Se han disputado ya tres pruebas en las que España tenía posibilidades de medalla y en las tres nos hemos quedado a cero. En el anterior post ya comenté los 20 kilómetros marcha masculinos y escribo éste cuando las chicas de la misma especialidad acaban de llegar a la meta. Y lo hago entristecido por la lesión de María Vasco. Pero vamos, primero, con la carrera de 10.000 metros de la noche anterior, esa en la que se exhibió Mo Farah.
La verdad es que yo pensaba que tanto Carles Castillejo, que me gustó especialmente en los 5.000 metros de los Nacionales de Avilés, como Ayad Lamdassem podrían subir al podio. Pero nos hemos quedado fuera. Castillejo corrió peor de lo que yo esperaba y Lamdassem cayó en la trampa táctica de Farah, un atleta muy resistente, muy rápido y muy inteligente. En los últimos 300 metros resultó demoledor, mientras que Ayad se hundía completamente.
Farah es un portento de la naturaleza, que a los genes africanos (nació en Mogadiscio, la violenta capital de Somalia) ha sumado la preparación científica y la tradición atlética que existen en Gran Bretaña, donde vive desde que tenía diez años. La consecuencia: un atleta colosal.
Un corredor fantástico que ahora volverá a enfrentarse con los nuestros en los 5.000 metros. ¿Podrá España batirle en la recta final, como hizo cuatro años en el Europeo de Gotemburgo? Mo es mucho mejor ahora que entonces, pero también Jesús lo es. Veremos. Será otra carrera apasionante. Y espera que con mejores resultados que en 10.000 metros.
En cuanto a la marcha femenina, casi se me saltan las lágrimas al ver cómo se lesionaba María Vasco. Y casi volvieron a saltárseme al escuchar sus declaraciones a la prensa. Me confieso un incondicional de María, por muchas razones. Y me quedo con unas frases de la barcelonesa, única medallista española en unos Juegos Olímpicos: "Esto no se acaba aquí. Voy a seguir. Soy muy cabezona". Lo dijo entre lágrimas, pero con esperanza. Cuando se lesionó la medalla no era descartable, en modo alguno. Bien Beatriz Pascual, pero yo esperaba un poquito más.
La carrera la ganó, como era de esperar, Olga Kaniskina, que es una atleta imbatible en la alta competición desde hace años: en 2007 ganó los Mundfiales de Osaka; en 2008 los Juegos de Pekín; en 2009 lo Mundiales de Berlín y ahora los Europeos de Barcelona 2010. Tiene, pues, la triple corona. Nadie puede dar más que esta licenciada en Ciencias Exactas por la Universidad de Mordovia. Rusia conquistó el primer triplete de estos Campeonatos, porque a Kaniskina la secundaron Anisya Kirdyapkina y Vera Sokolova. Si algún ruso se impone en los 50 kilómetros, habrán vuelto a copar los oros en las tres epecialidades de marcha, como ya hicieron en Berlín 2008. Y hay muchas posibilidades de que así sea.
Hasta mañana y gracias por vuestra fidelidad.