La NFL se ha metido en un lío
La nueva aplicación de la regla denominada ‘roughing the passer’ ha sido un dolor de cabeza para los entrenadores, aficionados y árbitros de la NFL durante toda la temporada. El objetivo era endurecer esta regla para defender a los QBs y evitar lesiones de los jugadores más populares de la NFL y creo que no se ha conseguido.
Uno de los éxitos del reglamento de la NFL es que deja a los árbitros muy poco margen a la interpretación. Los referees no deben pesar, sólo aplicar. El problema comienza cuando se ven obligados a interpretar la norma y eso es lo que ha sucedido este año. La nueva aplicación del ‘roughing the passer’ obliga a los jueces a decidir sobre la intencionalidad de la acción del defensa. Con esa capacidad de decisión comenzó el lío.
Como digo, los árbitros de la NFL no están acostumbrados, al contrario que los de soccer, a decidir sobre lo que han visto. En la NFL el error puede llegar por no ver la infracción, nunca por no considerar falta algo que sí lo ha sido, o viceversa. En realidad, todas las normas que han exigido algún grado de interpretación han resultado polémicas. Un ejemplo fue el endurecimiento de la interferencia en el pase tras los duelos Colts-Patriots de la primera mitad de esta década. Hasta que se ha unificado el criterio, hubo referees que castigaban casi cualquier contacto del cornerback. Los equipos llegaron a hacer informes sobre cómo aplicaba la regla cada equipo arbitral. Hubo QBs, como McNabb, que se especializaron en sacar penalizaciones en los momentos difíciles provocando situaciones con supuestas interferencias.
Volviendo a este año, los árbitros se encontraron con que, tras la llamada ‘regla Brady’, debían penalizar los golpes peligrosos y con la intención de lesionar. Como decía antes, en la NFL no está acostumbrados a valorar intencionalidades o peligrosidad, así que la mayoría de los cebras decidieron cortar por lo sano. Durante las primeras jornadas casi era penalizado cada golpe que recibía el QB, aunque sólo hiciera un instante que había soltado el balón, o incluso estuviera bloqueando una jugada de carrera. En algunos casos, incluso penalizaban a jugadores que habían conseguido un sack pero que no habían sido suficientemente cuidadosos a la hora de placar al pasador rival.
Las protestas crecieron y después del primer mes de competición casi desaparecieron las penalizaciones por golpear al QB. Supongo que circularía una misiva interna para frenar la sangría. Pero, como había sucedido tras el endurecimiento de la regla de la interferencia, cada equipo arbitral se quedó con una vara de medir distinta. La consecuencia ha sido que esa unidad de criterio que había hasta ahora a la hora de castigar los golpes tardíos, se ha convertido en un gallinero en el que cada uno decide lo que quiere.
Y aquí viene el problema. En lo que llevamos de playoff los dos equipos clasificados para la Super Bowl han vivido interpretaciones arbitrales radicalmente opuestas. Mientras que Manning ha sido un QB prácticamente intocable, los Saints le han pegado auténticas palizas tanto a Warner como a Favre con total impunidad.
Antes de empezar las postemporada escribí un artículo en el que afirmaba que los golpes de verdad llegaban en enero. En postemporada no hay miramientos y la deportividad pasa a segundo plano cuando lo importante es seguir en la carrera por el título. Tras eliminar a los Vikings, Sharper afirmó, en unas declaraciones a la prensa, que la defensa de los Saints salió al campo con el objetivo de que Favre sufriera. La frase de Sharper era bastante enigmática y abierta a interpretaciones, pero lo que casi todo el mundo dedujo fue que la defensa de los Saints tenía la orden de sacar del partido a Favre fuera como fuera. Yo pienso que también sucedió lo mismo una semana antes con Warner. Creo que Payton, que en mi opinión ha sido, junto a Rex Ryan, el mejor entrenador de la temporada, sabía que con las limitaciones de su defensa necesitaba sacar del partido a golpes, física o mentalmente, legal o ilegalmente, a los QBs de Arizona y Minnesota. También creo que fue una decisión correcta, como se ha demostrado. Por último, creo que Payton asumió que esa decisión le podía costar muchas yardas de penalización, pero que el beneficio final sería positivo. Por eso, seguramente, el head coach debe estar sorprendido de que esa agresividad le haya costado tan pocos castigos.
