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Verdasco se desquita en el Trofeo Conde de Godó

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Tomás de Cos

Apenas una semana después de su final en Montecarlo, Verdasco disfrutó, esta vez de forma completa, de una nueva entrega de premios. En Barcelona el plato fue para Soderling y el trofeo para él. El madrileño ha pasado de encajar un doloroso 12-1 frente un inabordable Nadal, a ganar a Soderling (6-3, 4-6 y 6-3) y su segundo título de la temporada. El apretado calendario de la ATP apenas deja tiempo para asumir lo conseguido. Tras llevarse el Godó, Fernando tenía programado un anuncio con Adidas y hoy ya viaja rumbo al Foro Itálico, donde debuta el miércoles.

Verdasco continúa con la constante progresión que ha caracterizado su carrera deportiva. Camina con paso corto, pero firme, mejorando la totalidad de los aspectos de su juego. Ayer ante Soderling se llevó un partido que hace tan sólo un par de años nunca hubiera podido ganar. Los consejos del sabio (y dopado) Agassi aún se mantienen frescos en su memoria. “Sólo debes perder con Nadal y Federer”, le vino a decir el estadounidense. No cabe duda de que el trabajo físico y mental realizado en el desierto de Las Vegas junto a Gil Reyes y Darren Cahill ha dado sus frutos. Una evidencia que sin embargo no puede ningunear el trabajo de Vicente Calvo y José Verdasco, su padre y entrenador de toda la vida.

Al margen del nivel tenístico ofrecido, aún algo irregular, Verdasco ha encadenado las mejores dos semanas de competición de su vida. Para alcanzar la primera final de un Masters 1000 superó a entre otros a Berdych y Djokovic, mientras que en Barcelona superó a Ferrer en semifinales y a Soderling en la final. Cuatro tenistas que están o han estado en el top ten. Unos resultados que demuestran que Verdasco es ahora un jugador más fuerte mentalmente ("he aprendido a sufrir"), y que está en condiciones de ganar a cualquiera. Debe por tanto seguir creyéndoselo. Porque es imposible superar a nadie sin creer previamente que uno es mejor. El orgullo y la soberbia son elementos necesarios en todo buen tenista, aunque es cierto que sin el debido control se vuelven contraproducentes.

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Con su éxito en el Real Club de Tenis Barcelona 1899, el mismo en el que se entrenaba con quince años mientras vivía en el CAR de Sant Cugat, ha inscrito su nombre en una ilustre lista en la que figuran los españoles Gimeno, Santana, Gisbert, Orantes, Sánchez Vicario, Carlos y Albert Costa, Mantilla, Ferrero, Moyà, Robredo y Nadal, así como los legendarios Borg, Wilander y Lendl. Pero le será más útil no olvidar sus errores (y su ausencia) en la final del Country Club.