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Steelers-Ravens (La previa)


Grabad este partido. Guardadlo como oro en paño. Marcará el final de una época. La última vez en la que el resultado se escriba con números de sangre. El ejemplo definitivo de que el músculo también es talento. Hasta hace muy poco decíamos que el mejor sonido del mundo era el que producía el choque de cascos. Ahora eso es ilegal, o por lo menos políticamente incorrecto. Y me pregunto ¿se sentará Goodell a presenciar el festival de violencia que se avecina o su sensibilidad exquisita le impedirá contemplarlo? ¿Catalogarán la batalla como no apta para menores y encarcelarán a los padres permisivos?

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Después de ver los partidos del pasado fin de semana, sospecho que Goodell ha recomendado a los árbitros que levanten el pie en las penalizaciones por agresividad durante la postemporada. Contemplé golpes violentos de verdad y, cuando me temía lo peor, vi asombrado que los cebras ni se inmutaban. Espero que se mantenga ese criterio hasta el final. No estoy a favor de la violencia gratuita, pero sí de la agresividad cimentada en el talento. Steelers y Ravens tienen mucho de ambas cosas.

Durante su segundo enfrentamiento se produjo una de las circunstancia más épicas de toda la temporada. Big Ben jugó casi todo el partido con la nariz rota y los últimos minutos renqueante, pero protagonizó una remontada espectacular que fue la causa directa de que el partido del sábado se dispute en el Heinz Field.

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Pero vamos a dejar la épica de lado por un rato y diseccionemos un poquito a los equipos.


Este año, como siempre, se han enfrentado dos veces. La primera podría tener menos valor, ya que Big Ben estaba sancionado y jugó Charlie Batch, pero, curiosamente, esos primeros fueron los partidos en los que más disfruté del juego de Pittsburg, y en los que ellos fueron más fieles a su tradicional estilo ofensivo. En ambos partidos ganó el visitante, ambos se decidieron por tres puntos, en ambos se produjo una remontada en los últimos minutos y también en ambos las defensas sacudieron cera sin piedad.

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Big Ben volvió de su sanción de cuatro partidos más pasador que nunca. Creo que se encontró con un Mike Wallace increíble (¿Ni suplente en la Pro Bowl?) y no pudo aguantarse las ganas de lanzarle casi todo lo que le llegaba a las manos. Si encima tenía a Hines Ward que, incombustible, sigue teniendo las manos más seguras de la NFL en los momentos decisivos y a Heath Miller para sacarle de los apuros, para qué quieres más. Big Ben es Big Ben y si hay que poner las pelotas encima de la mesa, él la vuelca.

Pero esa ansia del QB por reafirmarse como la gran estrella que es, después de un tormentoso verano, tal vez haya perjudicado a la mejor arma ofensiva de estos Steelers: Rashard Mendenhall. ¡Cómo me gusta este tío! En las primeras jornadas cargó con todo el peso del ataque y las defensas no le encontraban por mucho que buscaban. Tras la semana cuatro perdió protagonismo pero, aún así, ha sido casi siempre un martillo neumático empeñado en demoler líneas defensivas. Se que estoy muy pesado con el asunto pero creo que los Steelers necesitan balancear más el pase y la carrera para llegar lejos en estos playoff.

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Lo que sigue siendo un dolor de cabeza en Pittsburgh es la línea ofensiva. No es un coladero, pero está muy cerca. Para tranquilidad de sus aficionados, los Señores del Acero ganaron su última Super Bowl con una línea muchísimo peor, así que el mal parece superable.

Su ‘front seven’ es ‘El Front Seven’. No les corre nadie y cazan más QBs que nadie. Casey Hampton sujeta él solo a toda la línea ofensiva. Bueno, él solo no. Tiene la valiosa ayuda de Hood y Keisel, mientras los linebackers entran por todos lados repartiendo regalos a diestro y siniestro y sembrando el pánico. La batalla entre la línea ofensiva de los Ravens y estos siete animales será apasionante… como apasionante será ver como frena la línea ofensiva de los Steelers a la horda de Baltimore. En serio, estoy escribiendo y me relamo de gusto solo de pensar en lo bien que nos lo vamos a pasar. Es que hay partidos en los que no miras quién tiene el balón ni una sola vez. ¿Qué más da? Lo que merece la pena es ver cómo Michael Oher da su majestuoso paso lateral mientras James Harrison se abalanza sobre él bramando como un cimmerio. ¿Pero qué narices importa quién gane la Super Bowl?

Bueno, calmémonos un poco y sigamos con el análisis. Termino con el ‘front seven’. Woodley, Farrior, Timmons y Harrison son tan buenos que no puedo encontrar un grupo mejor y más compenetrado de linebackers en toda la NFL.

Su único problema está en la secundaria. Polamalu es tan grande que la hace buena, pero Ike Taylor, McFadden y Clark solo acompañan. En cuanto falta el strong safety todo se desmorona, pero no solo en la secundaria, sino en todo el equipo. En teoría, Polamalu llega recuperado, aunque algo renqueante. El sueño del acero se convertirá en pesadilla si la estrella deja de rendir a su mejor nivel en algún momento.


Sobre los Ravens hablé largo y tendido en la previa de su partido contra los Chiefs, y a ella me remito. Sólo apuntar que Joe Flacco me gustó muchísimo el domingo. Necesitará jugar así de bien para que su equipo sea competitivo en el Heinz Field. Sería una sorpresa que Rice y McGahee se acercaran a las 100 yardas de carrera. Así que, una semana más, deberá dar un paso adelante y demostrar que es el pedazo de jugador del domingo y no el dubitativo de gran parte de la temporada. En su derrota en casa ante los Steelers no fue capaz de consumar una remontada final y hubo cierta polémica en Baltimore porque su equipo se jugó un cuarta y dos en vez de intentar un field goal de 49 yardas que hubiera servido para empatar. Creo que Flacco tiene esa espina clavada y querrá demostrar que también es capaz de protagonizar remontadas en el último drive.

Ahora me preguntaréis quién es mi favorito. Difícil pregunta es, que diría el maestro Yoda. Creo que la victoria será por un margen estrechísimo, incluso minúsculo. También creo que se deberá a una circunstancia decisiva de la que hablaremos durante toda la semana posterior. Pero no puedo imaginar en cual de los lados del campo se producirá. Creo que los Ravens de esta temporada son levemente mejores que los Steelers, pero también creo que la historia pesará y que ganar en el Heniz Field en postemporada es una hazaña que te convierte, automáticamente, en gran favorito para ganar el anillo. En el blog apostaré Steelers +0.