También creo que Payton va a intentar hacerle lo mismo a Peyton Manning en la Super Bowl. Y creo que es igual de legítimo, que el football es un deporte de hombres duros y que el que tenga miedo a la sangre o a las piernas rotas debe quedarse en su casa.
El problema es que, hagan lo que hagan, los árbitros de la Super Bowl van a ser criticados. Si los Saints golpean a Manning con la misma fiereza con que lo hicieron a Favre o Warner y no son penalizados, parte de la afición dirá que los jueces les favorecieron; si reciben una penalización tras cada golpe, la otra parte de la afición dirá que, una vez más, los cebras sobreprotegieron al QB de los Colts.
La experiencia dice que, cada vez que se toca una regla, los árbitros tardan bastante tiempo en unificar criterio. Creo que la ‘Brady rule’ fue un dolor de cabeza para todos a principio de temporada, no ha evitado que los QBs se lesionaran al mismo ritmo que todos los años, y puede provocar una polémica innecesaria en la Super Bowl.
Pero para terminar de liar el asunto, Mike Pereira, vicepresidente de los árbitros de la NFL, ya ha crucificado a Pete Morelli y al resto del equipo arbitral que dirigió el Saints-Vikings. En unas explosivas declaraciones a NFL.com afirmó que el golpe que os reproduzco en una foto de este artículo, en el que Bobby McCray golpeó por debajo y Remi Ayodele por arriba, en una jugada en la que Favre sufrió su primera intercepción, el árbitro debió penalizar a los Saints con 15 yardas, lo que hubiera significado un 1ª y 10 en la yarda 19 de los locales. Pero Pereira no se queda ahí, En la prórroga ve otros tres errores gravísimos y no entiende que Morelli no rectificara después de revisar las jugadas con el vídeo. Según el vicepresidente de los árbitros, la recepción en tercer down de Devery Henderson debió ser considerada un pase incompleto ya que el jugador se ayudó del suelo para sujetar el balón. En el cuarto down conseguido por Pierre Thomas, afirma que también es evidente, tras revisar el vídeo, que Chad Greenway golpeó el balón con el casco haciendo que Thomas perdiera la posesión. Cuando la recuperó, se encontraba detrás de la línea de scrimmage y, al ser una jugada nueva, no se tendría en cuenta el avance anterior por lo que los Vikings debieron conseguir la posesión del balón. Por último, Pereira afirmó que en la interferencia castigada a Ben Leber por impedir la captura del balón por parte de David Thomas, el balón no era atrapable por lo que no debió ser lanzado ningún pañuelo.
Que el vicepresidente de los árbitros haga unas declaraciones tan duras y explosivas no es habitual, hace pensar que el futuro de Pete Morelli como árbitro principal puede ser muy negro y ayuda a pronosticar que los árbitros de la Super Bowl no van a dejar que la defensa de los Saints de el más mínimo golpe a Manning.
Supongo que también sabréis que la NFL ha impuesto fuertes multas tanto a McCray (20.000 dólares), por dos golpes ilegales a Favre, como a otros dos jugadores de los Saints por distintos golpes a Favre. La multa, que en total asciende a 30.000 dólares, ha encendido los ánimos en Nueva Orleans e incluso hay colectas populares para conseguir el monto total.
La NFL, como casi siempre que alguien intenta arreglar algo que no está roto, se ha metido en un lío con su afán de proteger a los quarterbacks y en otro por dejar hablar a Pereira antes de la final. Esperemos que la Super Bowl no se resienta por ello.