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El mejor de los peores


Este es un artículo a dos aguas. Lo que de verdad me apetece hoy es contaros mi aventura ciclista del pasado sábado, pero entiendo que os importa un pimiento al noventa por ciento de vosotros. Así que estos dos folios serán una lucha entre lo que quiero escribir y lo que debo contaros para hacer honor a la temática del blog.

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En realidad hay dos detalles de la jornada que me han llamado poderosísimamente la atención. El primero tiene que ver con la NFC Oeste, posiblemente, la peor división de la NFL. A pesar de ello, tiene algunos alicientes que la pueden convertir en una de las más divertidas de toda la competición. Sam Bradford está teniendo un debut meteórico. Ser número uno del draft, y más en la posición de quarterback, pesa como una losa, y más todavía si eres el jugador con más dinero garantizado en tu contrato de toda la NFL cuando ni siquiera has jugado un solo partido. Pero Bradford está creciendo como un gigante en cada partido, con actuaciones que nadie espera de un novato: atrevimiento, seguridad, inteligencia… Los QB rookies suelen pagar cara su bisoñez porque las defensas buscan aprovecharse de esa falta de tablas llevándoles al desconcierto. Pero a Bradford no parecen afectarle ni las jugadas de engaño, ni los múltiples blitzs, ni los golpes. Sólo lleva cuatro partidos, pero verle jugar comienza a ser uno de los grandes alicientes de cada domingo.

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Pero ahí no acaba la historia de los nuevos Rams. Steven Jackson, a pesar de que está jugando renqueante por una lesión, parece un toro recién salido de toriles. Lleva seis años penando en la NFL, sabiéndose uno de los corredores más desequilibrantes de la competición, pero incapaz de mostrar todo su potencial en un equipo que, durante todo ese tiempo, ha sido una auténtica calamidad. Ahora, cuando las cosas sólo están empezando a funcionar un poquito, Jackson vuelve a parece un novato con ganas de comerse el mundo.

Así que, sin que casi nadie lo esperara, la batalla por el título de división puede convertirse en una carrera a muerte entre unos Rams que vuelven a parecer un equipo de football y unos 49ers cuya clasificación no hace justicia a su juego. Tal vez me estoy precipitando en declarar cadáveres a Cardinals y Seahawks, cuando sólo se ha disputado el primer cuarto de la temporada, pero ambos me parecen equipos muy pobres, sin carácter y bastante perdidos. Están a tiempo de resucitar pero me parece poco probable. El inicio de los Cardinals puede dejar muy mal parado a Ken Whisenhunt. Su decisión de despedir a Leinart, y apostar por Derek Anderson, ya parece un error gravísimo, en el que pesó más el orgullo y la falta de sintonía que las auténticas necesidades del equipo. La broma puede costarle al entrenador principal a algo más que muchos disgustos durante la temporada.

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El problema de los Seahawks tal vez sea distinto. Pete Carroll es un gran motivador, pero tantos años lejos de la NFL le obligan a un proceso de reciclaje que tal vez sea más largo de lo que él pensaba. Cada partido vemos varias jugadas de engaño que tal vez le funcionaran con los Troyans, pero que casi siempre fracasan con la velocidad endiablada de la NFL. Carroll tiene un prestigio en el football profesional (corregido) pero no parece que pueda cambiar en una sola temporada la falta de carácter que persigue a los de Seattle desde que perdieron la Super Bowl. Su único argumento a favor es que los Seahawks convierten su estadio en un fortín, a pesar de sus limitaciones, gracias a un público incansable y volcado sin condiciones, pero no parece que eso sea suficiente para que puedan aspirar a postemporada.


Por eso, sigo pensando que el gran aspirante al título divisional es el equipo de San Francisco. Los 49ers parecen perseguidos por la mala suerte. La derrota auténticamente dolorosa para ellos fue la que sufrieron, precisamente, en Seattle. En teoría, su calendario no es excesivamente duro, y creo que su temporada se convertirá en una escalada frenética hacia el título de división.

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Por todo lo anterior, estoy convencido de que ningún equipo de la NFC Oeste llegará a las 9 victorias. Un récord 8-8 puede valer la postemporada, así que cada duelo divisional se convertirá en decisivo.

