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Adiós al reponedor de supermercado

Hace un año, en la semana previa a la Super Bowl entre Steelers y Cardinals, en as.com me pidieron que escribiera una serie de artículos hablando de los equipos participantes y de sus estrellas. Aún no existía este blog en el que poder explayarme, así que lo hice encantado. Uno de esos artículos estuvo dedicado a Kurt Warner. Hoy, cuando sólo hace unos minutos que ha anunciado su retirada, he preferido recuperarlo en vez de escribir otro. Tal vez muchos lo leísteis en su momento, pero me parecía tramposo escribir uno nuevo contando lo mismo, cuando ya plasmé en su momento lo que pensaba sobre él.


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La historia Warner será, sin ninguna duda, llevada al cine dentro de unos años. Si Charles Dickens viviera en nuestra época no dudaría en convertirle en protagonista de una de sus novelas. Nació el 22 de junio de 1971 en Burlington, Iowa. Su familia vivía en la indigencia y sólo gracias al fútbol americano fue capaz de salir adelante y estudiar en la Universidad de Northern Iowa. Pero como la vida nunca es fácil para los que vienen de lo profundo, no fue elegido en el draft y sólo consiguió ser admitido en el campo de entrenamiento de los Green Bay Packers del verano de 1994. Le despidieron antes de empezar la temporada. Mientras decidía sobre su futuro trabajó como reponedor en el supermercado Cedar Falls Hy-Vee en su Iowa natal. Lo último que pasaba por su cabeza era la posibilidad de ser, ni siquiera, suplente en un equipo de la NFL.

En 1995 fue contratado por los Iowa Barnstormers de la Arena Football League. Para entendernos, esa competición sería a la NFL lo que el fútbol sala a la Liga de fútbol. Ahí jugó hasta que en 1998 los St. Louis Rams se fijaron en él y lo enviaron a la NFL Europa, la liga en la que jugaban los Barcelona Dragons, para descubrir su potencial como jugador de fútbol americano. Warner consiguió en esa temporada el récord de touchdowns y de yardas de pase en la NFL Europa con los Amsterdam Admirals.

Los Rams no dudaron en contratarle, como quarterback suplente, para la temporada 1999, pero la suerte estaba de cara y no iba a parar. Trent Green se lesionó en pretemporada y Kurt empezó la competición como titular. Nadie daba un duro por su equipo, pero los Rams se convirtieron durante sea temporada en el mayor espectáculo ofensivo de la historia de la NFL. La revista Sports Illustrated le dedicó su portada del 18 de octubre. "Who is this guy?" titulaban. St Louis ganó la Super Bowl y Warner fue elegido MVP de la temporada y de la final.


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En 2000 y 2001 el festival Warner continuó. Los Rams seguían siendo ‘The Greatest Show on Turf’. Warner volvió a ser elegido MVP de la temporada en 2001 pero en la Super Bowl comenzó la leyenda de los Patriots. Belichick, Brady y compañía sorprendieron al mundo, ganaron la final y terminaron con la suerte de Warner.

Las lesiones se cebaron con el jugador que fue una sombra durante las dos siguientes temporadas. Los Rams terminaron por despedirle y en el mundillo de la NFL nadie pensaba que pudiera volver a jugar al máximo nivel. Los New York Giants le ficharon en 2004 con la idea de que formara a su quarterback de futuro, Eli Manning. Sólo sería el titular unos pocos partidos hasta que el novato estuviera listo. Warner nunca se quejó por la situación. Su mentalidad seguía siendo la del reponedor de supermercado. El éxito nunca se le subió a la cabeza y la vida le había preparado para no hundirse. Aceptó su papel y dio todo lo que tuvo para que Eli Manning llegar a ser un quarterback de referencia. Y lo logró ya que el pequeño de los Manning es hoy en día una de las estrellas de la NFL, ganó la Super Bowl de 2007 y fue elegido MVP del partido.

En 2005 llegó a Arizona. Su entrenador, Dennis Green, pensaba que era imposible que alguien con el talento de Warner estuviera acabado y le convirtió en titular desde el primer día. Pero las lesiones volvieron a cebarse con el jugador que no levantaba cabeza. Ya nadie lo dudaba; Warner no volvería a ser titular. Al año siguiente los Cardinals ficharon a Matt Leinart, un quarterback que había destrozado todos los récords universitarios y que parecía llegar a la NFL para ser una estrella desde el primer día. A Warner le pidieron que formara al novato y que se olvidara de la titularidad para siempre.


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Pero la temporada pasada llegó la resurrección. Mientras Leinart gastaba su talento en fiestas y galas de famosos, Warner seguía con su mentalidad de obrero. Lo daba todo en cada entrenamiento y luchaba por cambiar la mentalidad perdedora de sus compañeros. Su entrenador vio el panorama y decidió volver a confiar en él como titular.

Y lo que comenzó como un castigo a Leinart, culminó en la XLIII Super Bowl. Warner había recuperado el instinto asesino que convirtió a los Rams en el mejor equipo ofensivo de la NFL y los Cardinals se habían transformado en una franquicia temida al ritmo de sus pases imposibles, mientras el balón volaba por el cielo de Arizona. Además, consiguió que todos sus compañeros se sintieran ganadores. Así como un mozo de almacén de supermercado puede acabar en la cima de la NFL, los Arizona Cardinals, el peor equipo de la historia de la NFL, rozó con los dedos, de la mano de Warner, el título de mejores del mundo.

No lo duden, alguien hará una película sobre la historia de Kurt Warner y los Cardinals. En el Salón de la fama ya le están abriendo un hueco, el rincón del mozo de almacén.