Árbitros estrella. Igual que los jugadores dedican sus camisetas a los aficionados, algunos árbitros, los más mediáticos, hacen lo propio con sus tarjetas. Pier Luigi Collina, el italiano, fue un pionero. En España, Eduardo Iturralde González fue de los primeros en llevar personalizadas con su nombre las cartulinas. Al colegiado vasco le gusta regalar como recuerdo su autógrafo estampado en la tarjeta. Y eso hizo el pasado 29 de noviembre. Tras dirigir el Barça-Madrid, que acabó con 5- 0 a favor de los locales, Iturralde regaló sus tarjetas firmadas, la roja y la amarilla, a Sandro Rosell, presidente del Barcelona, ante el asombro de algún dirigente del Real Madrid presente en la entrega del obsequio. El Madrid no quiso filtrar esta anécdota cuando sucedió para no ponerla como excusa de aquella derrota. Pero pasadas las semanas se ha ido extendiendo entre fuentes próximas a dirigentes del Madrid y ya es muy comentada en los mentideros futbolísticos.