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Reflexiones sobre el 2-1 de la Sub-21 camino de Croacia

Actualizado a

El martes asistiremos en Croacia a uno de los partidos más importantes de los últimos años para el fútbol español. La Sub-21 debe hacer valer el 2-1 que cosechó en Burgos en el encuentro de ida ante los croatas si no quiere renunciar por tercera vez consecutiva a los JJ OO. El viaje a Varazdin, sede del encuentro, es incómodo. Hay que volar a Zagreb, que está a más de tres horas, y después hacer casi 100 kilómetros por carretera. Una paliza que cuesta asimilar cuando apenas hay 48 horas de diferencia entre el encuentro de ida en Burgos y el de vuelta el martes en suelo croata.

Seguro que los jugadores le han dado vueltas al primer partido que afrontaron ante su rival en esta decisiva eliminatoria. La Roja mereció un resultado más amable a la vista de las ocasiones y el juego desplegado en algunos momentos. Sin duda la clara ocasión malograda por Mata en los últimos instantes del encuentro ha escocido. Los futbolistas salieron de El Plantío con un mal sabor de boca por ello. No por miedo a que Croacia pueda hacer valer su importante gol a domicilio logrado en Burgos, sino porque se perdió la oportunidad de viajar con un marcador mucho más tranquilizador.

A mi juicio el resultado es bueno y va a tener un efecto favorable en el equipo que quizá no se produciría de acudir con mayor ventaja. Los chicos de Milla saben que tienen que ir a por todas desde el principio, que tienen que salir con la mentalidad de ir a ganar el encuentro, como si en la ida hubieran pinchado, y eso les va a hacer mucho más temibles. Este equipo tiene calidad de sobra -lo de Thiago es un escándalo- y si lo adereza con tensión competitiva, como sucederá el martes, hay motivos para confiar en la clasificación. Ojalá así sea.