La película Sherlock Holmes triunfa estos días en las pantallas españolas y en las de medio mundo (no se sabe si China la censurará también, como ha hecho con Avatar). Ofrece una imagen del detective británico nada clásica, alejada diametralmente del personaje creado por sir Arthur Conan Doyle en sus libros inmortales. Os recomiendo, sobre todo, Estudio en Escarlata, sobre Sherlock, y El Mundo Perdido, que inspiró a Steven Spielberg su Parque Jurásico, y que nada tiene que ver con el detective privado, pero que es una joya.
¿Y qué tiene que ver esto con el atletismo, me diréis?
Pues que el escritor, ante el drama del corredor de Capri, encabezó en la prensa londinense una campaña destinada a recaudar fondos para resarcir de su desgracia al pastelero, que esa era la profesión de Dorando. La reina Alejandra le regaló una copa de oro y se recaudaron miles de dólares para el italiano. Gracias a sir Arthur Conan Doyle, que ya era un mito literario desde muchos años antes. Y que escribió hermosas páginas en los periódicos de la época sobre la hazaña del corredor.