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El cerebro perfecto

Ayer os hablaba de mis favoritos al MVP. Hoy, ya que he cogido carrerilla, os hablaré del cerebro del año. Ese entrenador que, gracias a su trabajo, ha conseguido que su equipo esté muy por encima de las expectativas.

El premio, como ocurre con el MVP, lo entrega la Associated Press y los últimos ganadores fueron Mike Smith (Falcons) en 2008, Bill Belichick (Patriots) en 2007 y Sean Payton (Saints) en 2006.

Como ya dejé claro en el epílogo de mi columna de ayer, mi gran favorito es Josh McDaniels (Broncos) pero creo que también Marvin Lewis (Bengals), Jim Caldwell (Colts), Ken Whisenhunt (Cardinals), Mike McCarthy (Packers) y Sean Payton (Saints) han hecho méritos suficientes como para aspirar al galardón.


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Josh McDaniels (Broncos)

Pocas veces un entrenador ha sido criticado de forma más agresiva sin haberle dado tiempo, ni siquiera, a comenzar a dirigir a su equipo. El quinto entrenador principal más joven (32 años y 8 meses cuando se hizo cargo de los Broncos) en la historia de la NFL fue criticado, en mi opinión, sobre todo por su edad. Otra de sus lacras fue llegar de la factoría Belichick, por lo que arrastró el aura de impopularidad que persigue al entrenador de los Patriots.

McDaniels, un chaval, llegaba a un vestuario que estaba asilvestrado. Shanahan había perdido el control hacía tiempo y las grandes divas campaban a sus anchas. Creo que tuvo claro, desde el primer momento, que su primer objetivo era hacerse con el control del vestidor y que la mejor manera era poner en su sitio a su gran líder: Jay Cutler. El QB le aceptó el órdago y, cuando vio que no tenía más remedio que recular, decidió cambiar de aires. El siguiente en revelarse fue Brandon Marshall, que no se integró de verdad al equipo hasta después de comenzada la temporada. Entre medias, Kyle Orton llegaba como QB titular en un trueque con los Bears que todos los especialistas veían como el atraco del siglo por parte de Chicago. Muy pocos analistas pensaban que los Broncos pudieran ganar más de tres o cuatro partidos esta temporada.

Pero a McDaniels no sólo le dio tiempo a capear el temporal durante toda la pretemporada (lo cual ya de por si parecía un trabajo titánico) sino que trabajaba sin descanso en la remodelación de un conjunto hasta sus cimientos. La base es muy similar a la de la temporada pasada. Por eso tiene más mérito que haya convertido a la cuarta peor defensa de la temporada 2008 en la cuarta mejor de 2009. Lo que es más importante, después de un bache tremendo de cuatro derrotas consecutivas, en el que el equipo mostró todas sus carencias, ha sabido reaccionar con rapidez, corregir los problemas, y salir fortalecido. No sólo hizo un gran trabajo en pretemporada, sino que McDaniels ha demostrado tener unos grandes reflejos y habilidad para encontrar soluciones sobre la marcha.

A todo esto hay que añadirle que se ha ganado el respeto de todo el vestuario. Es significativo el cambio de actitud de Marshall, que ha pasado de renegar de él a inundarle de abrazos prácticamente en todos los partidos. Es un gran motivador, sabe sacar lo mejor de cada jugador y, ahora, tanto la organización de Denver, como el público y los jugadores matarían por él. Lo mejor de todo es que aún está formándose como head coach.

De su trabajo con el ataque no es necesario que os diga nada, ya he hablado de Orton lo suficiente. Cuatro meses después muy pocos siguen pensando que los Broncos se estrellarán con él. Y cuidado, en postemporada pueden llegar bastante lejos. Ya han ganado a los Chargers y los Colts necesitaron al mejor Manning para conservar una renta de 21 puntos.


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Marvin Lewis (Bengals)

Los Bengals se han metamorfoseado de un año para otro. En 2008 tenían el peor ataque de la NFL y su defensa se movía en la mediocridad, sin ser capaz de cargar con el peso del juego. Este año, tras el retorno de Palmer, la llegada de Cedric Benson, y la vuelta a la realidad de Ochocinco, el equipo ha recuperado la agresividad ofensiva. Pero lo más llamativo del trabajo de Lewis es el salto de calidad de su defensa. Ahora es la quinta mejor de la NFL y tiene la misma agresividad de Pittsburgh y Baltimore, sus grandes rivales divisionales. Los Bengals, un equipo que tradicionalmente basaba su juego en la fortaleza del ataque, se han metamorfoseado para asemejarse a los más duros de entre los duros. Pero lo mejor es que su ofensiva ha recuperado la brillantez aérea del mejor Palmer y la fortaleza terrestre de los tiempos de Dillon. Marvin Lewis, después de años de críticas que le colocaban, a principio de temporada, entre los entrenadores con la silla caliente, ha encontrado el carril correcto: Estos Bengals los tienen todo para ser un equipo dominante en los próximos años.


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Jim Caldwell (Colts)

Os confieso que he dudado bastante si Caldwell debería estar en esta lista. Los Colts de este año se parecen demasiado a los de la temporada pasada. No hay ningún aspecto en el que hayan mejorado sensiblemente, o en el que se note la mano del técnico. Eso, si tenemos en cuenta que Caldwell es novato, puede ser una virtud: no toques algo que ya funciona, pero, como la mayoría, pienso que el auténtico sheriff de los Colts es Manning y que, salgo locura general en la franquicia, da lo mismo quién les entrene mientras el QB siga en el equipo. Aún así, si termina la temporada sin derrotas se merece estar en esta lista.


