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El apéndice de Cassel

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Creo que todos nos hemos preguntado en alguna ocasión para qué narices sirve el apéndice. Una prolongación del intestino que no va a ninguna parte y que se llena de mierda, literalmente, para obligarnos a pasar por el quirófano. Grandes sabios, genios de todas las artes, de todos los tiempos, han visto truncada su vida, su aportación a la humanidad, por esa especie de gusano inútil que ocupa un lugar absurdo en nuestro cuerpo, como una bomba de acción retardada dispuesta a estallar en el peor momento. El apéndice de Cassel, algo más pequeño que la punta del dedo meñique, se ha convertido en un asunto de estado en Kansas City. Pocas veces un apéndice ha dado tanto por el saco, y tanto que cavilar.

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Cuando estaba a punto de comenzar la temporada de la NFL, los aficionados de los Chiefs bramaban contra el staff técnico de su equipo. La línea de ataque iba a ser un coladero y Matt Cassel había decepcionado en su primera temporada. Muchos pensaban que no tenía categoría para jugar en la NFL. ¿A quién se le había ocurrido hacer un draft tan horrible? Curiosamente, cuatro meses después, la línea ofensiva es uno de los pilares del equipo y una apendicitis inoportuna ha provocado el pánico. Cassel ya tiene a su afición en el bolsillo pero una pequeña cicatriz, a la derecha y un poco más abajo del ombligo, le impedirá liderar el juego de pase de su equipo frente a los Chargers. Un partido que los de Kansas tienen marcado con letras rojas. La llave de la postemporada.

Tampoco es que el calendario de los Chiefs haya sido tremendo. Las dos divisiones ‘Worst’ se han cruzado entre ellas para que quedara aún más claro el bajo nivel de ambas. Pero ser el equipo líder en yardas terrestres (175,2 por partido, 23,7 más que su inmediato perseguidor) aporta la vitola de equipo revelación.

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Jamaal Charles fue elegido en tercera ronda de 2008. En realidad nunca se pensó en él como corredor número 1. Llegaba como seguro de vida ante una posible lesión de Larry Johnson, la joya de la corona, un corredor para muchos años. Johnson entró en un bucle autodestructivo y Charles tuvo su oportunidad, aunque en un principio decepcionó. Parecía tener manos de mantequilla de la que se caían lo balones de forma inexplicable. En 2009 comenzó a ganarse el favor del staff técnico y de la afición, aunque volvió a sufrir cuatro fumbles. Este año es un meteoro, con 1.137 yardas y 6,2 yardas por intento… aunque lleva tantos fumbles como touchdowns de carrera (3). Deberá mejorar en ese aspecto que le ha costado la carrera a muchas estrellas en ciernes. Por eso, Thomas Jones es el arma para los momentos decisivos. Un veterano con manos seguras, cómodo compartiendo backfield y muy inteligente. Los dos se complementan como si se conocieran de siempre y son la joya de la corona de Kansas.

Pero el denostado Cassel, un jugador que lanzó 33 pases en sus cuatro temporadas como jugador universitario en los Troyans, es igual de necesario para que la fórmula funcione. Cassel fue elegido en 7ª ronda del draft por los Patriots. Belichick al poder, descubriendo diamantes donde el resto sólo ve piedras. ¿Quién gasta una séptima ronda en un tipo que no jugaba regularmente desde su etapa escolar? La lesión de Brady en el primer partido de 2009 le convirtió en el QB titular de los Patriots. Consiguió once victorias aunque los criterios de desempate dejaron fuera a los de Boston, mientras el resto de equipos clasificados suspiraba de alivio. Cassel había asombrado al mundo de la NFL mientras que Palmer y Leinart, las dos estrellas que le cerraron el paso en la Universidad del Sur de California, eran cuestionados como profesionales. Un nuevo cuento de la Cenicienta de esos que cuenta Belichick.

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Terminó la temporada e incluso se abrió el debate sobre qué haría New England. ¿Estaría Brady recuperado del todo? ¿Seguiría Cassel al frente del equipo? Cualquier debate era gratuito. Belichick se dispuso a vender el diamante recién tallado. Los Chiefs no dudaron en contratarle. Herman Edwards, el destructor de franquicias, había pasado por allí dejando el equipo como un solar (como hizo antes con los Jets). Había que reconstruir de cero. Cassel sería un buen punto de partida.

Como curiosidad, Cassel fue el culpable indirecto del primer escándalo de McDaniels en Denver. El head coach exigió, nada más llegar a los Broncos, que su equipo fichara a Cassel. La operación fue imposible pero Cutler, indignado por el desplante de su nuevo entrenador, no paró hasta que consiguió un intercambio.

