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Aquí el más tonto hace relojes


En 2002, estaba viendo jugar a los Saints de Aaron Brooks que ganaban a los Vikings de Culpepper por un touchdown de diferencia. Quedaban seis minutos para del final. El equipo de Minnesota tenía la posesión. Era en la jornada 15. Los Vikings ya no tenían opciones de clasificarse mientras los de Nueva Orleans mantenían bien encarrilada la carrera hacia la postemporada, vía wild card. Pero necesitaban la victoria para no depender de terceros. En el último segundo Culpepper anotó un touchdown de carrera. Me fui a la cocina para sacar una cerveza y unas aceitunas del frigorífico, y prepararme para la prórroga. Cuando volví a la televisión, el partido había terminado.

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Yo entonces no tenía Internet en casa, así que llamé a Manolo Arana esperando que me confirmara que Minnesota había fallado el extra point, para burrearle un poco. “Pues no, majete. Se han jugado la conversión de dos y han ganado”. Además, Manolo era incondicional de Culpepper, yo creo que incluso llegó a poner un altar en su habitación con la imagen del QB rodeada de velitas. Se tiró un cuarto de hora cantándome las excelencias del jugador.

Todo esto viene a cuento porque quiero incidir en lo que ya comenté en la ‘Quiniela irracional’ de esta semana. Los equipos mediocres que no se juegan nada se vuelven mucho más peligrosos en diciembre. Con tal de ahorrarse una prórroga, en la que no tienen nada que ganar, prefieren intentar una conversión de dos, y que sea lo que Dios quiera…

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La tensión de una posible clasificación, por muy improbable que sea, atenaza tanto a entrenadores como a jugadores. Pero una vez liberados de la tensión, los unos tienen que demostrar que son los idóneos para seguir al frente del barco un año más y los otros que merecen seguir en la plantilla, o un contrato jugoso en la agencia libre. En realidad ya no importa el resultado. Lo que cuenta son las sensaciones.


Y con esa mentalidad, los Browns consiguieron en 2009 cuatro victorias en sus últimos cuatro partidos. Terminaron el año con cinco triunfos. Durante el último mes fueron sembrando el camino de cadáveres inesperados que sirvieron para salvarle el pellejo a Eric Mangini… que agradeció el detalle fichando a Jake DelHomme como presunto QB titular del equipo para 2010. Perdón por la digresión, pero es que tengo un imán hacia el jugador que más dinero ha ganado en la NFL esta temporada. No soy capaz de digerir algo así. Pero no hay que irse muy lejos para descubrir a otro gran superviviente de última hora. Fox consiguió cuatro victorias en los últimos cinco partidos para justificar su trabajo con un récord final 8-8 y así poder seguir torturando a los aficionados de Carolina durante una temporada más.

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Además, por estas fechas el clima comienza a hacer de las suyas convirtiendo algunos choques en una batalla por la supervivencia. Es curioso que este año, cuando media España está sepultada bajo la nieve, aún no hayamos disfrutado de ningún partido bajo condiciones hostiles.

De cualquier forma, el final de esta temporada será bastante diferente al del año pasado. Entonces había en cada división un grupo de equipos dominantes bastante cerrado. Los seis de la Nacional que terminaron clasificándose estaban ya virtualmente decididos a falta de tres jornadas. La única duda era cómo iban a barajarse en los cruces. En la Americana las cosas no estaban tan claras, pero tampoco fueron domingos de especial infarto. Por eso algunos equipos pudieron permitirse el lujo de dejarse llevar para ahorrarse lesiones y problemas. El caso más clamoroso fue el de los Colts contra los Jets, que estuvo a punto de estallarles en la cara cuando volvieron a encontrarse en la final de Conferencia.


Este año parece que el grupo de aspirantes va a ser bastante grande hasta el último día, así que nadie se podrá relajar porque todos se estarán jugando algo. Pero además, hay un aliciente inesperado. En estas cuatro semanas habrá bastantes más ‘chicanes móviles’ de lo normal. Varios equipos de calidad, aspirantes a priori, han quedado fuera de la lucha al mismo tiempo que parecen haber recuperado el nivel de juego que se esperaba de ellos.

Pero además hay algunos insurrectos con mal récord y muchas ganas de demostrar que merecen respeto. Y no hay mejor forma de hacerse respetar que anotando una conversión de dos, que valga un partido en el último segundo, contra un gallito. Esa es una pieza que muchos se querrán cobrar. Así que, a pesar de que casi todas las quinielas de especialistas (y de no tanto) están siendo casi unánimes en sus pronósticos, lo normal es que las sorpresas salten, aquí y allá, para darle más picante a un final de temporada que ya de por sí va a ser de infarto.

Que nadie se confíe. Aquí el más tonto hace relojes.