‘El Rey del Astrágalo’
En 1929, cuando una crisis aún más grave que la actual se cernía sobre el mundo entero, España culminó una de sus mayores gestas deportivas. El 15 de mayo, en el viejo estadio Metropolitano de Madrid, ‘La Roja’ se impuso a Inglaterra por cuatro goles a tres. Fue la primera derrota de la selección inglesa frente a una selección no británica. La noticia se extendió por todo el mundo como la pólvora: “Inglaterra no era invencible’.
En esa selección española la estrella era Gaspar Rubio. Tal vez, el mejor futbolista español de todos los tiempos. Anotó dos tantos y dio el pase de otro en una exhibición ante los ingleses. Rubio era comparado con Rafael ‘El Gallo’, el torero de moda en la época, porque, como el diestro, alternaba tardes gloriosas con tremendas espantadas. Cuentan que, en ocasiones, antes de un partido decía cuantos goles iba a marcar y describía cómo iba a ser cada uno. Rara vez fallaba en esos pronósticos. Por otro lado, era un tipo inestable, de carácter voluble, que incluso llegaba a pedir una prima en el descanso de los partidos, cuando la cosa estaba complicada, para jugar en serio y remontar el resultado.
Por esa tendencia a esforzarse lo justo era conocido como ‘El Rey del Astrágalo’. Cada vez que jugaba un mal partido, o bajaba los brazos, Gaspar Rubio afirmaba que ese día le había dolido el astrágalo. El ‘palabro’ da nombre al hueso que une la tibia y el peroné con el resto del pie. Todo el mundo se mofaba de las quejas del jugador e incluso se hacían chanzas en los periódicos de la época. Pero al final se supo que el jugador decía la verdad. Gaspar Rubio no fingía. En julio de 1930 fue operado y se le extrajeron varias esquirlas de hueso del pie. El doctor Nogueras afirmó tras operarle que sólo un superhombre podía haber aguantado tanto tiempo jugando con esa lesión. Gaspar Rubio debió sufrir dolores terribles, aunque sus explicaciones siempre sonaron a excusa.
Yo no se si a Favre se le rompió el astrágalo, pero parece ser que fue arrastrando una lesión de tobillo durante el final de la temporada regular que se agravó en el enfrentamiento de play-off contra los Cowboys. Favre ya salió con el tobillo muy tocado a luchar en la gran batalla que vivimos entre Vikings y Saints. Los golpes que recibió fueron la puntilla y, según parece, si los de Minnesota hubieran llegado a la Super Bowl lo más probable es que Favre hubiera tenido que jugar con muletas… algo que, sin ninguna duda, hubiera hecho sin dudar.
Pero Favre, perro viejo, ha esperado hasta esta semana para operarse. Como a Gaspar Rubio, los médicos le extrajeron varias esquirlas de hueso que le producían tremendos dolores y le impedían hacer el movimiento natural de tobillo. Y esa es la mayor prueba, por si aún alguien tenía alguna duda, de que el año que viene volverá a ser el QB titular de los Vikings. El mito lo tenía todo calculado. Ha esperado al momento justo para operarse y no le ha importado arrastrar dolores durante meses. La rehabilitación le tendrá alejado del campus de Minnesota. El jugador no estará a punto hasta los partidos de pretemporada.
Si Gaspar Rubio se hizo famoso por jugar sólo cuando le venía en gana, Favre lleva varios años manteniendo a muchos aficionados en vilo durante toda la offseason, mirando hacia el cielo y buscando la fumata blanca de su regreso un año más. Pero todo ha sido, durante años y años, un subterfugio para evitar decir la verdad, que sonaría más o menos así: “tíos, por supuesto que voy a volver un año más. A lo que no estoy dispuesto, es a participar en un campus para entrenar un sistema que se me de memoria, sufrir agujetas y ponerme en forma. Ya no tengo edad para esos trotes”.
Así que Favre, un año más, está participando en un juego de complicidad con los aficionados, que todos sabemos cómo va a terminar. ‘El Rey del Astrágalo’ de la NFL siempre tiene razones para esperar hasta el último momento para dar el “sí, vuelvo” que, inevitablemente, se convierte en una de las grandes noticias de la pretemporada.