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Un equipo en el paraíso

Actualizado a

Ahhhhh… Los Ángeles. Como gritaba el tripulante del submarino japonés, en la película de Spielberg ‘1941’, cuando miraba por la escotilla y veía a la bañista desnuda con el culo en pompa y agarrada al telescopio: “¡¡¡Jolibuuuuu!!!” Una especie de paraíso que todos hemos querido visitar y que se convierte en una ciudad interminable, indescifrable e inalcanzable para el visitante neófito. Para conocer L.A. de verdad es necesario un buen guía, preferiblemente residente habitual en la ciudad, que nos descubra todos sus secretos. Si la visitamos por nuestra cuenta seremos como ciegos. L.A. es un lugar en el que el coche es indispensable, en el que perderse puede terminar en tragedia y en el que conviven las mansiones más grandiosas junto a la pobreza más miserable. 18 millones de almas viven y mueren en L.A. La ciudad inspirada en Sodoma, el reino del todo vale, la gran capital de la Costa Oeste, la tierra de Terminator, la antítesis de Nueva York. ¿Cómo es posible que no tenga equipo de football?


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Si analizamos el mapa de EEUU todas las grandes zonas urbanas tienen equipo en la NFL excepto Los Ángeles. Portland, Sacramento o El Paso son las siguientes ciudades grandes sin equipo, pero tampoco nadie ha levantado demasiado la voz reclamando una franquicia en esos lugares.

El único equipo original de Los Ángeles son los Chargers, que nacieron allí en 1960 y se marcharon inmediatamente a San Diego en 1961. Antes, en 1926, existió un equipo, Los Ángeles Buccaneers, que supuestamente eran californianos pero que realmente jugaban como locales en Chicago. Cosas de la mafia y los felices 20’. Como curiosidad, el único partido que jugaron en California fue contra Los Ángeles Wildcats (otro equipo de Chicago) y lo disputaron en San Francisco. Era la época de los equipos itinerantes.

Antes de seguir adelante hay que aclarar una cosa: L.A. es una de las grandes capitales del football americano a pesar de no tener equipo en la NFL. Los Trojans de la Universidad del Sur de California y los Bruins de UCLA se viven en la ciudad con tanta intensidad o más de la que tiene ninguna franquicia de la NFL. La Conferencia Pacific Ten, una de las más celebradas de la NCAA, tiene su corazón en L.A. y según muchos analistas esa es una de las grandes razones de que nunca termina de cuajar una franquicia de la NFL en la ciudad: ningún equipo profesional podrá competir con los Trojans o los Bruins por la conquista de los corazones de los aficionados angelinos; siempre será un plato de segunda mesa.


 

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Además de Los Chargers, otros dos equipos han tenido su sede en L.A. Los Raiders entre 1982 y 1994 y los Rams entre 1946 y 1994 (los últimos 14 años en Anaheim). Los Raiders nacieron en 1960 en Oakland y estuvieron allí hasta que en 1981 se movieron a L.A. Al Davis, su propietario, se empeñó en que el coliseo de Oakland se ampliara con palcos de lujo y, ante la negativa de las autoridades locales, se empeñó en mover el equipo al Memorial Coliseum de Los Ángeles en contra de la opinión de todo el mundo y aprovechando que los Rams acababan de abandonarlo para jugar en Anaheim. Como casi siempre, Al Davis se salió con la suya. Pero el movimiento nunca terminó de cuajar. Los Rams se habían marchado de ese estadio porque era muy complicado de llenar (cabían 100.000 espectadores) y estaba en una zona que perdía población y los Raiders heredaron los problemas. Davis, hábil como nadie, nunca dejó de negociar con las autoridades de Oakland la remodelación del Coliseum y en cuanto lo consiguió los Raiders regresaron a su ‘agujero negro’ de la Bahía del que nunca debieron salir.

