Aquí el más tonto hace relojes
Yo entonces no tenía Internet en casa, así que llamé a Manolo Arana esperando que me confirmara que Minnesota había fallado el extra point, para burrearle un poco. “Pues no, majete. Se han jugado la conversión de dos y han ganado”. Además, Manolo era incondicional de Culpepper, yo creo que incluso llegó a poner un altar en su habitación con la imagen del QB rodeada de velitas. Se tiró un cuarto de hora cantándome las excelencias del jugador.
Todo esto viene a cuento porque quiero incidir en lo que ya comenté en la ‘Quiniela irracional’ de esta semana. Los equipos mediocres que no se juegan nada se vuelven mucho más peligrosos en diciembre. Con tal de ahorrarse una prórroga, en la que no tienen nada que ganar, prefieren intentar una conversión de dos, y que sea lo que Dios quiera…
La tensión de una posible clasificación, por muy improbable que sea, atenaza tanto a entrenadores como a jugadores. Pero una vez liberados de la tensión, los unos tienen que demostrar que son los idóneos para seguir al frente del barco un año más y los otros que merecen seguir en la plantilla, o un contrato jugoso en la agencia libre. En realidad ya no importa el resultado. Lo que cuenta son las sensaciones.
Además, por estas fechas el clima comienza a hacer de las suyas convirtiendo algunos choques en una batalla por la supervivencia. Es curioso que este año, cuando media España está sepultada bajo la nieve, aún no hayamos disfrutado de ningún partido bajo condiciones hostiles.
De cualquier forma, el final de esta temporada será bastante diferente al del año pasado. Entonces había en cada división un grupo de equipos dominantes bastante cerrado. Los seis de la Nacional que terminaron clasificándose estaban ya virtualmente decididos a falta de tres jornadas. La única duda era cómo iban a barajarse en los cruces. En la Americana las cosas no estaban tan claras, pero tampoco fueron domingos de especial infarto. Por eso algunos equipos pudieron permitirse el lujo de dejarse llevar para ahorrarse lesiones y problemas. El caso más clamoroso fue el de los Colts contra los Jets, que estuvo a punto de estallarles en la cara cuando volvieron a encontrarse en la final de Conferencia.
Pero además hay algunos insurrectos con mal récord y muchas ganas de demostrar que merecen respeto. Y no hay mejor forma de hacerse respetar que anotando una conversión de dos, que valga un partido en el último segundo, contra un gallito. Esa es una pieza que muchos se querrán cobrar. Así que, a pesar de que casi todas las quinielas de especialistas (y de no tanto) están siendo casi unánimes en sus pronósticos, lo normal es que las sorpresas salten, aquí y allá, para darle más picante a un final de temporada que ya de por sí va a ser de infarto.
Que nadie se confíe. Aquí el más tonto hace relojes.