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Nadal ya afronta su último reto del año: la final de la Davis

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Tomás de Cos

Nadal debe recuperar sus sensaciones habituales. España necesita de sus dos puntos para sumar los tres que otorgarían a nuestro tenis su cuarta ensaladera en la última década. El viaje a Londres ha resultado muy negativo. Tres derrotas, seis sets encajados en contra y ninguno a favor. Y un juego sin el mordiente de su mejor versión. El manacorí contaba con el hándicap del servicio, pero tampoco ha conseguido mantener el pulso en los intercambios, ahí donde radica su fortaleza.

Ha jugado con demasiadas bolas cortas, demasiado efecto liftado, concediendo demasiada iniciativa a sus rivales. Demasiadas dudas, que se han tornado en una preocupante imagen de impotencia, de incredulidad. Más de setenta golpes ganadores encajados y tan sólo cuarenta y dos anotados en duelos directos con los mejores tenistas del mundo. Un varapalo terrible que sin embargo no conviene exagerar. Ni en 2008 el balear había jubilado a Federer, ni en 2009 está acabado. Hablamos de un deporte.

Recién llegados a Barcelona, Nadal y Verdasco, que ha dejado una imagen más que buena en su debut en la competición de maestros, se recuperan de sus molestias físicas junto al equipo médico y los fisioterapeutas de la Selección. El madrileño llegó cojeando y tocado del psoas. Es seria duda para el individual del viernes y quién sabe si también en el dobles. Rafa probablemente pueda comenzar a entrenarse con normalidad hoy y no descarto que también tenga que participar en el dobles si Fernando no llega.

Sin embargo no todas las noticias son malas. Es conocida la facilidad de Nadal para adaptarse de unas superficies a otras, en especial si supone la vuelta a la tierra batida. Además, no ha tenido un gran desgaste físico –es más preocupante el aspecto mental- y está en proceso de aceleración, tras el obligado parón veraniego por de sus molestias físicas y sus asuntos personales. No es posible juzgar su papel en el ATP Finals sin tener en cuenta que, pese a que parecía más flojo, en su grupo estaban encuadrados algunos de los tenistas en mejor forma (Djokovic y Davydenko) en este final de temporada, y que la competición no ofrece un partido asequible para nadie.

El rival es de aúpa pero el banquillo español es de garantías. Ferrer, e incluso Ferrero, pueden relevar a Verdasco en los individuales si éste no llega a tiempo. Nadal, que es consciente de lo que debe mejorar, va a estar mimado y respaldado por su habitual equipo y por todos sus compañeros. En el Palau su ultraliftada derecha pesará más, subirá más y recuperará su poder destructor; tendrá más tiempo para preparar los golpes, armar la jugada, atacar la pelota y aplicar su esquema. Y con ello volverá a sentirse ganador. Dada su adaptabilidad, bastarán unas horas de intenso peloteo. Al tiempo.