistoleros. Controlaron el partido muy en su estilo hasta que Jenkins fue interceptado a falta de 2:30 para el descanso. Un resbalón que costó muy caro y les descentró completamente. Creo que ese exceso de tiza sobre el turf marcó el resultado del partido mucho más de lo que parece. Un completo hubiera puesto 21-14 por delante a los Falcons. Un incompleto hubiera provocado un field goal de 44 yardas en un dome.

Atlanta salió derrotada a jugar la segunda parte, y además se encontró con el mejor Rodgers. Este año han pagado la novatada, igual que la pagaron en 2009 quedándose fuera de playoff por alguna derrota ingenua, pero el año que viene ya los tendrán negros por el humo de mil batallas.

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A pesar de todo, Matt Ryan completó 20 de 29. Sigo pensando que puede marcar una época en Atlanta. Solo necesita ser igual de letal en la larga distancia que en la corta. Creo que le está sucediendo lo mismo que a Big Ben en sus primeros años: está sobreprotegido y no terminan de darle toda la responsabilidad que puede asumir. Matty Ice es como un iceberg del que sólo hemos visto la punta.

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Todos estamos deslumbrados con el partidazo de Rodgers, pero este año ya hemos presenciado como varios quarterbacks descendían a los infiernos tras tocar el cielo. Si consigue repetir un festival así, sucesivamente, en Chicago y en Dallas deberían incluirle inmediatamente en el Hall of Fame sin esperar al retiro. En algún momento fallará.

Creo que si los Packers quieren ganar la Super Bowl, tendrán que imponerse en uno de los dos partidos gracias a su defensa. Lo bueno para ellos es que son muy capaces de hacerlo.

Las 66 yardas de Starks después de 25 intentos deberían preocupar mucho a McCarthy. El efecto sorpresa parece amortizado y no creo que vuelva a funcionar.


Lo mejor que le pasó a Chicago fue el pase interceptado de Matt Forte. Si Mike Martz ha tenido la tentación de volver con sus experimentos, ahora que tiene todos los focos enfocándole, creo que se le han quitado las ganas.

Creo que los Bears se quedaron con hambre de más. Tenían muchas ganas de guerra y de demostrar que merecen ser considerados aspirantes a todo. La temprana lesión de John Carlson, y la inoperancia de los Seahawks, impidieron que pudieran dar el golpe de efecto que buscaban.

Otro que salió muy reforzado fue Cutler. Sus 43 yardas y dos touchdowns terrestres demuestran que quiere retornar a la élite más exclusiva y que sabe que este es el momento perfecto para conseguirlo. Ahora es importante que no caiga en la tentación de entrar en un cuerpo a cuerpo con Rodgers del que los dos pueden salir interceptadísimos.


Pete Carroll se ha metido en un buen lío. Su equipo tiene muchos más agujeros que 49ers o Rams, e incluso que los Cardinals, y en Seattle le van a exigir que vuelva pronto a postemporada. Visto con perspectiva, creo que el HC hubiera preferido terminar 8-8 sin playoffs que meterse en un jardín que le ha elevado demasiado el listón.

Los Seahawks han sido honrados desde el primer día. Han disfrutado del regalo recibido y han llegado más allá de lo esperado. A nadie que consigue llegar más allá de sus posibilidades se le puede criticar nada. Al contrario, merecen toda la admiración de todos los aficionados.

Llamarles impostores nunca ha sido despectivo para ellos. Pero ahora que ha terminado el cuento, sigo pensando que la NFL debería hacer cambios profundos en los criterios de clasificación aprovechando la proyectada ampliación de partidos. Y lo volveré a escribir varias veces a lo largo del año para que luego no digáis que esas cosas no deben ser planteadas en diciembre.


Muchos aficionados de los Patriots parecen empeñados en culpar de la derrota a una serie de errores puntuales. Creo que deben asumir que los Jets jugaron mejor, merecieron la victoria y siempre dominaron tácticamente el choque. Otra cosa es que la genialidad de Belichick o Brady les hubiera conseguido la victoria, a pesar de todo, si se hubiera evitado alguno de esos errores puntuales.

Ya lo dije en la previa: los equipos que han ganado a los Patriots en los últimos años lo han hecho desactivando a Brady. La línea no le protegió, ni Green-Elis ni Woodhead cerraron espacios en el backfield y él fue incapaz de encontrar receptores abiertos. No creo que Brady tuviera ninguna culpa de la derrota. Fue un logro de la defensa rival.

Belichick volverá a utilizar todas sus rondas altas eligiendo el mejor jugador disponible, independientemente de su posición, pero siempre nos quedará la sensación de que estos Patriots no han ganado más anillos por carecer de un corredor franquicia. Woodhead es un clon de Faulk, pero Green-Ellis no es un número uno fiable para un aspirante.


El pase de 58 yardas de Mark Sanchez a Jerricho Cotchery dio la puntilla al partido. Fue la primera jugada del último cuarto, los Jets ganaban solo por tres y Rex Ryan quiso jugarse el todo por el todo en su única jugada ofensiva de riesgo de toda la noche. Tuvo mucho tiempo para prepararla entre cuarto y cuarto, fue un valiente y ganó. Belichick también fue un valiente con su intento de cuarto down y perdió. Sigo pensando que fue un partido muy, muy grande.

Durante todo el choque me maravilló la capacidad de la defensa de los Jets para evitar primeros downs. Los Patriots conseguían estar, una y otra vez, en segundo o tercero y muy corto, pero ahí eran incapaces de conseguir el par de yardas que iniciaría una nueva serie; ni corriendo, ni pasando. Lo único que les funcionó, y no del todo, fueron las jugadas de engaño. ¿No tuvisteis la sensación de que los Jets tenían siempre en el campo más de once jugadores defendiendo?

Ryan no solo ganó el duelo defensivo, sino también el ofensivo. Sanchez tal vez jugó uno de sus partidos más serios al frente de los Jets, Tomlinson y Greene le aseguraron el control del reloj cuando le hizo falta y, sobre todo, la línea cerró el camino a una defensa que casi siempre estuvo en inferioridad de condiciones. Los Jets tuvieron grandiosas posiciones y sólo se atravesaron el campo de lado a lado en el drive del pase a Cotchery.

En la última década, Patriots, Steelers y Colts han sido un peaje demasiado caro para todo el mundo. Al menos había que ganar a uno de ellos para estar en la Super Bowl. Desde 2001 solo otro equipo distinto, los Raiders de 2003, ha llegado al gran partido. Estos Jets pueden conseguir algo mítico y casi irreverente. Ya se han llevado por delante a Colts y Patriots. Si consiguen completar la hazaña con los Steelers habrán destruido a la trinidad perfecta de la Americana.