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Tim Tebow ¿El primer QB gladiador?

Tim Tebow apareció en uno de los anuncios de la Super Bowl manifestándose en contra del aborto. En la sociedad del siglo XXI hay que ser un valiente para salir en el programa más visto de la historia de la televisión proclamándote provida.

El anuncio no sólo descubre las convicciones morales del mito de los Gators, también muestra una gran seguridad en si mismo y poco interés por el "qué dirán". Desde que fue el primer sophomore de la historia en ser elegido Heismann, se convirtió en una leyenda deportiva con menos de 20 años. Ahora es un mito en los Gators y su popularidad supera a la de muchas estrellas de la NFL. Tebow está acostumbrado a pisar fuerte en la vida, a embestir contra los problemas, a correr mucho y tan lejos como sea necesario, a pasar... bueno, sobre lo de pasar hablaremos más adelante.


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Antes de seguir escribiendo tengo que aclararos que tengo muchas reservas hacia los quarterbacks móviles. Me provocan cierta desconfianza, incluso recelo. Creo que en la NFL apareció un mito, en los años 90’, que se llamaba Steve Young, que corría de un lado a otro con una frialdad pasmosa, con una facilidad insultante, pero también con una inteligencia superior. Young corría pero teniendo siempre en cuenta que su misión última era lograr un pase letal. Por eso, hasta que cruzaba la línea de scrimmage, no paraba de buscar a sus receptores. Eso le convertía en aún más difícil de cubrir. Ir en su busca casi siempre abría el hueco minúsculo por el que él lanzaba un pase para touchdown. Young ha sido, sin ninguna duda, el mejor quarterback móvil de todos los tiempos.

Desde entonces ha habido algunos buenos quarterbacks móviles con esa misma actitud que primaba el pase por encima de cualquier otra acción. Mi querido Brunell fue uno de ellos, lástima que, en casi todos los casos, las lesiones terminaban por convertirlos en QBs mucho más estáticos.

Pero también en los 90’ cambió la actitud de las universidades respecto a la NFL. Hasta hace unos años el máximo objetivo era aportar el mayor número posible de jugadores elegidos en cada draft pero, a partir de un momento, los títulos universitarios aumentaron en protagonismo e importancia. A mí no me gusta demasiado el football universitario. Mientras que en la NFL casi todos los jugadores son potenciales aspirantes a la Pro Bowl, en la NCAA la mayoría de los equipos están formados por un grupo de tipos liderados por tres o cuatro estrellas que son los que, de verdad, ganan los partidos. Luego, cuando llegan al profesionalismo, todos descubren que ante corner backs rápidos de verdad, linebackers que no fallan los placajes o blitzs que te llegan antes de que hayas podido sujetar bien el balón, las cosas no son tan fáciles.

Pero volvamos al hilo de mi argumento. Cuando las Universidades empezaron a ambicionar títulos, cambiaron las prioridades y eso afectó, especialmente a la formación de los QBs. Moldear un quarterback exige mucha paciencia tanto en la universidad como en la NFL. Sin embargo, también se puede convertir el football americano en un partido de fútbol europeo. De esos en los que se le da el balón al jugón de turno para que se regatee a medio equipo contrario y marque. Y eso es lo que comenzó a pasar en la NCAA: se buscaba a un atleta, se le daba el balón y él se encargaba de casi todo.


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Con esa mentalidad comenzaron a llegar a la NFL QBs móviles. Atletas increíbles con muchas limitaciones como pasadores. Ese era, por ejemplo, el grave problema de McNabb, y el motivo por el que le he odiado tanto hasta hace uno o dos años: era un tipo al que nunca le interesó demasiado crecer como QB a pesar de jugar en una west coast offense y de tener un potencial increíble. En cuanto veía problemas en las rutas de pase arrancaba a correr y, al contrario de Steve Young, dejaba de contemplar la opción de pasar. Curiosamente, en los últimos años, cuando ha perdido facultades físicas, es cuando hemos descubierto que sí era capaz de leer defensas, asentar un juego de pase sostenido, y jugar para sus compañeros. Nunca perdonaré a McNabb que no llegara a convertirse en el nuevo Steve Young. Tenía todo lo necesario para serlo, pero era más fácil aprovecharse de sus condiciones físicas. El QB le debe a los Eagles dos o tres anillos, por lo menos.

