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La 'Armada' da la cara tras la hecatombe en la Copa Davis

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Tomás de Cos

Tras el gran fiasco del fin de semana pasado, en el que España encajó un sonrojante y doloroso 5-0 en los cuartos de final de la Copa Davis frente a Francia, el tenis español ha vuelto a brillar sobre su superficie talismán. Nico Almagro, extrañamente ausente en Clermont Ferrand, se ha adjudicado el torneo de Bastad ante el sueco Robin Soderling. Y Montañés sumó en Stuttgart su segundo título de la temporada ante un lesionado Monfils.

El murciano demostró que Bastad tiene mucho de ibérico -firmó el sexto triunfo español en la última década- y equilibró sus números en los enfrentamientos directos con el ogro de Tibro: 3-3. Por cierto, que Soderling empieza a estar hasta el gorro de la 'Armada'. En lo que va de temporada ha ganado un título (Rotterdam, ante Youzhny) y ha perdido tres finales frente a nuestros tenistas (Nadal, Verdasco y Almagro le amargaron la fiesta en Roland Garros, el Conde de Godó y Bastad). Nico, que por fin estrena palmarés este año, volvió a demostrar que su mentalidad ha ganado muchos enteros de la mano de Josep Perlas y que jugando su mejor tenis no se tiene que preocupar de casi nadie. El sexto título de su palmarés ya lo tiene en la buchaca.

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En tierras alemanas el de San Carlos de la Rápita superó al racial Monfils, que este domingo se quedó sin poder poner sobre la pista el tenis y las exageradas celebraciones de las que hizo gala el pasado viernes. Tras perder el primer parcial por 6-2, el parisino decidió retirarse en el tercer juego del segundo parcial a causa de un esguince en el tobillo derecho que se hizo en la recta final del set inicial. La salud es lo primero y esperemos que la lesión no le trastoque la gira americana. En cualquier caso, no hay duda de que la madurez le está sentando de maravilla a Montañés, que el próximo noviembre cumple la treintena, y que este año ya ganó en Estoril ante el entonces número uno, Roger Federer.

Ambas victorias desnudan más si cabe el ridículo de la Davis, que además parece haber dejado un malestar en el equipo por la ausencia de Rafa Nadal en la eliminatoria y su presencia en la final del Mundial de Sudáfrica. La ausencia del mejor tenista del planeta no fue la única causa de la debacle, ni siquiera la más importante probablemente, pero la cosa se explica mal. Por más que detrás de su viaje al Soccer City de Johannesburgo aparezca la sombra de un compromiso publicitario con Banesto, entidad que también esponsoriza a la Roja, la selección de Nadal no es la de Vicente Del Bosque. Esperemos que lo que parece una herida, no sea más que un rasguño. Albert Costa mediante.