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Lo que ha pasado entre Shanahan y McNabb


En estos momentos debería estar subiendo la ‘Quiniela irracional’ de esta semana, pero se me acumula el trabajo, así que, a lo largo del día, iré subiendo artículos cortos en los que intentaré explicar, de manera resumida, cómo veo los últimos sucesos que se han vivido en la NFL.

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Desde hace varias semanas se habla de que Shanahan y McNabb estaban chocando. El ex de los Eagles ya no es un jugador joven a sus 33 años, sin embargo, Shanahan estaba bastante empeñado en cambiarle algunos vicios adquiridos. Uno de ellos, y parece que el que más fricciones está causando, es la posición de los pies a la hora de recibir el balón en el snap. Ése no es el único punto de desacuerdo. Por ejemplo, el head coach cree que el compromiso y la intensidad del jugador en los entrenamientos no son los idóneos. Además, está algo decepcionado con McNabb ya que dio el visto bueno a su fichaje, a pesar de que no es el tipo de QB que a él le gusta, por su innegable calidad, pero por ahora no está siendo el jugador desequilibrante que él esperaba.

McNabb, como otros QBs corredores (Vick es otro ejemplo), recibe el balón con los dos pies en paralelo, luego se yergue y, por último, da los pasos hacia atrás para adoptar la posición de pase. Eso le permite tener la opción de la carrera abierta mucho más tiempo, y además mantiene a las defensas expectantes. El problema es que, al hacer en dos acciones distintas (erguirse y andar haca atrás), algo que un ‘pocket passer’ clásico realiza de una sola vez, pierde un tiempo muy importante (y más cuando tu línea ofensiva de Washington está teniendo tantos problemas para proteger a su QB). Además, cuando llegan los blitz, el QB también vuelve a tender a esa posición de pies en paralelo, que le permite ver más campo y ganar movilidad, con lo que tiene que volver a girar todo el cuerpo y retrasar un pie para poder armar bien el brazo, en el caso de que decida pasar.

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Parece ser que Shanahan quiso corregir esos vicios y convertir a McNabb (a estas alturas) en un pasador más clásico. Lo que comenzó como sugerencia en el cambio de mecánica ha terminado en imposición, y McNabb no es, precisamente, un tipo comprensivo y maleable, así que desde hace algunas semanas están saltando chispas entre ambos.


Durante el partido volvió a abrirse la polémica y, por lo que parece, se recriminó a McNabb que no soltara el balón antes en cinco sacks que sufrió. Creo que a Kyle Shanahan, simplemente, se le fue la mano sentando al jugador, tras desesperarse al sentir que McNabb no le estaba haciendo caso. Pero fue un grave error de cálculo. Las posibilidades de que un tipo como Grossman consiguiera la remontada eran remotas y la tormenta en el vestuario sería inevitable. Después llegaron las contradicciones porque es imposible explicar lo inexplicable.

Pero mientras padre e hijo se llevaban la contraria buscando explicaciones peregrinas a lo que fue, simplemente, una decisión absurda, McNabb ha quedado como un señor quitando hierro al asunto. (Leer enlace). Eso es algo que no se puede negar; el QB ha tenido, desde sus inicios, una gran habilidad a la hora de hacer declaraciones a los medios. Y más cuando es el agraviado.

Así que, por un lado, hay un desencuentro grave entre los Shanahan, padre e hijo, y Donovan McNabb que no tiene pinta de poder arreglarse (¿McNabb a los Vikings en 2011, Manolo?). Por otro lado, Kyle se pasó de frenada y su padre se ha encontrado en medio de una tormenta bastante alejada de lo que es su estilo habitual. Creo que el que más pierde en todo este es Kyle Shanahan que ha manchado su currículum de cara a su presunta aspiración a relevar a su padre como head coach a medio plazo.