Djokovic ya tiene su Davis
Tomás de Cos
El equipo serbio acabó sacando petróleo de las bazas que lo señalaban como favorito ante del viernes y se coronó en la Copa Davis ante su público. El espectáculo se prorrogó más allá de los partidos, ya que todos los integrantes del equipo se raparon la cabeza ante la mirada incrédula de muchos asistentes. El Belgrado Arena vivió una gran ceremonia de exaltación del orgullo nacional, gracias al éxito en un deporte que ha sido capaz de desbancar al baloncesto. Serbia debutó en 2004 y seis años después se lleva su primera ensaladera, su primer gran éxito deportivo internacional.
Contaban con el tenista mejor clasificado y no falló. Djokovic se echó la presión a los hombros y ganó con autoridad dos de los tres puntos necesarios para levantar la ensaladera. El primero frente a un desorientado Simon, que busca el camino que le llevó al top ten. El segundo ante Monfils y con un inquietante 1-2 en contra en la final. Un resultado que lo confirma como ídolo nacional en Serbia y que puede darle un gran espaldarazo de cara al 2011. Su estrategia de nadar y guardar la ropa en el Masters acabó saliéndole bien.
El habitual fervor del público serbio se convirtió en otro elemento decisivo en la final. Atenazó bastante a las mejores raquetas francesas y llevó en volandas a Troicki en el quinto y decisivo punto. La Davis es una competición especial, que impone una presión extra a los jugadores. A menudo insoportable, por la dificultad de abstraerse de un ambiente tan hostil. El veterano Llodrá, al que Forget encargó disputar el definitivo punto en lugar de Simon, acabó llorando por la ocasión perdida y la impotencia acumulada durante el mismo.
Djokovic fue la columna vertebral del triunfo, pero Troicki vivió su día de gloria con su gran actuación individual. Se quitó la espina de la derrota en el punto de dobles –para mí los serbios eran claros favoritos y no entiendo cómo dejaron escapar un partido tan encarrilado - y sacó su mejor tenis. No se arrugó pese a la caldera en la que se disputó el duelo. Demostró que los serbios llevan la competitividad inscrita en su ADN y acabó desnudando a Llodrá en medio de la plaza para delirio de sus compatriotas. Veremos cómo digiere el éxito.
Aunque ahora resulta ventajista decirlo, creo que el capitán francés se equivocó al cambiar de jugador a última hora. No entendí la apuesta porque, al margen de lo que pueda decir el ranking, Simon es mucho mejor jugador individual que Llodrá y va a ser mucho más necesario en el futuro para la selección bleu. Y en caso de que no saliera cara, tal y como sucedió, tendría dos jugadores hundidos psicológicamente a los que rescatar. Prefirió la casta y la valentía al talento y le salió rana. En un duelo de talentos, a mi juicio Simon tenía más opciones de tejer una consistente emboscada a Troicki. Sea como fuere, Djokovic ya tiene su Copa Davis.