NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Crónica de un título anunciado

Ampliar

Tomás de Cos

Nadal ha sumado en Roma el segundo torneo de la temporada. ¡Ya van cinco en el ahora remozado Foro Itálico! La película, no por previsible, deja de ser meritoria y tener aspectos rescatables. La victoria del ‘rey de la tierra’ era segura antes del torneo, sí. ¿Quién le puede ganar en tierra tal y como ha jugado en Montecarlo?, preguntaba retóricamente el gran Manolo Santana en su visita al diario AS de la semana pasada.

Pero el éxito estuvo precedido de algunas dudas y momentos de tensión en las semifinales que parecían escritas por un guionista con el fin de mantener la tensión narrativa. El millonario Gulbis, a quien dedicaremos en breve una entrada, rozó la segunda machada en una semana y bordó su papel de secundario de lujo. Ha sido la salsa de un torneo que se cayó al final por causa de la lluvia.

Nadal superó a Ferrer como no podía ser de otra manera. El juego del tenista de Javea se adapta como anillo al dedo al tenis de Nadal. Juega a ritmo, se coloca muy bien detrás de la pelota, ataca y defiende bien y utiliza un claro patrón de juego. No se precipita, madura cada punto con paciencia y tiene una movilidad única en el circuito. Pero a sus tiros liftados les falta peso y a los planos velocidad. Por eso incluso a un ‘terrícola’ como David le cuesta un mundo cerrar los puntos ante Rafa sobre el manto ocre. Nadal reúne todas las virtudes antes expuestas, pero añade una mayor contundencia en la pegada. Ferrer tendría que haberse fundido con Gulbis para salir campeón.

Ampliar

Como cada año, la primavera ha sentado muy bien al gladiador de Manacor. Con la temporada de tierra se reencuentra con los golpes, gestos y apoyos que tiene interiorizados desde que destacaba ya como infantil. Juega casi de forma automática, con un plan que no tiene ni que pensar. Y aunque no lo reconozca, se sabe invencible. Lo que le da un plus extra de confianza.

Con el repóker romano iguala los 17 Masters 1000 de Agassi cuando aún no ha cumplido los 24 años –diez más necesitó Andre-, pero el dato es el resultado de mucho trabajo y de un dominio abrumador sobre su superficie talismán. Como apunta hoy Delmás en su crónica, Nadal ha ganado el 96% de sus partidos sobre polvo de ladrillo (165 de 171), donde ha cosechado 12 de sus 17 Masters 1000 (70%) y 27 de los 38 (71%) títulos de su palmarés. Sólo Muster, un tenista mucho menos versátil y con un periodo de esplendor mucho más corto, le supera en porcentaje de éxito en finales (80 contra 76%).