Eso mismo le pasó a Vick. Era más parecido a un halfback que a un quarterback. Cogía el balón tras la línea de scrimmage y buscaba huecos para salir corriendo con la pelota. Lo de leer defensas o encontrar rutas de pase era otra historia. Eran jugadores que no habían sido formados, de verdad, como QBs e intentaban en la NFL jugar como lo habían hecho en la NCAA: cogiendo el balón, esquivando a todos sus rivales y anotando touchdowns. El problema es que en el mundo profesional eso no es tan sencillo.

Creo que Tim Tebow es una vuelta de tuerca más a esa búsqueda del atleta perfecto. Si primero se buscaron tipos ágiles capaces de pasar y correr, el QB de los Gators es una especie de fullback, o corredor norte-sur, o Jerome Bettis blanco, capaz de coger el balón y embestir por el medio de la línea arrastrando tras de sí a sus rivales como si estuviera en una bolera. Tebow es un gladiador, un tipo que arranca a correr, frena en seco cuando toda la defensa se ha cerrado para absorber el impacto, y lanza un pasecito por encima del muro que, al menos en la universidad, pilla a todo el mundo desprevenido. Tebow es capaz de jugar de halfback, de fullback, de tight end, de receptor abierto, de quarterback… pero nadie sabe si será capaz de ser dominante en la NFL en alguna de esas posiciones.


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Las mayores dudas sobre Tebow surgen cuando se analiza su juego como pasador. Es zurdo, como Steve Young, así que quien lo fiche tendrá que acostumbrar a su ataque a hacer todo al revés (tal vez sería una buena elección para los Cardinals, ya que Leinart también es zurdo y en el desierto tienen muy poca fe en el ex de los Troyans). Su porcentaje de completados es bueno, su brazo el cañón Berta, pero el número de intentos de pase y sus yardas totales no impresionan demasiado. Llaman mucho más la atención, por ejemplo, sus 910 yardas de carrera para 14 touchdowns de esta temporada.

Así que, si me preguntáis a mí, o diría que el QB que más me gusta en este draft es Sam Bradford, de los Sooners. Se está levantando mucho revuelo con Jimmy Clausen, el QB de Notre Dame, pero 17 intercepciones en 13 partidos, y su condición de Junior (le quedaría un año en la universidad) me hacen pensar que está aún demasiado tiernecito (CORRECCIÓN: Clausen ha terminado la temporada con 3.722 yardas totales, 68% de completados, 28 TD y 4 intercepciones. Las 17 intercepciones corresponden a la temporada 2008. Clausen, según la mayoría de los mock draft, podría ser elegido con el pick número 4 por los Redskins como primer QB. Bradford, dependiendo del mock draft que se mire, podría ser elegido por los Seahawks con el sexto pick o por los Jaguars con el décimo. Tebow, como bien apuntaba ixnay_on, aparece en rondas medias y, en muchos casos, como fullback).

Ya sabéis lo que pienso de Tebow. Tengo serias dudas de que sea capaz de convertirse en un gran pasador capaz de correr y creo que en la NFL no triunfan los grandes atletas capaces de hacer cualquier cosa. De lo que no cabe ninguna duda es de que Tebow es puro espectáculo dentro de un campo de football… y de que, salvo sorpresón, no será elegido en primera ronda del draft.

Y sí, me gustaría que Tim Tebow, el chico provida, fuera el nuevo Steve Young que la NFL lleva años buscando desesperadamente.