Francotiradores, esquemas, y fin del chollo
¡Albricias! ¡Se han dado cuenta! Houston ha fichado a Neil Rackers. Adiós a Kris Brown. ¡Los Texans jugarán el año que viene con kicker! El equipo tejano ha estado sin francotirador desde su fundación y ahora, por fin, cuando de verdad tienen plantilla para aspirar a todo en la Conferencia Americana, han descubierto que un equipo ganador necesita un kicker de garantías. De entrada, Rackers y Brown competirán en el campus del equipo por hacerse con la titularidad. Supongo que se impondrá la cordura y el ex de los Cardinals formará parte de una plantilla que ya tiene todo (salvo tal vez entrenador) para representar a la Americana en la Super Bowl.
Y tranquilos, Kris Brown encontrará equipo seguro y volverá a deleitarnos con esos field goals imposibles que terminan con el balón en la banda. ¡Qué sería de esta liga sin jugadores míticos como él!
Y ya que estamos con mitos, voy a seguir echando leña al fuego en el tema McNabb. Discrepo totalmente de los que auguráis un triste futuro a los Eagles sin él. Philadelphia ha sido, por encima de McNabb, un equipo cimentado en un gran esquema de juego y en la habilidad de Andy Reid para modificar planes tácticos sobre la marcha en función del desarrollo de los partidos. También ha sido, por encima de McNabb, un equipo con una defensa dominante que siempre ha facilitado muchísimo el trabajo de su ataque. Los Eagles, como los Steelers, han conseguido en los últimos años mantener una defensa tan agresiva y compenetrada que era ella, al contrario de lo habitual, la que dejaba agotado al ataque contrario. Esa fue la gran arma que llevó a Philadelphia a tantas finales de conferencia y, perdón por los que se sientan ofendidos, fue la incapacidad de McNabb para dirigir el ataque ante rivales de entidad lo que impidió que los de Reid hayan sido el equipo más laureado de la última década. Los números de McNabb crecían frente a rivales débiles de la misma manera que mermaban cuando llegaban los pesos pesados. Nunca negaré su capacidad para conseguir un big play in extremis, como le sucedió ante los Packers de Favre en un choque que tenían perdido, pero esos fuegos de artificio han servido, sobre todo, para tapar sus carencias.
Porque, insisto, McNabb ha sido, hasta hace dos o tres años, incapaz de leer defensas. Necesitaba provocar que la jugada se rompiera y lo hacía con su facilidad milagrosa para moverse esquivando rivales. A partir de ahí, cuando llegaba el caos, era cuando McNabb sacaba sus pases letales. Ahora, que ha perdido mucha de su agilidad en el pocket, es cuando se ha visto obligado a leer, a sacar el pase antes y a respetar el plan de juego. Y resulta curioso descubrir cómo ese cambio de actitud le ha obligado a esforzarse por leer defensas y anticiparse a los engaños. Eso me lleva a pensar que si McNabb se hubiera preocupado en sus primeros años de crecer como QB, y no de engrandecer su ego, hubiera sido un QB legendario.
También hay que tener en cuenta que McNabb tiene un largo historial de lesiones. Este año se ha perdido dos partidos. Los Eagles, a lo largo de todos estos años, no han tenido problemas para sobreponerse a sus lesiones. Han puesto a jugar al segundo, e incluso al tercer QB y siempre, insisto, siempre, con éxito. Incluso García terminó la temporada 2006 haciendo jugar al ataque mucho mejor que McNabb y abriendo, por primera vez, un debate sobre el papel real del QB de Syracuse en la franquicia. El motivo de que casi siempre fuera suplido con garantías es que, como ya he dicho antes, los Eagles son un equipo de esquemas que, por la calidad de toda su plantilla, no ha necesitado realmente acudir a la heroica para ser competitivo. Y por eso es por lo que creo que Kolb tiene todas las papeletas para triunfar. Es un QB que ha tenido tiempo suficiente en el banquillo como para adquirir experiencia y minutos en el campo como para que el tren de la NFL no le atropelle. Andy Reid tiene fe ciega en él y en que era el momento ideal para el relevo y estoy convencido de que no se ha equivocado. Los Eagles ya sabían hasta dónde podían llegar con McNabb al frente del ataque y ya era evidente que no era hasta el anillo.
Sobre el riesgo de traspasarlo a Washington, creo que los Eagles han conseguido una segunda ronda altísima y esa era una oferta a la que no estaban dispuestos a llegar ni Buffalo ni Oakland. Es verdad que han reforzado a un rival; es verdad que la defensa de los Redskins debería volver a ser terrible el año que viene, pero también creo que no está muy claro que McNabb vaya a tener una buena protección de su línea a corto plazo, ni buenos receptores a los que buscar. Es un riesgo hasta cierto punto controlado y pienso que nadie tiene muy claro si Shanahan a llegado con la ilusión de levantar una franquicia o, como ha sucedido casi siempre en los Redskins, con la vitola de ilustre veterano dispuesto a llevarse la pasta en su último gran contrato.
Por eso, creo que en Philadelphia han pensado que los Redskins y ellos están en dos ligas distintas. Unos en plena reconstrucción y otros aspirando al título. Es cierto que McNabb jugará muy motivado frente a unos Eagles que conoce al dedillo, pero el QB no tiene ningún secreto para un Reid que podrá explotar todas sus carencias sin contemplaciones. Me apuesto una cena con Captainspears a que los Eagles se imponen a los Redskins en los dos partidos por más de un touchdown de diferencia. Y que elija él el restaurante tanto si gana como si pierde.
Por último, el movimiento ha vuelto a poner patas arriba todos los mock draft. Ahora los Redskins ya no tendrán urgencia por conseguir un QB en primera ronda. Parece que los pasadores estarán a la baja este año. En segunda ronda quedarán una o dos joyas.
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