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El escorpión y la rana

Supongo que todos conocéis la vieja fábula. Un escorpión pidió a una rana que le cruzara al otro lado del arroyo bajo la promesa de que no le clavaría su aguijón. La rana cargó con él a la espalda y a mitad de camino sintió la picadura moral. “¿Por qué me atacaste? Ahora yo moriré envenenada y tú ahogado”. “No lo pude evitar. Es mi naturaleza” respondió el escorpión.

Este fin de semana hemos vivido varias versiones distintas del mito. Por ejemplo, los Chargers se dieron un picotazo en los mismísimos y el día después se está convirtiendo para ellos en el Armageddon del escozor. Medio equipo ya ha anunciado que cambiará de aires, Tomlinson tiene un pie fuera y Norv Turner tendrá que explicar muchas cosas a una afición que le está llamando de todo menos bonito. No os extrañe que le den la patada en unos días. Lo que es seguro es que los propietarios no le perdonarán un error más.


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Los Jets hicieron el salto de la oca ante los Bengals, el de la rana ante los Chargers y podrían dar el salto del ángel si ganan a los Colts. Perdón, pueden dar el Kerepakupai Meru, que Hugo Chávez le ha cambiado el nombre y no es plan cabrear al revolucionario. Rex Ryan se vistió de escorpión verde antes de comenzar la postemporada, todo el mundo pensó que era inofensivo, y se está hinchando a dar picotazos de veneno letal a diestro y siniestro.

Los Ravens fueron un escorpión sin patas. Todos pensábamos que Ray Lewis y el resto de la defensa tenían el aguijón más gordo y agresivo de los playoff pero para picar donde más duele hay que mantener el equilibrio. Flacco fue la pata que se partió e hizo perder pie a un equipo que se ahogó en el arroyo antes de poder picar.

Manning es una rana mutante con aguijón. Es capaz de atravesarse el arroyo cargando a la espalda a todo su equipo y envenenando con golpes certeros a todo aquel que quiere subirse a su chepa. Un año más, a la chita callando, el ser mitológico tiene un pie en la Super Bowl. El domingo veremos un duelo pintoresco: el entrenador venenoso vestido de escorpión verde frente a la rana con aguijón. Creo que para preparar el partido comeré el domingo unas ancas de rana y unos huevos estrellados.


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Los Saints fueron un escorpión que sabe nadar. Ejemplar raro descubierto hace pocas fechas en Madagascar y que hace temer que una plaga asole todo el medio-este africano. Porque algunos biólogos afirman que no sólo sabe nadar, sino que también vuela. Así que en N. Orleans vive un escorpión que vuela, nada y pica sin parar.

Y los Cardinals fueron, simplemente, un escorpión miope que se quiso subir a las espaldas de otro que sabe volar, nadar y picar pensando que era una rana. Así que al principio les ahogaron, luego les arrojaron al vacío y por fin les picaron hasta que Warner pidió que dejaran de pegarle.

Los Cowboys nos salieron rana. Los aficionados pensábamos que el Vikings-Cowboys sería un duelo de escorpiones. El ganador secuestraría a una familia de ranas y cruzaría el arroyo pasando de una a otra mientras asesinaba vilmente a todas. Pero todo fue mucho más sencillo. Los Vikings dieron tantos aguijonazos a los Cowboys que les inflamaron las pelotas. Eso provocó que el escorpión Dallas flotara, así que los de Favre y compañía se subieron a la chepa de Romo y su cuadrilla exigiendo que les atravesaran el arroyo y prometiendo que no les pegarían más. Cuando estaban llegando al otro lado de la orilla se liaron a mamporros en un cuarto y largo para un touchdown intrascendente. La defensa de Dallas, indignada, se acercó a Favre para pedir explicaciones y el viejo QB les miró con gesto de disculpa mientras decía: “No lo pude evitar. Es mi naturaleza”.