Algo muy diferente sucedió con los Rams. Se movieron a L.A. desde Cleveland tras el final de la II Guerra Mundial y allí siguieron durante muchísimos años. Ganaron el título en 1951 y fueron un conjunto dominante en los primeros años de los 50’ para luego entrar en una racha perdedora casi eterna de la que sólo salieron a finales de los 60’. Durante los 70’ se convirtieron en el equipo a batir de la División Oeste de la Nacional. Aquella racha culminó con la derrota en la XIV Super Bowl frente a los Steelers. El momento clave para la franquicia llegó el mismo año en que perdió la final, Carroll Rosenbloom, su propietario, murió ahogado en el mar (algunos afirman que asesinado por la mafia). Su viuda, Georgia Frontiere, heredó el club. Una de sus primeras medidas fue trasladar el equipo a Anaheim, una de las zonas de mayor crecimiento del valle. Con la nueva regla de la liga que dejaba sin señal de televisión a los equipos que no vendían la mayoría del aforo era muy peligroso seguir en un estadio para 100.000 almas. La nueva ubicación, en el Orange County, era una zona mucho más poblada y en el estadio de Anaheim cabían 65.000 espectadores. Entonces llegó otra época dorada con el mítico Eric Dickerson como estrella del equipo. Jugaron la final de Conferencia en 1985 y en 1989 cuando los 49ers de Montana les destruyeron como equipo. El bache de los años posteriores fue terrible. El equipo no levantaba cabeza, los aficionados desertaban y el floreciente condado de Orange se había convertido en uno de los más afectados por la recesión. Frontiere intentó que las Autoridades de L.A. buscaran una nueva ubicación para el equipo pero cuando vio que era imposible decidió llevarse la franquicia a St. Louis.


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Los Ángeles tuvo mala suerte ya que sólo dos años antes la NFL se había ampliado en dos franquicias: Jacksonville y Charlotte. Era la primera ampliación desde 1976, en que habían aparecido los Seattle Seahawks y los Tampa Bay Buccaneers. La de Charlotte, casi en la frontera entre las dos Carolinas, pretendía recuperar un gran mercado de dos estados muy aficionados al football y la de Jacksonville, que casi nadie entendió, pretendía llegar al público del norte de Florida y el sur de Georgia en el que el football es casi una religión. Los otros aspirantes, St. Louis, Baltimore y Tennessee consiguieron el traslado de alguna franquicia en muy poco tiempo. Seguramente, si L.A. hubiera perdido sus equipos antes de esa ampliación, habría recibido una de las dos.

Así que L.A. llegó a 1995 sin equipo en la NFL. El propietario de los Seahawks intentó trasladar su franquicia pero el estado de Washington promulgó una ley para evitarlo. El crecimiento de Seattle tras el boom de las empresas informáticas y el proyecto de construir un nuevo estadio terminaron definitivamente con esa opción.

Más tarde, el entonces comisionado de la NFL, Paul Tagliabue, insistió en que la NFL estaba trabajando para llevar una franquicia a L.A. y uno de los nombres que sonó fue el de los Saints. La franquicia de N. Orleans no tenía demasiada base social ni éxito deportivo y era un aspirante muy serio. Curiosamente, pudo ser el Katrina lo que evitó el traslado. Tras el paso del huracán parecía inminente la marcha a L.A. pero el equipo se convirtió en el alma de la ciudad. Todos los habitantes de Lousiana lo erigieron en la bandera del resurgimiento de N. Orleans y la NFL, ante la presión popular, tuvo que descartar el proyecto.

