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En la mierda

No se si en alguna ocasión habéis estado, como se dice vulgarmente ‘en la mierda’. Yo, lamentablemente, lo he estado en bastantes ocasiones. Pero hay una de ellas muy especial. Estuve ‘en la mierda’ literalmente.

Sucedió un día a primeros de mayo hace tres años. Iba, como casi siempre, haciendo el animal en mi bici. Delante de mí vi un escalón, como de medio metro y, más allá, un charco como de tres metros de largo. No había escapatorias así que me dispuse a saltar el escalón para apoyar en la rueda trasera y atravesar el agua sin tener que bajarme de la bici. Aceleré un poco, tiré del manillar y empujé con todo el cuerpo para arriba.

Lamentablemente, no tire lo suficiente y la rueda delantera toco el suelo antes que la trasera, se hincó en el barro y yo salí de orejas, volando, por encima de la bicicleta. Caí de morros sobre el charco, con tan mala suerte que se me dobló el cuello así que me rebocé como una croqueta mientras me retorcía de dolor.

El dolor se iba pasando y comenzó a imponerse una nueva sensación. Era un olor profundo, fuerte. Entonces descubrí que el charco estaba formado por una plasta informe de meados de vaca y boñigas. Y yo, a esas alturas, era como ‘La Cosa del Pantano’ pero mucho más terrorífico.

Como suele suceder con las caídas tontas en bicicleta, me levanté y miré en todas direcciones para comprobar que nadie me había visto hacer el ridículo. Después limpié las gafas, intenté quitarme la plasta, y cuando descubrí que era peor el remedio que la enfermedad me subí a la bicicleta y seguí mi camino. Era, literalmente, una mierda a pedales. Una nube de moscas y tábanos felices me seguían completamente enamorados y, como Pulgarcito dejaba miguitas de pan, a mí se me caían plastas de boñiga según se iban secando. Cuando llegué a casa mi mujer no me dejó entrar y me envió a ‘El Elefante Azul’ para que nos laváramos la bici y, sobre todo, yo.

Mi experiencia escatológica es un juego de niños comparada con la que ha vivido Jason Campbell en Washington. En cinco temporadas no ha tenido ni buenos receptores, ni una buena protección, ni la confianza de sus entrenadores, ni el favor del público, ni suerte, ni amigos, ni nada. Campbell ha vivido, literalmente, en la mierda.

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Siento una gran debilidad por esos QB de clase media que necesitan un buen entrenador, que confíe en ellos, para demostrar todo su potencial. Ya hemos hablado largo y tendido sobre Orton en este blog, pero Campbell es otro caso típico. Creo que el QB se ha llevado todos los palos posibles en Washington sólo porque estaba allí y era el más fácil de culpar. Y creo que ya ha demostrado que tiene un brazo potentísimo y que sabe mover a un equipo, incluso sin corredores y receptores. Llevo mucho tiempo deseando verle bien rodeado de armas ofensivas porque estoy seguro de que puede ser un gran titular en la NFL.

Cada vez que hablo bien de un QB algunos pensáis que lo comparo con Brady o Peyton Manning, y no es verdad. No digo que Campbell sea capaz de llevar el sólo a la Super Bowl a un equipo cargándoselo a la espalda, pero sí que creo que puede mover un ataque con mucha eficacia si su entrenador no le deja a los pies de los caballos, prepara un libro de jugadas que destaque sus virtudes y no le obligua a ganar por carácter.

Los Raiders también estaban ‘en la mierda’ en manos de JaMarcus Russell y parece que ya han decidido tirar de la cadena. Han hecho un draft estupendo, muy lejos de los desastres colegiales a los que nos tenían acostumbrados e los últimos años, y han seguido reforzando su defensa que será aún más terrible que el año pasado. Ojito con ella, que puede convertirse en una formación de leyenda. Los Raiders comienzan a recuperar su tradicional espíritu indomable, despiadado y agresivo que los convirtió, en su época dorada, en los más malignos de la NFL. Por su parte, el ataque, sólo con la llegada de Campbell, va a ganar enteros. La AFC Oeste puede dejar de ser, en muy poco tiempo, propiedad de los Chargers.

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Algunos diréis que Campbell llega a otro equipo con un propietario conflictivo, un entrenador iracundo y una trayectoria negativa en los últimos años. Es verdad, pero el QB ya fue vacunado de todo eso en Washington. La diferencia es que ahora, tras la experiencia de Russell, Campbell, a poco que haga, va a parecerle Joe Montana a los habitantes del ‘Agujero Negro’ de Oakland.

Ha llegado el momento de que tanto Campbell como los Raiders salgan ‘de la mierda’… ¡Que ya huele!

mtovarnfl@yahoo.es