El segundo detalle que más me está llamado la atención es el impresionante inicio de temporada de dos veteranos que parecían acabados: Tomlinson y Owens.

El primero se ha convertido en el auténtico motor del ataque de los Jets. Creo que sin él los de la Gran Manzana estarían casi colapsados en ataque. Ha arrebatado a Shonn Greene los galones de corredor primario y vuelve a ser ese jugador indispensable, capaz de ganar yardas cuando la jugada parece muerta, y de romper la cintura a varios rivales simultáneamente, que fue considerado durante varios años el mejor corredor de la NFL. Tomlinson no sólo consigue primeros downs, es un seguro de vida en las jugadas decisivas y se ha convertido en el objetivo prioritario de las defensas contrarias. Eso le está dando a Sanchez mucho tiempo y tranquilidad. Si Tomlinson sigue jugando así, los Jets se confirmarán como equipo a batir en la Americana, mientras Colts, Texans, Patriots, Steelers, Ravens, Bengals o Chargers siguen, quien más quien menos, despertando nuevas dudas cada semana. A día de hoy, los Jets tal vez sean el equipo más regular, y con un estilo de juego mejor definido, de la NFL. Y creo que el mayor culpable es Tomlinson.


Owens, por su parte, tiene un lado bueno y uno muy malo. El segundo ya lo conocéis de sobra. Su carácter polémico y su afán de protagonismo han sido, posiblemente, los mayores lastres de su carrera. Pero por otro lado, esa misma soberbia le ha llevado a cuidarse, durante toda su carrera, muy por encima de la mayoría de los deportistas. Owens no tiene ni un solo antecedente por culpa de la vida nocturna o de la falta de compromiso. Gracias a ello, ha llegado a los 36 años en un estado de forma impresionante. A pesar de la derrota de su equipo, fue magnífico verle ganar por velocidad a todos sus marcadores. Si a esa fortaleza física se le une su experiencia y picaresca, Owens vuelve a convertirse, un año más, pese a quien le pese, en uno de los receptores más decisivos de la NFL. Los que seguís el blog desde hace meses sabéis que me parecía increíble que nadie se interesara por hacerse con sus servicios. Ahora, cuando le veo jugar y conseguir 222 yardas y un touchdown casi sin despeinarse, me parece más increíble todavía.


Para terminar, os cuento el Dessafio. Como sabréis la mayoría, el sábado estuve en la Sierra Sur de Jaén corriendo una prueba de mountain bike espectacular. Constaba de 100 kilómetros con más de 3.100 metros de desnivel acumulado, en el que los tramos de asfalto fueron anecdóticos. De los 800 ‘psicópatas’ que tomamos la salida sólo llegamos a la meta 417. El último tardó más de diez horas y media. Yo llegué el 211, en 7:37, después de varios incidentes: me perdí en Alcalá la Real durante varios kilómetros de bajada que tuve que volver a escalar para retornar al recorrido; rompí el desviador en el kilómetro 50, con lo que tuve que cambiar de plato manualmente durante toda la segunda mitad de la carrera (bajándome de la bici y poniendo el que necesitaba e cada momento con los dedetes); paré a ayudar a un chaval que rompió la cadena y no tenía herramientas, y a otro que se soponció subiendo una rampa interminable del 20% (que también estuvo a punto de soponciarme a mí)… Así que, después de tantos sucesos inesperados, estoy bastante contento sólo por haber terminado (aunque os confieso que en ningún momento tuve buenas sensaciones y que el regustillo final ha sido algo agridulce). Pero bueno, el domingo que viene tengo otra carrera, bastante menos dura, en la que podré resarcirme. Para los ciclistas que visitáis este foro, que me consta que sois bastantes, creo que acabé bastante más cansado que después del Soplao, y eso que la carrera de Santander tiene 170 kilómetros y 4.200 de desnivel, pero es que en Jaén no había ni un solo tramo llano en el que recuperar y coger ritmo. Todo era un diente de sierra infernal, con porcentajes escandalosos y bajadas aparentemente fáciles, pero llenas de trampas. ¡Vi caídas terribles! Así que, si sois amantes de las pruebas de rally o maratón sobre la bicicleta, no os podéis perder el Dessafio el año que viene.