Chiefs 7 – Ravens 30
Los playoff son para hombres. En enero no valen las buenas intenciones, ni suele ser rentable la fantasía. La clave es apretarse los machos, mirar hacia delante, golpear duro y mantener el acelerador a fondo durante todo el partido. Los Ravens dejaron muy claro que son tipos muy duros, tal vez lo más duros. Los Chiefs quisieron apelar a la fantasía y terminaron arrollados.
El ataque de los Chiefs en todo el partido quedó prácticamente reducido a un drive de dos jugadas en el que Jamaal Charles corrió para conseguir un touchdown de 41 yardas. El resto fue un festival de despropósitos, fumbles, intercepciones, malas decisiones, jugadas que perdían el sentido desde el mismo snap… Cassel jugó un partido para olvidar y, si restamos la carrera anotadora de Charles, el juego terrestre sólo funcionó en momentos aislados del primer cuarto.
Hasta aquí todo lo que se puede decir de unos decepcionantes Chiefs. Durante dos cuartos y medio sobrevivieron gracias a la solvencia de su defensa y la agresividad de Tamba Hali.
El resto del partido fue un monólogo de los hombres duros. Los Ravens jugaron ¡por fin!, al nivel que sólo incoaron en los primeros partidos de la temporada y que poco a poco se fue diluyendo. Ahora, cuando importa de verdad, todas sus estrellas se han quitado el disfraz.
Flacco fue ¡también por fin!, el QB dominante, inteligente y ambicioso que llevábamos tanto tiempo esperando. Él y Todd Heap volvieron loca a la secundaria de Kansas. Mientras, Ray Rice y McGahee hacían estragos tanto corriendo como recibiendo pases en jugadas de engaño. El QB de los Ravens sufrió por el empuje de Hali pero esta vez no se arrugó ante la presión. Flacco se lanzó a correr sin miedo cuando fue necesario para ganar muchas yardas mientras desactivaba todos los planes de la defensa rival. De verdad que fue un placer redescubrir a un jugador que llevaba bastante tiempo actuando muy por debajo de sus posibilidades.
El trabajo del ataque de los Ravens fue espectacular, aunque deberá mejorar en las próximas eliminatorias su eficacia en la zona roja, pero lo que volvió a ser absolutamente imparable fue su defensa. Llevamos varias semanas diciendo que muchos están mayores y que no aguantan todo el partido al máximo nivel. Puede que sea cierto, pero si el ataque sigue dándoles tiempo para recuperarse en la banda como lo hizo ante los Chiefs, es una defensa que se vuelve una máquina imparable, agresiva hasta la locura en cada jugada, muy intuitiva y muy inteligente. Los de Kansas City solo tuvieron 37 jugadas ofensivas en todo el partido y la mayoría de ellas fracasaron estrepitosamente. La defensa agobió Cassel, provocó tres sacks y tres intercepciones y golpeó duro y sin compasión. Durante los primeros dos cuartos sufrió defendiendo la carrera en algunos momentos, pero tras el descanso la colapsó sin piedad y dominó con una superioridad insultante.
Los mejores Ravens han vuelto para demostrar que el football es cosa de hombres duros y que los campeones se forjan con golpes violentos, como el acero. Y será ese acero lo que tengan enfrente el próximo fin de semana. El Steelers-Ravens ya es, por si mismo, una gran final de la NFL. La final de los hombres duros, de los que golpean más fuertes que nadie, los que no temen a la sangre.
Los Ravens que nos gustan de verdad han vuelto en Kansas City y quieren sembrar los playoff de cadáveres. Esta noche muchos sufrirán pesadillas.