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Ken Whisenhunt (Cardinals)

Creo que el trabajo de Whisenhunt desde que llegó a Arizona no ha sido suficientemente valorado, a pesar de que el equipo estuvo a un suspiro de ganar la Super Bowl. La memoria en el deporte es muy corta, pero los Cardinals habían sido, durante décadas, el ‘camarote de los Hermanos Marx’ convertido en equipo de football americano. Ningún entrenador conseguía insuflar en la franquicia la más mínima pizca de espíritu competitivo. Semana tras semana los Cardinals salían al campo a lanzarse unas pelotas y tocarse las ídem. Whisenhunt llegó desde Pittsburgh con la mentalidad de los Steelers y fue capaz de conjugar el espíritu libre del desierto con la fortaleza mental del acero. El primer año firmó un 8-8 y en 2008, 9-7 y a la Super Bowl.

¿Y qué es lo nuevo este año? Hay dos aspectos que convierten a los Cardinals en un equipo mucho mejor. La primera es la mejora en el juego de carrera. El peor ataque terrestre de 2008 ahora tiene peligro y es capaz de sostener drives largos consumiendo el reloj. Eso ha obligado a cerrarse a las defensas contrarias y ha dado mejores oportunidades a Warner, que en muchos partidos ha acumulado grandes porcentajes de completados. La segunda es la impresionante mejora de la defensa. Sigue permitiendo bastantes yardas, pero es muy efectiva a la hora de evitar anotaciones. Es la 25ª en yardas permitidas, pero la 13ª en puntos por partido. Defensas muy valoradas como la de Ealges, Saints, Dolphins... están por debajo de ella en este aspecto. Packers o Vikings sólo permiten un punto menos por partido… Os recuerdo que la celebrada defensa de los Ravens que ganó la Super Bowl no era, ni mucho menos, la mejor en yardas permitidas. Lo complicado era ganarles terreno al llegar a la yarda 40. Esa es la filosofía de la nueva defensa de Arizona.

Ese cambio de mentalidad, que le ha dado la vuelta a la franquicia como a un calcetín, es la gran obra de Whisenhunt. Ya sólo le queda demostrar que puede mantener a los Cardinals en la cima cuando se retire Kurt Warner.


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Mike McCarthy (Packers)

Otro entrenador que ha metido las manos en el fango y ha sabido sacar petróleo. La temporada comenzó con un cambio profundo en la defensa, que cambiaría su tradicional 4-3 a una 3-4. La mayoría de los analistas pensaban que los Packers no tenían los jugadores necesarios para poder jugar una 3-4, que McCarthy se metía en un auténtico jardín y que, en el mejor de los casos, perdería toda la temporada en el esfuerzo de la transición. Trece partidos después la defensa de los Packers está entre las más imprevisible de la NFL y es la segunda en el ranking de yardas permitidas. También está la segunda contra la carrera y la tercera contra el pase. El otro aspecto que sorprende de la temporada de McCarthy es la capacidad para solucionar los problemas que han ido surgiendo. La inconsistente línea de ataque de principio de temporada ha ganado fortaleza en los últimos partidos. Lo mismo ha sucedido con el juego terrestre, o con las soluciones para cubrir las numerosas e importantes bajas por lesión. McCarthy parece McGiver, tiene la solución para todos los problemas. También es verdad que el trabajo de Aaron Rodgers ayuda. Tal vez debí incluir al QB como el sexto hombre entre los aspirantes al MVP.


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Sean Payton (Saints)

Payton, que ya ganó este galardón hace tres años, ha hecho una reconstrucción progresiva en los Saints desde que llegó en enero de 2006. Con él de la mano apareció Drew Brees que es la piedra angular de su proyecto. Antes de seguir, tengo que darle la razón a MIGUEL en su comentario sobre los aspirantes al MVP. Bress, salvo en las yardas totales, que aunque no lleguen al récord de Marino van a terminar siendo estratosférticas, está en todas las estadísticas igual o mejor que el año pasado. Eso no significa que cambie mi opinión en el fondo del artículo: los Saints de este año son perfectos, hasta el momento, porque todo lo que gira alrededor de Brees ha mejorado significativamente. Eso no significa que el QB no se merezca el MVP, que posiblemente ya se mereció en temporadas anteriores. Yo, de hecho, le he puesto en mi lista de favoritos, aunque no el primero, y el de los Saints sí está el primero en la apuestas de varias de las casas más importantes. Lo siento, no puedo contentaros a todos.

Volviendo a Payton, ha conseguido, por fin, que su defensa gane partidos. Sus números no son espectacularmente mejores que la temporada pasada, pero su eficacia sí que ha mejorado significativamente. Ahora es capaz de conseguir grandes jugadas con asiduidad, puede ganar partidos y los rivales la temen. Otro factor decisivo es la capacidad de ganar duelos cerrados. En eso se parecen a los Patriots de los mejores tiempos. Los Saints son capaces de arrollar a sus rivales, pero también saben controlar los partidos cerrados y, tanto el ataque como la defensa, han madurado para no fallar en los momentos decisivos. La forma de ganar de los Saints, que parece debilidad, es una gran gimnasia de cara a los partidos a cara de perro de postemporada. Payton es un tipo serio y discreto, pero también uno de los grandes genios de la NFL moderna.

Perdón por la longitud del artículo. Me ha sido imposible sintetizar más sin que perdiera demasiado contenido.