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Un impostor en la fiesta

¡Cómo habrá visto Goodell las cosas para decir digo donde dijo diego! En un interruptus que se veía venir, el comisionado afirmó que el cambio de reglamentación a la hora de designar a los seis equipos clasificados en cada conferencia podría ser más profundo de lo anunciado. Quizá vaya más allá de que los mejores récords jueguen en casa aunque no hayan ganado sus divisiones. La sensatez parece llegar a la NFL (al menos en este asunto) y podría aprobarse la clasificación directa para los seis mejores récords, dejando fuera a campeones divisionales si no alcanzan las victorias necesarias.

Hace unos días escribí un artículo titulado ‘Una grandísima injusticia’ en el que afirmaba que ningún equipo de la NFC oeste debería jugar en postemporada. Muchos de vosotros discrepabais de mi opinión. A la mayoría os parecía fenomenal que se clasificara un equipo con un récord peor que otros equipos eliminados. En muchas ocasiones leo vuestros argumentos discrepantes y termino convencido de que estaba equivocado, pero este no ha sido el caso. Ninguno me pareció convincente. La mayoría se reducían a afirmar que la norma era igual para todos. Alguno también hablaba de los Cardinals de 2008.

Los Cardinals de 2008 terminaron con nueve victorias y siete derrotas, igualados con los Bears (que quedaron fuera) con el sexto mejor récord de la NFC. Desconozco si aplicando los criterios de desempate los Bears hubieran sido los clasificados, pero me temo que su caso no tiene nada en absoluto que ver con el actual. Sobre el tema de que la norma es igual para todos vuelvo a decir lo de siempre: una norma igualitaria no tiene por que ser buena o correcta. Que todos sepan a qué atenerse no es un criterio de justicia, sino de resignación. El mundo está lleno de normas y leyes infames, repugnantes, inhumanas… que sean leyes o normas no es un criterio de bondad o de ecuanimidad; solamente dan una idea sobre la calidad moral y profesional de quienes las crearon.

Hasta la temporada 2001 cada conferencia de la NFL estaba dividida en tres divisiones: central, este y oeste. En cada división había normalmente cinco equipos, así que cada conjunto tenía ocho duelos divisionales por temporada; la mitad de su calendario.

En 2002 se redistribuyeron los equipos en cuatro divisiones por conferencia. El debate sobre cómo reorganizar las divisiones fue largo y encendido. Se intentaron preservar las rivalidades tradicionales pero incluso hubo un equipo que tuvo que cambiar de conferencia. Curiosamente, fueron los Seahawks.

Se automatizó la asignación anual de partidos de forma que todos los equipos se crucen como mínimo cada cuatro años. Con el sistema anterior dos equipos de diferentes conferencias podían no enfrentarse en más de una década.

El nuevo calendario con las nuevas divisiones terminó contentando a casi todo el mundo. A mí me pareció estupendo desde el primer día. Pero hubo un asunto que provocó debates durante mucho tiempo más: fue precisamente el sistema de clasificación para playoffs. Tal vez lo único que no se tocó. En ese punto el acuerdo no fue tan unánime. Los cruces divisionales se reducían a seis, menos de la mitad del calendario y muchos analistas afirmaron que sucedería lo que ha ocurrido este año. Se clasificarían equipos con menos victorias que algunos eliminados. Era evidente que ese punto estaba mal resuelto. La norma debía ser mejorada al aumentar el número de divisiones.

El debate ha vuelto casi cada año, pero esta ha sido la primera vez en que se ha incendiado tanto. Y no creo que sea solo un problema de justicia. Una vez más, el dinero se convierte en protagonista.

Creo que lo que menos importa es la similitud de los calendarios dentro de una división. Los Patriots han terminado 14-2 con uno de los calendarios más complicados mientras que los Seahawks han finalizado con 7-9 con uno de los más sencillos. Los equipos buenos son buenos siempre y los mediocres también suelen persistir en su mediocridad, independientemente de su calendario. Ahí no está el problema. El drama es que el público no quiere ver a los de Seattle. Y me parece lógico.

Sospecho que el seguimiento televisivo del Seahawks-Rams en horario de máxima audiencia, y para todo el territorio estadounidense, ha podido ser decepcionante. No tengo el dato por mucho que lo he buscado, pero estoy casi seguro de no equivocarme. Creo que a muchísima gente le sucedió lo mismo que a mí: el partido no interesaba por mucha trascendencia que pareciera tener. La NFL se puede estar temiendo que el sábado por la tarde la gente se irá de paseo, o a cenar a un restaurante, en vez de seguir un Seattle-Saints de wild card por la NBC. E imagino que los responsables de esa cadena de televisión habrán llamado por teléfono a Goodell y le habrán explicado que se sienten engañados. Se supone que en postemporada la NFL ofrece un menú de gourmet. En este caso no ha sido así. Pretenden que veamos con el máximo interés un partido que bajo ninguna circunstancia elegiríamos en temporada regular a no ser que fuéramos seguidores de esos dos equipos.

La semana pasada os dije que no trasnocharía para ver el Seahawks-Rams. Era un partido del que esperaba muy pocas cosas. No me confundí en absoluto. Os repito lo mismo esta semana. No tengo intención de ver el Seahawks-Saints de este sábado. Se me ocurren muchísimas cosas más interesantes que hacer. Tal vez, por un milagro de esos que suceden en el deporte, sea un choque intenso, igualado y emocionante. Acepto que eso sea posible, aunque improbable. El problema es que no es un partido de playoff por mucho que me lo quieran vender como tal. No lo vería en la semana 10 y tampoco lo voy a hacer ahora.

Me parece que la NFL sospecha que este puede convertirse en el partido de postemporada con menos audiencia de la historia. También me parece que la NBC se teme lo mismo. Y tal vez las cadenas de televisión se puedan replantear las negociaciones futuras si cabe la posibilidad de que se repita de despropósito de forma cíclica. Que un equipo con récord negativo se clasifique para playoff no es aceptable ni para los aficionados, ni para las televisiones, ni para una competición deportiva seria.

Aquí no estamos hablando de normas ni de reglamentos, de tradiciones o rivalidades; hablamos de que una liga con formato de playoff no es capaz de ofrecer a sus aficionados los mejores manjares posibles cuando llega la época de los grandes festines. Los Seahawks, hagan lo que hagan, son un equipo con récord 7-9, impostores en la fiesta, invitados sin frac. Bucs, Giants, os echaremos de menos.

Como curiosidad, todos los equipos que jugarán como locales este fin de semana tienen peor récord, o desventaja en caso de empate, que los visitantes.