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Colts 16 - Jets 17

Rex Ryan ganó por los pies

Cada vez entiendo mejor la fascinación que siente Ryan por los pies. Los pies de Tomlinson y Greene, junto a la precisión in extremis del pie de Folk resolvieron a su favor esa cuestión personal que tenía con Manning. Y eso que el pie eternamente imperturbable de Vinatieri pareció decidir el partido a favor de los Colts cuando quedaba menos de un minuto.

Ryan lo tuvo muy claro desde el primer segundo de partido. Su único objetivo durante toda la noche fue anular a Reggie Wayne. Revis no se separó de él ni un segundo, ni un milímetro. Una recepción, una yarda: esa fue toda la aportación del receptor favorito de Manning. Y con esa premisa el QB de los Colts jugó todo el partido incómodo, sin encontrar grandes agujeros en lo profundo, salvo un pase de 57 yardas a Pierre Garcon que se convirtió en el único touchdown de su equipo.

Con el campo abierto inutilizado, Manning se vio obligado a jugar con muchos pases cortos, lo que fue un fracaso desde el primer momento, aunque cuando recibió ayuda de Rhodes y Addai si que pudo mover el balón con algo más de acierto para, al menos, llegar a distancia de field goal. De todos modos, Manning estuvo irreconocible en todo momento. La trampa que Rex Ryan elaboró alrededor de Wayne le dejó completamente desconcertado.

Pero enfrente estaba Sanchez en uno de esos días en los que saca de quicio a todos los aficionados de los Jets… e incluso a los que no lo son. Para resumir su actuación, si hubiera lanzado todos y cada uno de sus pases un palmo más abajo de lo que lo hizo, hubiera firmado el partido perfecto. Ese leve desvío de la mirilla desestabilizó a todo su ataque durante toda la primera mitad. Cada pase completo exigió un sobreesfuerzo de sus receptores, que veían volar los balones allí, a lo lejos, mientras se estiraban desesperados.

Pero en la segunda parte todo cambió. Ryan, harto de Sanchez, le dio el balón a Tomlinson y Green que firmaron un festival extraordinario. Los dos protagonizaron dos drives que marcaron el duelo. Ambas series terminaron con sendos touchdowns de un impresionante Tomlinson. Mientras uno duró 5:12 minutos, el otro se alargó hasta ¡¡¡9:54 minutos!!! Manning prácticamente no pisó el campo en toda la segunda mitad.

A diez minutos del final los Colts se encontraban cuatro puntos por debajo 10-14 y bastante desconcertados con lo que estaba pasando. La experiencia nos hacía creer que volvería a aparecer el Manning dominante, formidable en los últimos minutos, para resolver en un suspiro lo que no había podido arreglar durante el resto del partido. La realidad fue muy distinta; movió el balón con más facilidad, tirando más de corazón que de otra cosa, pero sin terminar de descifrar la defensa de los Jets. El siguiente drive terminó con un field goal y los Colts seguían un punto por detrás en el marcador.

Quedaban menos de cinco minutos pero los Jets no fueron capaces de alargar el drive como lo habían hecho anteriormente. Sanchez seguía empeñado en lanzar un palmo por encima de lo conveniente y a Santonio Holmes se le escapó un balón imperdonable. Un tal Smith quiso darle aire a los Jets al ser penalizado con un running into the kicker (golpeo ilegal al pateador), pero la ayudita terminó con otro tres y fuera que le daba a Manning dos minutos y medio para ganar.

Definitivamente no era la noche del mito de Indianapolis. Se tuvo que conformar con dejarle a Vinatieri un field goal largísimo de 50 yardas que el hombre infalible en los momentos decisivos se encargó de transformar. Lo que casi nadie se esperaba era que Sanchez reajustara su mirilla y completara tres pases estupendos, después de un gran retorno de Cromartie, para que Folk culminara la venganza de Ryan en el último segundo. ¿Alquien me puede explicar el tiempo muerto absurdo pedido por los Colts cuando los Jets se quedaban sin tiempo para anotar?

Los dos finalistas de la pasada Super Bowl han caído a las primeras de cambio. Solo llevamos dos partidos y los playoff ya están patas arriba.