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Vikings, 34; Cowboys, 3

Romo se llevó el domingo la mayor paliza de su carrera. Posiblemente hubiera preferido subirse al ring con Tyson que enfrentarse a una línea de los Vikings que no le dio un respiro.

Como se esperaba, el Minnesota-Dallas fue un partido de los de antes. Los aficionados vivimos una batalla de trincheras que se decidió en la línea de scrimmage. Favre y Peterson sólo tuvieron que esperar para sacar petróleo después de que todo el resto del equipo hiciera el agujero. Los de Dallas comenzaron atacando con eficacia, pero cuando llegaban a la zona de anotación se encontraban con que la defensa rival se convertía en un muro. Los Vikings, como los equipos buenos de siempre, permitían avanzar hasta la yarda 30 pero a partir de ahí se anticipaban, una y otra vez, a los engaños de sus rivales. Romo no tenía tiempo para buscar a sus receptores antes de ser golpeado y el juego de carrera no era suficiente para llegar a la end zone. Suisham, que falló dos field goals, también contribuyó a que los de Minnesota vivieran casi todo el partido con la tranquilidad que da llevar más de una anotación de ventaja.


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Curiosamente, los Vikings no movían el balón en ataque, en los primeros drives, con la facilidad de Dallas, pero como ha sucedido durante toda la temporada, Favre explotó, con mucha habilidad, el miedo que tienen todos sus rivales a Peterson. La acumulación de hombres en la caja para evitar la carrera provocaba que la secundaria defendiera al hombre. Dos pases flotados a Sydney Rice (uno de 47 yardas en el primer cuarto y otro de 45 en el último) terminaron en touchdown mientras el jugador en cobertura miraba al cielo buscando el balón. Entre esas dos anotaciones Favre, en el segundo cuarto, ya había dejado otra joya marca de la casa: cuando, muy presionado, parecía luchar por su vida fue capaz de esquivar un sack seguro y encontrar a Rice libre de marca con un pase genial.

Cuando todo estaba sentenciado, Favre lanzó a Shiancoe un cuarto pase de touchdown que dejó un resultado final muy abultado. Más allá del trabajo del veterano QB, el partido lo ganó la línea defensiva de los Vikings que maltrató a Romo, provocó perdidas de balón y una intercepción y le dio al ataque muy buenas posiciones de campo y la tranquilidad de saber que jugaba con las espaldas cubiertas.

A pesar del resultado final, el duelo duro y físico entre los dos equipos más completos de esta temporada tal vez haya sido el partido más interesante, tácticamente, de los vistos hasta ahora en postemporada.