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Cassel decepcionó en su primera temporada con los Chiefs. La línea ofensiva era horrible y él echó de menos la protección exquisita que le proporcionaba la línea de los Patriots. 16 intercepciones y 14 fumbles (3 de ellos perdidos). En Kansas comenzaron a tirarse de los pelos por no haber dejado que terminara en los Broncos de McDaniels.


Pero este año todo ha sido diferente. Y posiblemente gracias a la línea de ataque. Casey Wiegmann regresó a casa, después de un corto periplo por Denver, para recuperar el centro y Ryan Lilja, el añorado guard derecho de Manning, el mayor error de los Colts en la agencia libre, llegó desde Indianapolis. O’Callahan, Waters y Albert ya estaban en la errática línea del año pasado, pero se transformaron en jugadores poderosos dentro del nuevo bloque.

Tal vez lo único que le falte a los Chiefs sea Terrell Owens. Intentaron convencerle que que se incorporara al equipo durante toda la agencia libre pero Terrell, aún a riesgo de quedarse en el paro, del que le sacaron los Bengals a última hora, se negó en redondo. Había coincidido con Todd Haley (head coach de los Chiefs), cuando era entrenador de receptores de los Cowboys y habían saltado más que chispas. No se podían ni ver. Haley estaba dispuesto a hacer borrón y cuenta nueva pero el divo se negó en rotundo. Otra nueva equivocación de Owens, que nunca ha sabido conducir su carrera por el camino correcto.

Así que Cassel sólo tiene a Dwayne Bowe como objetivo real, aunque, por suerte, el receptor está jugando como los ángeles. Chris Chamber o Copper no aportan demasiado. Eso no ha impedido que el QB, aunque está perdido en la clasificación de yardas totales lanzadas, se haya convertido en un pasador seguro y letal. Tiene un rating de 98,4, el quinto de la NFL, sólo ha sufrido cuatro intercepciones y dos fumbles, es casi infalible en la zona roja y cuando la afición de Kansas le ve armar el brazo se pone en pie, porque ha recuperado la precisión quirúrgica en el pase largo que le convirtió en estrella tras solo una temporada como titular en los Patriots. Ahora sólo queda que el doctor que le ha operado haya tenido esa misma precisión, para conseguir un postoperatorio lo más corto posible.


Seguro que los aficionados de los Chiefs estáis impacientes ¿Pero es que este tío no va ha hablar de Dexter McCluster? ¡Que sí, hombre, que sí! ¡Me lo he guardado para el final! Nadie sabe a ciencia cierta de que juega McCluster. En realidad se podría decir que juega de todo y de nada. Fue elegido en segunda ronda del draft y presuntamente era un corredor, pero sobre todo es un arma letal si consigue medio metro de ventaja. En Kansas lo usan como receptor, como corredor, como retornador,… un especialista tipo Reggie Bush que, aunque es empleado con cuentagotas, se está convirtiendo en un ídolo para la afición.

Ya os he contado cuales son los ingredientes. Ahora tenéis que eliminar a Cassel de la ecuación e introducir a Brodie Croyle, del que no me atrevo a decir nada porque si le he visto no me acuerdo. Nueve titularidades le contemplan, nueve derrotas. Ciento por ciento de efectividad. Los números no pueden ser peores. Ese es un dato esperanzador. Tal vez le sea imposible no mejorarlos.

Pero que ni los aficionados de los Chiefs de desesperen, ni los de los Chargers suspiren de alivio. La defensa de San Diego sufre contra la carrera, y el ataque no coge ritmo cuando sus rivales consigue mantenerle mucho tiempo fuera del campo. Las peores derrotas de San Diego han llegado ante equipos con ataques terrestres dominantes. Tal vez sólo haga falta que Charles y Jones jueguen a su nivel, mientras Bowe intenta facilitarle el trabajo a Croyle, para que los de Norv Turner vuelvan a cortocircuitarse. Y si fuera necesario, quizá este sea el domingo en que el mundo descubra al gran McCluster, un loco genial que puede marcar la diferencia en cualquier momento.

Este es el ataque de los Chiefs. Así de simple, así de fácil. Y con este artículo pago una vieja deuda que tengo con sus aficionados, a los que dejé abandonados durante la pretemporada.

Quiero dedicar este artículo a Rafael Moreno. Amigo, muchas gracias por tu tribuna libre. Perdona nuestros comentarios poco afortunados y que, en un detalle muy poco elegante del que me arrepiento, yo volviera a meterme con Delhomme, hasta dos veces, en cuanto tuve ocasión. Espero que aceptes mis disculpas y que vuelvas a aportar tus conocimientos y opiniones en los comentarios de este blog. De verdad, un abrazo muy fuerte. A veces soy un auténtico cabrón.