Atlanta-Green Bay (La previa)
Por algo dicen que el fin de semana de las finales de división es en el que mejor football se juega de todo el año.
Pero que nadie se relaje. Las dos defensas también están forjadas en las fraguas del averno y no tendrán ningún reparo en manchar vuestros televisores con salpicaduras de sangre. Ahora que lo pienso, sentarse a ver a John Abraham o a Clay Matthews con traje de etiqueta puede producir desperfectos irreparables. Atlanta y Green Bay tienen todas las virtudes que convierten a un equipo de football americano en completo (siempre y cuando el pacto de James Starks con el diablo siga vigente), así que, salvo sorpresa, el choque debería ser una delicatessen para todo tipo de aficionados.
Atlanta no parece destacar en ningún aspecto del juego. No es el mejor equipo haciendo nada concreto, pero sí que es de los que mejor lo hacen casi todo. Durante la temporada regular han estado medio tapados. Nadie terminaba de creérselos de todo, pero verles jugar ha sido uno de los grandes placeres de 2010. Primero por su intensidad, tanto en defensa como en ataque, también por su eficacia y, por último, por un desparpajo. Se atreven a correr riesgos y se lanzan a por ellos mientras, por encima de todo, se divierten. Cuando la televisión enfoca a su banda se observa a un grupo de tipos pasándolo bien mientras hacen lo que más les gusta. Buena receta para crear un equipo ganador.
Pero algunos me diréis que así cualquiera. ¿Con Roddy White y Tony Gonzalez quién no se luce? Pero Ryan no solo cuenta con esas dos superestrellas para recoger sus pases. Michael Jenkins hace un trabajo tal vez no tan brillante pero sí muy eficaz y Jason Snelling suele tener mucho peligro saliendo como receptor desde el backfield. De todos modos, no esperéis grandes bombas saliendo de su brazo. Los Falcons hacen daño con una variedad infernal de pases a corta y media distancia en los que Ryan es letal.
Tampoco hay que olvidar que la línea de Atlanta es una de las más poderosas de la NFL. Llegar al QB es casi una quimera y Clay Matthews y compañía tendrán que jugar un partido perfecto si quieren sortearla.
El juego de carrera también es excelente. Y como corresponde a un equipo absolutamente ortodoxo, Ovie Mughelli, fullback elegido para la Pro Bowl, es el ariete perfecto para que Michael Turner perfore la defensa. Pero como sucede en todos los ámbitos de en este equipo, no esperéis grandes big plays ni estridencias. Los Falcons atacan avanzando despacio, lentamente, con una seguridad pasmosa y sin inmutarse. No les importa moverse en el filo de los terceros downs, ni ganar yardas poco a poco. Ellos van haciendo una labor de lenta destrucción de las defensas rivales que terminan agotadas y desesperadas. Football clásico, football del bueno.
Voy a suponer que Weatherspoon, LB izquierdo, y sobre todo Lofton, MLB, estarán totalmente recuperados de sus lesiones para el domingo. Forman junto a Mike Peters un grupo de linebackers muy rápido, muy agresivo, y que sin ser lo mejor de este equipo, sacan mucho partido de los agujeros que les abre la línea. En realidad no es una defensa que deba ser considerada por los nombres de sus jugadores, sino por la compenetración y orden con el que trabajan. Se mueven en el campo con una coreografía perfecta, permite que el rival avance, pero no le dejan anotar. Es peligrosísima en la propia zona roja y crea un muro casi infranqueable en las últimas yardas.
Además es muy oportunista y capaz de conseguir grandes jugadas. Grimes y Dunta Robinson son dos buenos cornerbacks (sobre todo me ha llamado la atención la facilidad del primero para conseguir intercepciones decisivas), pero quien de verdad me ha asombrado es Williams Moore, un strong safety que en su segundo año ha presentado credenciales de jugador estrella. Thomas DeCoud le acompañará como free.
Por último, los Falcons tienen un arma secreta en equipos especiales. Eric Weem es un retornador, tanto de kick offs como de punts, que no solo asegura magníficas posiciones de campo a su ataque, sino que puede conseguir un touchdown en cualquier momento. No le perdáis de vista.
Los Falcons, como es habitual, balancearon muy bien pase y carrera (28 por 27), Matt Ryan completó 24 pases para 197 yardas y 1 TD y, sobre todo, Michael Turner fue el factor decisivo con sus 110 yardas terrestres. Tampoco hay que olvidar que los Packers en ese momento no tenían ni un solo corredor sano.
Los que queráis profundizar más en los Packers podéis leer la previa que escribí para el partido de wild card. En ella están todas sus claves.
Creo que los Packers pueden haberse subido en una ola imparable, que los Falcons son unos novatos en postemporada y que les puede pesar la presión, pero también pienso que el milagro Starks no se repetirá dos semanas seguidas y que los Falcons terminarán imponiendo su estilo de juego y mantendrán a Rodgers fuera del campo para ganar el partido. Mi apuesta en el blog será Falcons +0.