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Los que me leéis desde hace años sabéis que nunca he creído ni en el honor ni en el espíritu deportivo en las competiciones profesionales. Seguro que no fue un detalle bonito, pero también doy crédito a las afirmaciones del staff de los Vikings después del partido. Quisieron matar el encuentro cuando ya estaba decidido y varios jugadores de los Cowboys intentaron golpes feos, de los que duelen, durante los minutos de la basura. Eso provocó las iras en Minnesota y su picotazo final. Porque esa es la moraleja de la fábula: si eres una rana, un escorpión te lleva picando desde que entrasteis en el arroyo y no te hundes de lo que te han inflamado las pelotas… no cabrees a Favre.

SEGUNDA PARTE

En los comentarios a los artículos están saliendo temas muy interesantes y algunos pedís mi opinión. No me gusta entrar en vuestros debates, para dejaros libertad, y en unos días organizaremos un encuentro digital en el que podré responder a muchas de vuestras preguntas, pero ahora puntualizaré algunos temas:

1) Creo que los árbitros están sobre arbitrando en casi todos los partidos. Mi referencia a Ed Hochuli no fue banal. Tal vez fue el único partido, hasta ahora, en el que los árbitros no tuvieron excesivo protagonismo. Además, la epidemia de interferencias que estamos sufriendo beneficia a los grandes pasadores ya que son penalizaciones con muchas yardas en juego. A pesar de ello, creo que sólo en el Cardinals-Packers hubo decisiones arbitrales que pudieron influir en el resultado final.

2) Los Saints han ganado sin parar hasta el último mes, pero han intercalado victorias aplastantes frente a equipos poderosos con derrotas o victorias in extremis contra rivales débiles. Es lógico que sigan despertando dudas. También creo que Sean Peyton debió haber ganado el título a entrenador del año y que está preparando muy bien todos los partidos importantes. Cuando tienen el día inspirado en ataque no hay forma humana de pararles y la defensa contra los Cardinals fue espectacular y muy oportunista. Aún así, perdieron frente a Dallas, un equipo bastante parecido a Minnesota.

3) Los Vikings son el equipo que, en mi opinión, ha jugado un football más completo este año. Son poderosos en todas las líneas. Siento debilidad por Favre, pero también pienso que han sido el mejor conjunto, libra por libra, de la temporada. Son mis grandes favoritos al título. Aún así, perdieron frente a los Cardinals, un equipo bastante parecido a los Saints.


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4) Creo que los Colts de esta temporada son los peores de los últimos años. Sus argumentos, tanto ofensivos como defensivos, son los mismos de siempre pero no tienen ni mejores jugadores, ni mejor staff técnico que en las pasadas temporadas. Que estén en la final de conferencia dice mucho de lo buenísimo que es Manning y dice poco de una conferencia americana que este año no ha tenido equipos tan potentes como era habitual en la última década.

5) Los Jets tienen una grandiosa defensa y un espléndido juego de carrera, pero yo no creo que los títulos los ganen las defensas y los corredores. Salvo con los Ravens y tal vez los Bucs (que tenían un ataque muy poco espectacular pero dificilísimo de parar con su pase corto cuando ganaron a los Raiders) hay que remontarse a los Giants de la XXV Super Bowl para encontrar un ganador de la final sin un ataque aéreo dominante. Por eso nunca he creído esa frase bonita. Para ganar la Super Bowl hay que tener una defensa poderosa, un gran ataque terrestre, un juego de pase brillante y muy buenos equipos especiales. Año tras año conquistan el título los equipos más completos. Reducir la eficacia a defensa y carrera me parece ridículo. Es más, como ya he explicado en algún artículo anterior, los grandes ataques terrestres tienen muchos problemas para entrar en postemporada, y sino que se lo pregunten a Chris Johnson. La carrera no logra remontadas. Los Jets me parecen un equipo muy bien motivado por Rex Ryan, muy disciplinado, que sabe muy bien a lo que juega y no se equivoca si no se sale del guión. Su clasificación habla más mal de Bengals y Chargers que bien de ellos.