NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

La belga Kim Clijsters mantiene su idilio con Nueva York

Actualizado a
Ampliar

Tomás de Cos

La potente tenista belga defendió con éxito su título en Flushing Meadows tras apabullar a la rusa Vera Zvonareva (6-2 y 6-1). De nuevo se llevó el grande de la ciudad de los rascacielos, el segundo de su palmarés tras su vuelta a las pistas después de haber sido mamá. Su hija Jada volvió a acompañarla sobre la enorme Arthur Ashe tras la entrega de premios.

A pesar de ser una tenista temible en pistas duras, Kim Clijsters siempre ha jugado especialmente bien en Nueva York desde que era adolescente. Allí ganó su primer título de grand slam en 2005, justo dos años después de haber disputado su primera final en el Billie Jean King National Tennis Center en 2003. Y allí ha agrandado su curriculum tenístico tras su vuelta a las pistas.

Con su nuevo éxito, Clijsters suma una racha de 21 partidos consecutivos sin conocer la derrota en las azuladas pistas neoyorquinas, ya que en 2006 una lesión le impidió jugarlo y después colgó la raqueta en su apuesta por la maternidad. Es la segunda mejor marca de la Era Open por detrás de la mítica Chris Evert y la cuarta de todos los tiempos. Además, nadie salvo Venus Williams (2000 y 2001) había sido capaz de revalidar el título femenino en el US Open.

Parece que su espíritu competitivo reverdece en Nueva York. Ante Zvonareva registró un 77% de primeros servicios (pese a no estar sirviendo bien durante el torneo), se defendió con su habitual agresividad, lució una gran movilidad y llevó la voz cantante en la mayoría de los intercambios. En un duelo de tenistas con un perfil similar, la más potente y precisa siempre lleva las de ganar -algo parecido a lo que sucede cada vez que se miden Nadal y Verdasco-.

Más si cabe cuando una de ellas juega en casa. Kim Clijsters está casada con el norteamericano Brian Lynch y vive entre la ciudad de Bree (Bélgica) y Nueva Jersey (Estados Unidos).

Otra cosa sería hablar del casi estado de derrumbe en el que vive instalado el tenis femenino desde algún tiempo, en el que sobra belleza y faltan jugadoras con peso y carisma. Clijsters precisamente, no sobran.