En 2005 Zygi Wilf compró los Minnesota Vikings a Red McCombs. Sus primeros movimientos fueron muy criticados. Sobre todo la venta de Randy Moss, estrella del equipo. Un año después Culpepper, su QB titular, y uno de los mejores de la NFL, se destrozó la rodilla e inmediatamente fue fichado Brad Childress como entrenador principal. El equipo pasó en muy poco tiempo de ser uno de los más espectaculares de la NFL con Dennis Green, a aburrir a las ovejas con Childress. Los aficionados siempre pensaron que Zygi Wilf había comprado la franquicia para llevársela a Los Ángeles. Incluso algunos afirmaban que habían visto al propietario celebrar en el palco las derrotas de su equipo. La masa social de los Vikings se unió más que nunca en torno a su equipo y Wilf, casi acorralado, comenzó a negociar con las autoridades de Minneapolis la construcción de un nuevo estadio que se inauguraría en 2012. El actual Metrodome es uno de los más antiguos de la NFL, está claramente obsoleto, y sus 64.000 localidades parecen pocas para un área metropolitana con más de tres millones de habitantes y pasión casi religiosa por el football. Últimamente han arreciado los rumores que sitúan a los Vikings en L.A. en 2013, pero tienen más pinta de rumores, aprovechados por ambas partes en las negociaciones por el nuevo estadio, que de previsiones con fundamento.

La muerte de Georgia Frontiere en enero de 2008 reabrió la posibilidad de que los Rams regresaran a Los Ángeles. Los hijos de Frontiere han heredado la propiedad del equipo y a pesar de que han afirmado una y otra vez que no tienen intención de mover a los Rams a L.A., parece que esta vez sí que se dan las circunstancias ideales para el traslado. Los Rams están en una grave crisis deportiva, su estadio, a pesar de no tener ni 15 años, parece necesitar remodelaciones urgentes y el público comienza a abandonarlos harto de fracasos.

También se habló bastante de los Bills ya que se encuentran en una zona con un mercado bastante reducido pero sus propietarios miran más hacia el norte y la NFL parece haber asignado al equipo de Buffalo la misión de expandir la NFL hacia Canadá, así que no parece que, al menos a corto plazo, haya intención de mover a los Bills hacia el sur.


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Incluso han vuelto los rumores sobre el posible traslado de los Raiders, pero me parecen más un nuevo órdago de Al Davis hacia las autoridades de Oakland que una intención seria. Aún así, en las encuestas que se hacen regularmente sobre el equipo que terminará en L.A. los de Oakland siempre terminan en segundo o tercer lugar junto a Rams y Jaguars.

Por último, se habla insistentemente del fracaso de la franquicia de Jacksonville. El estadio no se llena y la Super Bowl que se disputó en su estadio rozó el ridículo organizativo a pesar del gran esfuerzo de la ciudad para estar a la altura. A la NFL siempre le ha costado asumir sus fracasos así que está empeñada en darle oportunidades a los Jaguars. La intención de la liga es convertir a Jacksonville en el Green Bay del sur: Una ciudad pequeña que vive por y para su equipo. Ni las condiciones, ni la tradición, ni la afición son las mismas que en el reino de los Packers y me temo que el experimento fracasará en poco tiempo.

Termino dando mi pronóstico sobre lo que puede pasar. Creo que la NFL prepara una operación a tres bandas para llevar la liga a L.A. El primer movimiento será el traslado de los Rams a la ciudad californiana para, uno o dos años después, dar por concluido el experimento del norte de Florida y llevar a los Jaguars a St. Louis. L.A. recuperaría su franquicia de siempre y los de Missouri están ya acostumbrados a acoger franquicias itinerantes.


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No quiero ni pensar lo que puede ser la grada del Coliseum de Los Ángeles, actual casa de los Trojans, llena de aficionados y, sobre todo, aficionadas angelinas animando a su equipo ¡¡El paraíso!! Tal vez sólo en el Sun Life se pueda presenciar un paisaje más espectacular. Por ahora, las autoridades de L.A. ya han asignado 25 millones de dólares para el acondicionamiento del Coliseum. La NFL tiene previsto invertir otros 800 millones para convertir el estadio en el más espectacular de la National football League.

Siento la extensión de este artículo, pero era imposible contarlo en menos espacio.