Patriots, 14; Ravens, 33.
A los 17 segundos de partido los Ravens ya habían anotado un touchdown, con un big play de Rice de 83 yardas, que fue una declaración de intenciones de lo que iban a hacer durante todo el encuentro: correr. Un minuto después, Brady ya había sufrido un fumble que también fue un adelanto de su triste papel. Sólo Edelman, el sustituto del lesionado Welter, estuvo a la altura en unos Patriots que no se parecieron en nada al equipo que ha dominado la NFL en la última década. Sin juego de carrera, ni ambición, fueron abucheados por sus aficionados durante todo el choque.
Ray Rice, con 159 yardas y dos touchdowns, y Willis McGahee, con 62 y un touchdown, se dieron un festín con la endeble defensa de los Patriots, mientras que Flacco podía haberse quedado en el vestuario porque los de Baltimore no precisaron de su juego para dominar el partido. En defensa, los Ravens, que ya ganaban 24-0 en el primer cuarto, solo necesitaban a sus tres jugadores de línea y a Ray Lewis para presionar a Brady, mientras el resto de los linebackers y la secundaria se permitía el lujo de tener controlados en doble cobertura a todos los receptores de New England y hacían imposible que los de Boston hicieran daño por el aire.
Brady, muy desdibujado, fue interceptado tres veces y sólo pareció mover bien el balón en un drive en no huddle al final del tercer cuarto que terminó en touchdown de Edelman. El joven receptor blanco ya había conseguido otro en el segundo cuarto, pero su buen juego no fue suficiente para evitar que el tornado de los Ravens se llevara por delante a los de Belichick. Ray Rice, al menos este domingo, dio la razón a los que piensan que puede ser el jugador ofensivo de esta postemporada.
Ahora, Ray Lewis y compañía se enfrentarán a Peyton Manning y sus Colts en Indianapolis y los Jets jugarán en San Diego el próximo fin de semana.